El traidor Leasmy Salazar, cercano a la seguridad de Chávez. |
El pasado
martes, Diosdado Cabello ofreció declaraciones con respecto a la
verdadera identidad de Leamsy Salazar y su vinculación con el gabinete
ejecutivo del presidente Chávez. No niego que estas declaraciones avivaron nuevamente mis recelos sobre la participación de la CIA en el asesinato de Chávez.
Como Salazar, muchos fueron los sujetos cercanos al Comandante Presidente que posteriormente traicionaron los ideales de la Revolución Bolivariana, lo que sugiere la existencia de serias brechas de seguridad a su alrededor y la posibilidad, cada vez mas certera, de que fuera asesinado mediante la inducción de cáncer.
El 29 de diciembre de
2011 publiqué un artículo titulado "Cáncer inducido, ¿un arma de la CIA?", en donde daba la razón a la denuncia de Chávez en ese entonces sobre la posibilidad de que la Agencia estuviera atentando contra la vida de varios mandatarios de la región. Posteriormente, el desaparecido programa Reverso me entrevistaría para un documental que debe ser estudiado, cada vez que sea posible, por todos.
Cuando se cumplen 23 meses de la muerte de Chávez, pongo a disposición de mis lectores este artículo, el cual nunca perderá su vigencia como una contundente denuncia. Además agrego el documental de Reverso para ahondar en esta hipótesis cada vez más confirmada.
Cáncer inducido, ¿un arma de la CIA?
Las operaciones
secretas de la CIA mantienen una dirección permanente e invariable, orientadas
lo mismo contra personalidades políticas específicas que desafían el
hegemonismo imperial norteamericano, a los que se trata de eliminar
físicamente, así como contra naciones enteras que sufren las criminales
consecuencias de guerras prefabricadas, agresiones biológicas, campañas
sostenidas de ataques mediáticos, amenazas, invasiones y el aislamiento total
mediante bloqueos y embargos injustificados. Este criminal accionar de la
CIA fue puesto al descubierto por la Asociación para el Disenso Responsable, la
que estimó que, ya en 1987, seis millones de personas habían sido
asesinadas como resultado de las operaciones encubiertas de la CIA. Hoy, al
culminar el 2011, esa cifra ha crecido enormemente.
El presidente Hugo
Chávez destapó ayer la Caja de Pandora al exponer su sospecha sobre el inusual
padecimiento de cáncer por parte de varios mandatarios y personalidades
progresistas latinoamericanos en los últimos meses, entre los que se destacan
su propia persona, la presidenta argentina Cristina Fernández, el mandatario
paraguayo Fernando Lugo, la presidenta brasileña Dilma Rousseff, el ex
presidente brasileño Luiz Inácio Lula da Silva, entre otros.
"Es muy
difícil explicar a estas alturas ya con la ley de las probabilidades, por
ejemplo, lo que nos ha estado aconteciendo a algunos de nosotros (líderes) en
América Latina",
dijo Chávez, apuntando sus sospechas hacia Washington y, particularmente, a la
CIA.
Chávez reconoció
las sospechas de Fidel sobre este inusual fenómeno, las que no dejan de carecer
de lógica, sobre todo si parten de quien ha sido objetivo de más de 600 planes
de atentado, incluso intentado usar armas biológicas y venenos, durante uno de
sus encuentros con él, cuando el Comandante le manifestó con suspicacia: “Chávez,
ten cuidado... mira, cuidado esta gente ha desarrollado tecnologías... cuidado
con lo que te dan de comer. Cuidado con una pequeña aguja y te inyectan no se
qué”.
Por supuesto, ni
Fidel ni Chávez se equivocan si se tienen en cuenta algunos elementos y
antecedentes esenciales para fundamentar tal acusación, involucrando en la
tangible amenaza a la CIA y a las autoridades norteamericanas.
