Cada año y en
distintas partes del mundo se levantan miles de voces proclamando el derecho a
una paz verdadera de los pueblos, cuyo desfrute pleno pasa por una definitiva
eliminación de las bases militares extranjeras.
Esta vez
se alzarán las voces de un centenar de delegados en el III Seminario
Internacional por la Paz y la Abolición de las Bases Militares Extranjeras, a
celebrarse del 18 al 20 de noviembre en la provincia de Guantánamo, Cuba,
territorio donde se asienta la ilegal Base Naval yanqui del mismo nombre,
convertida, además, en cárcel –digo, infierno- para prisioneros de la política
antiterrorista de los Estados Unidos.
Han sido
muchas las demandas de que se proceda al cierre de la cárcel en la ilegal Base
de Guantánamo, por las condiciones en que se han mantenido y el tratamiento
integral aplicado a las personas recluidas en dicha improvisada cárcel, donde
han sido torturadas tanto física como mentalmente. También se ha pedido a
Estados Unidos el cierre de sus prisiones secretas en el mundo.
Por eso
hoy surgen algunas preguntas que sirven para remarcar el carácter de esa
instalación militar de Estados Unidos en Cuba: ¿Base Naval legítima o ilegal?
¿Cárcel de nuevo tipo para violar los derechos humanos y las normas carcelarias
más elementales? ¿Prisión para desconocer tratados y leyes nacionales e
internacionales? ¿Antro de terror para enjaular como bestias a reales o
presuntos terroristas? ¿Campo de concentración y ensayo institucional para el
imperial siglo XXI norteamericano? ¿Centro experimental de ignominia desde
puntos de vista militar, jurídico, político, ético, médico, humano, y en otras
esferas, para practicar el ostracismo, la tortura y la muerte de personas
declaradas, con prueba o no, como enemigos? ¿Limbo jurídico internacional,
donde el derecho penal civil y militar es letra muerta, donde el derecho
humanitario es desconocido e inaplicable, donde los reos sospechosos deben
abandonar toda esperanza a la protección, a la defensa, y, lo que es
humanamente más importante, el derecho a la visita normal de sus familiares?
¿Cuántas
preguntas generales y específicas caben hacerse a la luz de lo que ha
acontecido allí desde la creación de esta cárcel, de lo que han sufrido
personas de carne y hueso, de lo que han contado y denunciado personas
inocentes liberadas, de los tratamientos, métodos y medidas punitivas aplicadas
en forma personal o colectiva, de las consecuencias reversibles o irreversibles
que ha tenido la prisión en tales condiciones en este sitio para quienes
tuvieron las desgracia de vivir esas experiencias terribles y terroríficas?
La Base
Naval de Guantánamo tiene una historia triste e indignante para el pueblo
cubano, y es reflejo de la perfidia y prepotencia de la política de Estados
Unidos con respecto a Cuba.
Esta Base
Naval es un producto de la ilegítima Enmienda Platt, aprobada por el Congreso
de Estados Unidos el 2 de marzo de 1901, e impuesta a la fuerza a los
constituyentes cubanos, quienes la aprobaron con verdadera angustia en el alma
el 12 de junio de 1901. Sancionaron con ello la más oprobiosa forma de
dominación de una nación, apelando mentirosamente a los supuestos fines
altruistas de la gran potencia sobre la garantía de la independencia del país
que había peleado por ella durante más de treinta años y aspiraba legítimamente
a conquistarla al fin sin cortapisas.
Uno de
los aspectos contenido en dicha Enmienda a la Constitución cubana especificaba:
“A fin de que el gobierno de los Estados Unidos pueda mantener la independencia
de Cuba y proteger a sus habitantes así como atender a las necesidades de su
propia defensa, el gobierno de Cuba venderá o arrendará a los Estados Unidos
tierras para el establecimientos de puertos proveedores de carbón de bases
navales, tierras que determinarán de común acuerdo los dos gobiernos”.
Lo
realmente alcanzado por Estados Unidos con esta Enmienda quedó palmariamente
recogido en carta fechada el 25 de octubre de 1901, por el General Leonardo
Wood, gobernador norteamericano en Cuba:
“Con el
control que ejercemos sobre Cuba por medio de la Enmienda Platt , control éste
que indudablemente pronto habrá de convertirse en posesión (…)”.
“(…) Y la
isla, bajo el ímpetu de una energía y un capital nuevos, no sólo se desarrolle,
sino que se americanice gradualmente, y en su oportunidad lleguemos a contar
con una de las más ricas y apetecibles posesiones del mundo”.
Leonardo
Wood también declaró “… la misión norteamericana en Cuba era edificar una
república anglosajona, en un país latino” (…), “establecer en poco más de tres
años, en una colonia militar latina, una república calcada exactamente de
nuestra gran república”.
Razón
tenía Carlos Manuel de Céspedes, el Padre de la Patria y Primer Presidente de
la República de Cuba en Armas, cuando afirmó “… por lo que respecta a los
Estados Unidos tal vez estaré equivocado; pero en mi concepto su gobierno a lo
que aspira es apoderarse de Cuba sin complicaciones peligrosa para su nación
(…); este es el secreto de su política.”
De
acuerdo con la Enmienda Platt impuesta en febrero de 1903, los presidentes de
Cuba y Estados Unidos suscribieron el acto por el cual Cuba arrendó a los
Estados Unidos: “Por el tiempo que las necesitasen y para el objeto de
establecer en ellas carboneras navales, las extensiones de tierras y aguas
ubicadas en Guantánamo (…).”
