viernes, 21 de diciembre de 2012

Chávez, matrices de opinión y el futuro de Venezuela

Cuando se trata de desentrañar las razones de una conspiración, de un plan desestabilizador, atentados o guerras sucias, incluidos magnicidios y sabotajes, los más duchos en la materia aconsejan seguir la ruta del dinero. Conocer quién paga conduce, indudablemente, hacia la autoría intelectual, generalmente solapada, tras estos condenables hechos. Es por ello que, en casi todas las ignominiosas historias de nuestra América Latina, siempre ha aparecido la mano de la CIA y del Pentágono.

Sin embargo, sin ser yo un analista político, cuando trato de analizar la formación de matrices de opinión, sin dejar de evaluar la existencia de alguna fuente de financiamiento, debo analizar otros factores, los cuales involucran otros motivos generalmente ideológicos, otras veces ligados a las personas como lo son las ambiciones protagónicas, ineficacia en los análisis del contexto político, subjetivismo, voluntarismo, e, incluso, ¿por qué, no?, los viejos y tradicionales males de nuestras izquierdas, aprovechados oportunistamente por nuestros enemigos y los seudo revolucionarios.

No es casual, entonces, que muchas veces las matrices de opinión de nuestros enemigos se nutran de nuestras propias debilidades político-ideológicas, de las contradicciones que nos desunen cuando la UNIDAD es asunto de primer orden y se convierte en urgencia necesaria para lograr avanzar, tal vez no de manera específica hacia nuestros objetivos como organizaciones o movimientos, pero sí a favor de las masas trabajadoras que son, a fin de cuentas, nuestra propia razón de existir dentro de un contexto político determinado.

También es cierto que muchos de nosotros, cansados de alardear sobre nuestros conocimientos de la historia y del marxismo-leninismo, ignoramos deliberadamente cuánto le ha costado a las causas progresistas el caudillismo, el fraccionalismo, la desunión y y la falta de unidad. El creernos dueños de la verdad absoluta es una prueba más de nuestra propia ignorancia y de la falta de un serio análisis de la realidad en la estamos luchando, muchas veces específica, atípica, capaz de rechazar dogmas y encasillamientos. Otro de los problemas radica en creer que nuestras organizaciones, y nosotros mismos, hemos alcanzado la madurez política requerida para no cometer errores.  

Al analizar matrices de opinión, tal vez lo esencial es pensar detenidamente, con crudeza y espíritu crítico, ¿a quién benefician nuestras opiniones?, ¿por qué las mismas se encauzan en la misma dirección de nuestros detractores?,
¿somos realmente consistentes en nuestros criterios con la realidad en la que vivimos?

Con no cierta sorpresa leí un artículo titulado "Venezuela: oposición quiere ver a Chávez con sus ojos", aparecido en la infame Martínoticias, en la que se tratan de establecer matrices de opinión previamente armadas para causar dudas y confusión con respecto al futuro de Venezuela. En uno de sus párrafos, se comenta: "Vecchio también dijo que en este momento en Venezuela existe una lucha de poderes entre el sucesor designado por Chávez, el vicepresidente Nicolás Maduro, y el presidente de la Asamblea Nacional, Diosdado Cabello, y el gobernador de Zulia, Francisco Arias." (Se refiere a una entrevista dada por el jefe de la organización opositora Voluntad Popular (VP), Carlos Vecchio,  a la cadena Globovisión). La esencia es una: la existencia de una fuerte lucha de poderes dentro del chavismo y cómo la misma llevará a la destrucción a la Revolución Bolivariana.

Pero la sopresa mayor me la llevé al leer el el sitio Aporrea, a cuyos editores respeto profundamente, abrir las puertas a dos artículos en los que se sustentan las mismas matrices de opinión sustentadas por Washington: "Diosdado Cabello desconoce al Presidente Chávez", bajo la controvertida firma del tendencioso"PSUV vs PCV ¿Inicio de la ruptura revolucionaria?", bajo la firma de









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