Varios laboratorios
de la CIA y del Departamento de Defensa de los Estados Unidos dedican desde
hace décadas cuantiosos recursos al bioterrorismo y, particularmente, en la
búsqueda de inoculación de enfermedades como el cáncer, así como otros tipos de
virus o bacterias, capaces de infligir daño masivo sobre personas específicas,
fuerzas militares y ciudadanos comunes, violando las prohibiciones establecidas
por las Naciones Unidas. La guerra biológica o bacteriológica, concebida como
un arma de alta efectividad, se implementa mediante el diseño de bombas y otros
tipos de agentes de esparcimiento de las enfermedades. De esos laboratorios han
salido el napalm, el agente naranja, la cepa del ántrax, la gripe AH1N1, la
gripe porcina, así como otros virus letales como el VIH y el ébola.
En el caso
particular del cáncer se conoce que, desde 1975, se ha empleado el Fuerte
Detrick como instalación donde radica una sección especial dentro del
Departamento Virus del Centro para la Investigación de Guerra Biológica,
conocida como “Instalaciones Fredrick para la Investigación del Cáncer",
bajo supervisión del Departamento de Defensa, de la CIA y del Instituto
Nacional del Cáncer. Las investigaciones ultra secretas están encaminadas a
desarrollar un programa especial de virus del cáncer, sumamente agresivo y
letal, para el que existe inmunidad y fue identificado como Virus Humano de la
célula T de Leucemia (HTLV). La insistencia de estos laboratorios de lograr los
mecanismos para elaborar artificialmente células malignas o cancerígenas,
sumamente invasivas y capaces de propagarse en el organismo desarrollando una
metástasis incontenible, se ha mantenido a lo largo de más de cuatro décadas.
De acuerdo con estos proyectos, las enfermedades cancerígenas serían capaces de
inhibir cualquier defensa ante su ataque al organismo humano, diseminándose a
través de la sangre o de la linfa, luego de ser inoculadas en el mismo mediante
diversas vías.
La alteración del
material genético de las células humanas que provoca el cáncer por vía
artificial en estos laboratorios, son la premisa básica de esta arma
desarrollada con la venía del gobierno norteamericano. Para ello se elaboran
células madres o stem cells, mediante mutaciones monitoreadas y preconcebidas,
convirtiéndolas en un fenotipo maligno más heterogéneo de rápido desarrollo.
Otro elemento sobre
el desarrollo de la guerra biológica por parte del gobierno norteamericano,
particularmente relacionado con el cáncer, lo es el testimonio grabado del Dr.
Maurice Hilleman, prestigioso investigador en vacunas de los Laboratorios
Merck, donde admite que sus laboratorios produjeron vacunas contaminadas con
leucemia y virus de cáncer en la década de los setenta, las que fueron
administradas deliberadamente a ciudadanos soviéticos. Este hecho macabro salió
a la luz gracias al Dr. Len Horowitz, investigador de la guerra biológica de la
CIA, quien lo plasmó en su documental In Lies We Trust: The CIA, Hollywood,
and Bioterrorism, estrenado el año 2007.
La CIA ha
perfeccionado sus métodos para asesinar, particularmente induciendo el cáncer
en determinadas personas. Ha dejado atrás, por citar un ejemplo, el método
empleado contra Jack Leon Ruby, mafioso que asesinó al presunto homicida del
presidente John F. Kennedy, y quien muriera en prisión, supuestamente por un
cáncer, el 3 de enero de 1967. En realidad, Ruby murió a causa de una
intoxicación con Talio, la que le produjo un deterioro acelerado de su salud y
su muerte en poco tiempo. Los síntomas que presentó luego de ingerir el Talio,
arma química letal, soluble en agua, incoloro y prácticamente inodoro e
insípido, capaz de ser colocado en los alimentos de la víctima sin ser
detectado, fueron similares a una reacción invasiva de células cancerosas:
fiebre alta, caída del cabello, insuficiencia cardiaca o respiratoria, desplome
del sistema nervioso, dolores musculares, parálisis o inmovilidad en
determinadas zonas corporales y una muerte dolorosa.
Las
administraciones norteamericanas han cuidado celosamente sus programas súper
secretos de guerra biológica, al extremo de que, según un informe elaborado por
el escritor Steve Quayle para Free Press International, en marzo del 2006,
sugirió que cerca de 40 microbiólogos murieron sospechosamente entre el 2002 y
ese año. En todos los casos, no se han encontrado culpables de las muertes,
sospechosos suicidios o accidentes llenos de interrogantes.
