domingo, 30 de diciembre de 2012

Las razones de un bloguero cubano e internacionalista


Lo reconozco. He sido el centro de los más ofensivos ataques de la contrarrevolución durante el 2012. No ha habido un solo día en que no aparezcan decenas de twets, comentarios soeces, ofensas de todo tipo y las más increiblez amenazas. Ello realmente me alegra por varios motivos: soy oportuno en la denuncia; desnudo todas aquellas campañas que teje el enemigo en las redes y en las sombras; desmonto provocaciones pero, sobre todo, digo la verdad, duélale a quien le duela.

Como una hormiga he llevado mi blog durante un largo año y he logrado abrirme caminos y puertas cuando otros me cerraban espacios. Allá ellos con sus censuras (y no me refiero a la dirección del país que me ha permitido expresarme libremente), sino a algunos que por razones difíciles de explicar no entienden que este viejo revolucionario le pone el dedo en la llaga a lo mal hecho y cuestiona con desenfado a todo aquel que, sin haber tomado posiciones contrarrevolucionarias, navega en el quietismo, en la falta de conpromiso, en la evasión de la confrontación, para no buscarse problemas.

He sido un combatiente internacionalista y juré un día, hace ya 45 años, jamás traicionar a esta Revolución, la de mis padres, las de mis hermanos cubanos, y hacerlo aún a costa de mi propia vida. Nunca he encontrado privilegio mayor que estar allí donde soy útil. Ayer como agente de nuestra Seguridad del Estado. Hoy lo soy escribiendo como un simple bloguero capaz de equivocarse a veces, pero con el decoro de reconocer mis faltas y continuar escribiendo diariamente. No niego que guardo, empero, suspicacias, pero sigo atento mi camino.

Defender a Cuba, a Fidel, a Raúl, a mi Partido y a mi pueblo, es mi tarea diaria y la asumo con orgullo y sin cansancio.



No me apena colocar aquí la ofensa recibida cuando ella no me demerita. Esa ofensa les nace de la rabia y de la impotencia. Ese irrespeto no me duele, me da firmeza. Muestra también la calaña de esos burdos contrincantes.

Ciertamente soy y seré hombre de confrontaciones. Donde aparezca el enemigo no rehuyo el combate y defiendo las razones de nuestra causa. No esperen pues tregua nuestros enemigos. Aún cuando pasé durante los últimos cuatro meses un proceso difícil de salud, complejo y doloroso, nunca me aparté de mi trinchera. Continué escribiendo diariamente. Pocos, muy pocos, conocieron sobre mi enfermedad, mientras el enemigo me atacaba con más saña, amenazando incluso a mi propia familia. Mi hija está en Miami y se marchó allá pues, salvo yo, toda su familia se encuentra en esa hermosa ciudad en donde hay tanto cubano bueno. Ella creció, tomó su decisión, y sabe que la amo entrañablemente, sin juzgarla. Ella no es gusana, como tampoco lo son los millares de emigrados que marcharon hacia allá a labrarse un futuro, según ellos, más próspero. Esa ha sido su forma de pensar y la respeto.

Gusano es el contrarrevolucionario, tanto el terrorista y el detractor de allá, como sus mercenarios de acá. A esos jamás les daré tregua. Mucho nos costó tener Patria verdadera para dejar que nos la arrebaten con difamaciones, montajes, mentiras e invitaciones a vernos invadidos y masacrados. Tengo la certeza de que ninguna de esas ratas mediáticas tendrá el valor de jugarse el pellejo por sus falsos ideales. Solo sirven para armar bulla y montar shows para cobrar un puñado de viles dólares. Yo, empero, estaré junto a los míos, en la primera trinchera, como lo he estado siempre. Eso me distingue como bloguero y como hombre. Eso me hace más digno de Fidel.

Por diversas razones, este 2012 me he sentido más latinoamericano que nunca y, particularmente, más venezolano.  Amo también entrañablemente a Chávez y a su hermosa gente. Morir por Venezuela sería uno de mis mayores honores. Así lo juré una noche en Waraira Repano y sabré cumplirlo con entereza como lo haría por mi Cuba amada.

Vaya también el abrazo a mi compatriota chapín, ávido de que se cumpla lo prometido en los Acuerdos de Paz y terminen las injusticias con el cambio social tronchado en 1954. A mi Argentina, mi corazón.

Aspiro que el 2013 acerque aún más a los cubanos, y la cubanía se crezca más alla de nuestras diferencias. No necesitamos quien nos dicte órdenes para cambiar las cosas. Esa responsabilidad de cambiar lo que debe ser cambiado es responsabilidad enteramente nuestra. Espero también, y lo digo sin remilgos, que debemos ser más consecuentes con la Revolución y menos blandos con nuestros enemigos y nuestras propias debilidades. La única voz que debe sentirse es la del pueblo y basta ya de benevolencia con los mercenarios. "Con oro, esta plaza no la tomará el moro", como reza un antiguo refrán.

Aspiro también, en el 2013, abrazar a mis hermanos René, Tony, Fernando, Gerardo y Ramón. Tomarnos juntos esa cerveza prometida en una noche habanera, en el Malecón, rodeados por las estrellas y una hermosa luna plateada y limpia.

Espero también que Obama y Estados Unidos comprendan que llevan más de 50 años juzgándonos, conspirando contra nosotros inútilmente, cerrando el paso a una provechosa y sincera amistad entre nuestras dos naciones.

Agradezco a los que me han leído y han entendido que mi prosa es movida por convicciones e ideas, más que por el arte literario. Esa es la simpleza y humilde realidad de este bloguero revolucionario que, casi siempre hace diana en el corazón del enemigo anticubano. Si no me ignoran y me atacan es porque les duele lo que hago. Eso le da sentido a mi combate diario.

Para mis amigos, el abrazo fraterno.

Para mis enemigos, el dardo firme de mis denuncias.


Percy Francisco Alvarado Godoy

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