Quedó
conculcado, con esta firma, lo que hoy persiste después de más de un siglo: la
presencia humillante e indignante de la Base Naval de Guantánamo a pesar de la
denuncia del gobierno revolucionario y del pueblo de Cuba para terminar con la
ocupación ilegítima de ese pedazo del territorio nacional y recuperar con ello
la plena soberanía sobre todo el territorio nacional.
La Base
Naval de Guantánamo carece del valor militar estratégico que poseyó en el
pasado, teniendo en cuenta el sistema de bases militares que Estados Unidos
posee en todas partes del mundo. Al convertirla en cárcel y centro de
concentración para torturas y asesinatos de seres humanos perteneciente a
distintas nacionalidades, manteniéndolos en prisión a miles de kilómetros de
sus países de orígenes y de los lugares donde fueron hechos prisioneros, al
mantener a los prisioneros durante años sin un juicio ni la posibilidades de un
juicio y trato justos según establece el derecho norteamericano, el derecho
internacional y el derecho internacional humanitario, esta base naval se
convierte en un antro, en una ergástula que concita la condena de toda la humanidad.
Por estas razones, a la campaña internacional por el cierre de la cárcel
oprobiosa en que la ha convertido el gobierno de los Estados Unidos, violando
los fines del arrendamiento en territorio cubano, debe clamarse también por el
cierre definitivo de la Base Naval y por su devolución al pueblo y gobierno
cubanos, que desde 1959 ha venido exigiendo, con paciencia y firmeza la
recuperación pacífica de este pedazo de tierra conculcado, hace ya más de un
siglo. Esta reclamación fue uno de los contenidos de la exigencia de los
llamados cinco puntos del gobierno revolucionario de Cuba durante la Crisis de
octubre de 1962.
Estados
Unidos ha utilizado y permitido, en los años de revolución, el uso de la Base
Naval de Guantánamo para agresiones diversas al país: han torturado y dado
muerte a trabajadores cubanos; han dado muerte a soldados del ejército rebelde;
soldados yanquis han incursionado en territorio fuera de la base y han sido
detenidos en territorio cubano; han permitido violaciones del espacio aéreo
cubano o agresiones diversas por aviones que han despegado de la Base Naval ;
han elaborado planes de auto agresión; buques de guerra de la base han agredido
a embarcaciones cubanas; han efectuados provocaciones diversas a las tropas
guardafronteras cubanas; han permitido que contrarrevolucionarios cubanos tomen
la Base Naval como sitio de salida para incursiones en el territorio nacional;
han dado refugio a criminales fugitivos, han alentado y permitido el refugio en
la base, durante la crisis de los balseros, a la emigración ilegal; han
utilizado la base como campo de concentración de emigrados ilegales haitianos y
cubanos.
En los
años reciente ha existido un clima de tranquilidad en los límites territoriales
en la base. No obstante, la utilización de la Base Naval como cárcel de
prisioneros capturados a miles de kilómetros de su tierra de origen; el
confinamiento y traslado a esta base específica cuando Estados Unidos tiene
decenas y decenas en otros sitios geográficos relativamente cercanos, incluyendo
las existentes en su propio territorio; las arbitrarias e ilegales prácticas en
contra de los detenidos, incluyendo el desamparo legal y la negativa a los
recursos legales del sistema judicial norteamericano y del internacional, hace
condenable la actitud del gobierno norteamericano y concita la repulsa de toda
la comunidad internacional.
Jonathan M.
Hansen, profesor de estudios sociales en Harvard, publicó el 11 de enero de
2012 en el The New York Times el artículo titulado “Devolver Guantánamo a Cuba”
(Give Guantanamo Back to Cuba) en el que planteaba: “En los 10 años
transcurridos desde que el campo de detención de Guantánamo se abrió al debate
angustioso de si se cierra la instalación o se mantiene de forma permanente, se
ha ocultado un fracaso más profundo que se remonta a más de un siglo e implica
a todos los estadounidenses, y tiene que ver con nuestra continua ocupación del
propio territorio de Guantánamo. Ya es hora de devolver este enclave
imperialista a Cuba”.
“Si el
presidente Obama reconoce esta historia y pone en marcha el proceso de
devolución de Guantánamo a Cuba, podría comenzar a reparar los errores de los
últimos 10 años que pesan sobre nosotros, por no hablar de cumplir con una
promesa de campaña electoral. (Dada la intransigencia del Congreso, no hay
mejor manera de cerrar el campo de detención que entregar ese territorio con la
base naval incluida.) Rectificaría un agravio secular y sentaría las bases para
nuevas relaciones con Cuba y con otros países en el hemisferio occidental y en
todo el mundo. Por último, se enviaría un mensaje inequívoco de que la
integridad, auto-control y transparencia no son una prueba de debilidad, sino
los atributos indispensables de liderazgo en un mundo siempre cambiante.
Seguramente
no hay manera más apropiada de observar este sombrío aniversario de hoy, que
defender los principios que Guantánamo socavó hace más de un siglo”.
Cesen
pues las cárceles en la Base Naval de Guantánamo. Cese la presencia de la Base
Naval en territorio cubano y procédase a restituir a Cuba ese pedazo de tierra
ilegítimamente usurpado hasta el día de hoy.
Y
elimínense todas las bases militares extranjeras. La abolición de las mismas
hará más seguro al mundo y constituirá un premio y una garantía para la paz de
los pueblos.
Por Wilkie
Delgado Correa
Nicaragüa Socialista
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