Washington
reaccionó escueta y cínicamente a las declaraciones de Hugo Chávez, tildando de
“horrendos y reprensibles”, los supuestos de que EE UU esté involucrado en las
enfermedades cancerígenas de los mandatarios latinoamericanos, a través de
Victoria Nuland, portavoz del Departamento de Estado.
LA GUERRA BIOLOGICA
DE LA CIA Y EL PENTÁGONO
La CIA y otras
agencias del gobierno norteamericano tienen amplia experiencia en bioterrorismo
y guerra bacteriológica. De acuerdo con informaciones aparecidas en varios
sitios web, el gobierno de los Estados Unidos ha desarrollado múltiples
proyectos secretos de guerra biológica, entre los que han sobresalido:
1947- La CIA
comenzó a estudiar el Ácido Lisérgico (LSD) para emplearlo como arma biológica
contra seres humanos. En 1960, el Equipo Asistente Principal de la Inteligencia
del Ejército (ACSI), autorizó el empleo del LSD en Europa y en el Lejano
Oriente, para evaluar las reacciones en humanos. Ambos proyectos fueron
codificados como Tercera Oportunidad y Sombrero de Hongo, respectivamente.
1953- La CIA inició
el Proyecto MK ULTRA, el cual se extendió durante once años de investigación,
siendo concebido para producir y probar drogas y microorganismos para controlar
la mente y modificar la conducta de los seres humanos, sin el consentimiento de
los mismos.
1965- La CIA y del
Departamento de Defensa comenzaron el Proyecto MK SEARCH, con el fin de
manipular la conducta humana a través del uso de drogas psicodélicas.
1966- La CIA inició
el Proyecto MK OFTEN, dirigido a probar los efectos toxicológicos de ciertas
drogas en los humanos y los animales.
1966- El Pentágono
hizo quebrar varias ampollas con la bacteria Bacillus Subtilis en las rejas de
ventilación del metro de Nueva York, exponiendo a más de un millón de civiles
de forma deliberada.
1967- La CIA y el
Departamento de Defensa implementaron el Proyecto MK NAOMI, sucesor del MK
ULTRA, diseñado para mantener, reservar y probar las armas biológicas y
químicas.
1970- La División
de Operaciones Especiales en el Fuerte Detrick, desarrolló técnicas de biología
molecular para producir retrovirus. (VIH).
1970- La CIA y el
Pentágono desarrollaron "armas étnicas", diseñadas para eliminar
grupos étnicos específicos, susceptibles por sus diferencias genéticas y las
variaciones en el ADN.
1977- Audiencias
del Senado, en la Comisión Investigación Científica y de Salud, confirmaron la
contaminación deliberada por parte del Pentágono y la CIA de 239 poblaciones
con agentes biológicos, entre 1949 y 1969, fundamentalmente en San Francisco,
Washington, D.C., Centro-Oeste de EE.UU., Ciudad de Panamá, Minneapolis y St.
Louis.
1987- El
Departamento de Defensa admitió la investigación y el desarrollo de agentes
biológicos en 127 laboratorios y universidades alrededor de EE UU.
1990- Aplicación en
Los Ángeles a más de 1500 bebes negros e hispanos, de seis meses de edad, de
una vacuna "experimental" del sarampión, no autorizada por la CDC.
1994- Se descubrió,
mediante una técnica llamada "rastreador de genes", por parte del Dr.
Garth Nicolson, científico del Centro del Cáncer MD Anderson de Houston, que
los soldados la Tormenta del Desierto fueron infectados con una cadena alterada
de Micoplasma Incognitus, una bacteria normalmente utilizada en la producción
de armas biológicas, la cual contiene un 40 por ciento de la proteína del virus
del SIDA. Luego, en 1996, se admitiría que cerca de 20 000 soldados fueron afectados.
1995- El Gobierno
americano admitió que había ofrecido a los criminales de guerra y científicos
japoneses sueldos e inmunidad de prosecución a cambio de los datos de sus
investigaciones sobre guerra biológica.
1995- El Dr. Garth
Nicolson reveló evidencia de que los agentes biológicos usados durante la
Guerra del Golfo habían sido manufacturados en Houston, (Texas) y Boca Ratón,
(Florida) y probados en prisioneros en el Departamento Correccional de Texas.
1996- El
Departamento de Defensa admitió que soldados de la Tormenta de Desierto fueron
expuestos a agentes químicos, lo que condujo a que 88 miembros del Congreso
firmaran una carta, un año después, exigiendo una investigación sobre el
uso de armas biológicas la Guerra del Golfo.
AGRESIONES BIOLOGICAS
CONTRA CUBA
La Operación
Mangosta de la CIA había concebido en su tarea número 33, luego del
fracaso de Playa Girón, el uso criminal de la guerra biológica contra Cuba,
estrenada con la introducción del virus patógeno New Castle.
Años después,
en 1978, la CIA introdujo en la Isla la epifitia Roya de la Caña, afectando las
áreas cañeras del país.
La CIA también
introdujo la Fiebre Porcina Africana, aparecida inicialmente en 1971 y que
obligó a sacrificar más de 700 cerdos, y que reapareció entre 1979 y 1980. En
el caso del Moho Azul del tabaco, introducido a Cuba dentro de la tela de
tapado de los cultivos importados de Estados Unidos, destruyendo más del 85% de
las plantaciones de esa planta. La consecuencia fue que Cuba no pudo exportar
uno de sus principales reglones.
La acción más
condenable de la guerra biológica contra Cuba fue la introducción del virus del
Dengue Hemorrágico en 1981, ocasionando la muerte a 158 cubanos, de ellos 61
niños. Ese mismo año, la CIA introdujo el virus de la Conjuntivitis Hemorrágica
y, poco después, la Seudodermatosis Nodular Bovina, cuyo agente etiológico fue
aislado en el laboratorio de Camp Ferry, en New York.
Cuba también fue
agredida con la epifitia exótica Sigatoca Negra, con afectación en la masa
ganadera y, en 1994, la CIA introdujo la exótica Hemorragia Viral del conejo.
Dos años después, en 1996, nuevamente la Agencia la Varroasis y el Thrips
Palmi, afectando a la actividad de obtención de miel de abeja, en el primer
caso, y a las producciones de frijol, la papa, pimiento y otros
cultivos, en el segundo caso.
CONCLUSIONES
Poco hay que
comentar sobre las aseveraciones del Comandante Hugo Chávez sobre lo sospechoso
del padecimiento cancerígeno en varios mandatarios y personalidades
latinoamericanas y a su sospecha de que EE UU pudiera ser el responsable.
La señora Victoria
Nuland, portavoz del Departamento de Estado, funcionaria de bajo rango de la
administración Obama, apenas si pudo usar argumentos para desmentir esa
posibilidad. La CIA y el Pentágono, mientras tanto, conocen la verdad.
Quien asesinó niños
inocentes mediante la introducción del Dengue Hemorrágico en Cuba, carece de
escrúpulos y de piedad. Sin lugar a dudas, algún día esta sospecha se convertirá
en verdad, para vergüenza de Estados Unidos y sus gobernantes.
29 de diciembre de
2011.
Percy Francisco Alvarado Godoy
Buen artículo. Sólo una aclaración imprescindible: No fueron 700 cerdos sacrificados, sino 700 000. Gracias.
ResponderEliminarLO DE CHAVEZ FUE CANCER INOCULADO DICEN QUE ES EL MISMO QUE LE INOCULARON A YASSER ARAFAT DE PALESTINA- DESPUES DE INTRODUCIR EL RADIACTIVO MORATL ES CUESTION QUE INVADE EL CUERPO EN 3 A 5 MESES SE MUERE
ResponderEliminarLO QUE ESTA A LA VISTA NO REQUIERE ANTEOJOS, PERO, POR SUPUESTO, NO PUDIERON, NI PODRAN DETENER LA REVOLUCION!!!!!!!!!!!!
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