La candidata presidencial Michelle Bachelet, junto a candidatas y candidatos del mundo social, Camila Vallejos, Karol Cariola y Manuel Ballestero, candidatos a diputados de la Nueva Mayoría y del Partido Comunista de Chile |
El escenario electoral en Chile de cara a las venideras elecciones
presidenciales y parlamentarias del 17 de noviembre lleva el sello de
los movimientos sociales, que desde la calle impusieron una agenda
transformadora, asegura un joven aspirante al Congreso.
En entrevista con Prensa Latina, el candidato a diputado por el
distrito 22 de Santiago de Chile, Rony Núñez, militante del Movimiento
del Socialismo Allendista, estima que la oligarquía y la derecha chilena
fueron superadas por los reclamos ciudadanos, que por naturaleza le
resultan contradictorios.
“Los movimientos sociales de 2011 lograron imponer una agenda
política, y ello explica en parte el fracaso del gobierno de Sebastián
Piñera, que tiene una contradicción ideológica con lo que plantean los
movimientos sociales, y que hace sucumbir su propio proyecto político”,
estimó Núñez, quien fue observador internacional en ocho elecciones en
países latinoamericanos.
Dicha contradicción explica en cierta medida, a juicio del flamante
candidato, el bajo respaldo ciudadano de la candidata presidencial de la
Alianza de derecha, Evelyn Matthei, quien se presenta como continuadora
de las políticas de la administración Piñera, de la que formó parte
como ministra de Trabajo.
De acuerdo con los resultados de la más reciente encuesta del Centro
de Estudios Públicos (CEP), considerada una de las más serias en el
país, el 47 por ciento de los electores votaría por la abanderada del
pacto opositor Nueva Mayoría, la expresidenta Michelle Bachelet
(2006-2010).
Según el estudio, solo un 14 por ciento lo haría por Matthei, hija
del general (r) Fernando Matthei, quien fuera jefe de la Fuerza Aérea y
uno de los cercanos colaboradores del dictador Augusto Pinochet.
En tercer lugar el sondeo del CEP sitúa al independiente Franco
Parisi, con un 10 por ciento de la intención de voto a su favor, seguido
del líder del Partido Progresista, Marco Enríquez-Ominami, con un siete
por ciento; y Marcel Claude, del Partido Humanista (tres por ciento).
Los restantes cuatro aspirantes al Palacio de La Moneda no alcanzaron el uno por ciento.
Núñez no había nacido cuando el 11 de septiembre de 1973 bajo el
mando de Pinochet se desató el golpe de Estado contra el presidente
Salvador Allende. El aspirante a diputado nació cinco años después, en
octubre de 1978.
Empero, no tiene dudas de que para la derecha chilena resulta adverso
que estas elecciones se lleven a cabo pocos meses después de
conmemorarse los 40 años de la asonada golpista.
“La derecha chilena tiene una tremenda deuda histórica, ya que no
solo lleva en la mochila los muertos de la dictadura, sino un proceso
dictatorial que rompió con la larga tradición histórica democrática de
Chile”, consideró el político.
En opinión de Núñez, el triunfo de Piñera en 2009 no estuvo dado
porque se haya producido un giro de la mayoría de los ciudadanos a la
derecha, sino que fue causa de un voto de castigo popular a la
Concertación de partidos por la democracia, que durante 20 años gobernó
el país y no cambió el orden de las cosas impuestas en dictadura.
“La Concertación se hizo copartícipe de la mantención y legitimidad
del proceso neoliberal establecido por Pinochet, y es uno los peligros
latentes sobre un eventual futuro gobierno de Bachelet” consideró.
Núñez recordó que dentro del pacto Nueva Mayoría que encabeza
Bachelet tienen gran fuerza partidos que integraron la Concertación,
fundamentalmente el Socialista y el Democratacristiano, que -consideró-
no están en condiciones de desmontar el modelo neoliberal, ya que no
pocos de sus líderes son seguidores de ese sistema.
El nuevo bloque también lo conforman fuerzas de izquierda como los
partidos Comunista, Izquierda Ciudadana y Movimiento Amplio Social.
Lo cierto es que parte de las demandas de los movimientos sociales
están reflejadas en el programa de Gobierno que prometió aplicar
Bachelet de retornar a La Moneda.
“La ciudadanía espera que nosotros reivindiquemos lo público, y eso
significa fortalecer el rol del Estado, significa volver a prestigiar la
política y sus instituciones frente a nuestros ciudadanos, pero sobre
todo entender lo público como aquello que corresponde, importa y
compromete a todas y todos”, dijo en días recientes la expresidenta al
presentar su plataforma.
Bachelet se comprometió a emprender una reforma que asegure una
educación pública de calidad, gratuita, sin lucro e integradora, oferta
que con sus matices resume una de las banderas levantadas desde 2011
por el movimiento estudiantil.
También sus propuestas incluyen una reforma tributaria para financiar
la educación y otros programas sociales, una nueva Constitución, que
ponga fin a la heredada de la dictadura, y beneficios laborales
reclamados por gremios obreros, demandas que en general se hacen sentir
por los movimientos sociales. Lo preocupante para el candidato a
diputado Núñez es que, si bien Bachelet puede tener la mejor intención
del mundo, el problema está en parte del elenco que la acompaña, entre
ellos gente que por definición ideológica y política no le interesa
pasar al nuevo estado de cosas en que los Allendistas están pensando.
Es por ello que su partido respalda la candidatura de
Enríquez-Ominami, hijo del líder del Movimiento de Izquierda
Revolucionaria (MIR), Miguel Enríquez, muerto a manos de agentes de la
dictadura el 5 de octubre de 1974.
El programa del abanderado del PRO está impregnado de las demandas
fundamentales de los movimientos sociales, y es en opinión de Núñez el
que con más fidelidad recoge los postulados de Salvador Allende y de lo
que fuera el Gobierno de la Unidad Popular.
La propuesta tiene entres sus ejes fundamentales profundas reformas
políticas y una nueva Constitución, que incorpore las demandas sociales
del siglo XXI, estructuradas en tres puntos.
Ellos son: sistema semipresidencial con un Parlamento unicameral,
federalismo atenuado como principio organizativo del gobierno
territorial y definición constitucional clara de los derechos
esenciales, entre ellos educación, salud, previsión social y medio
ambiente.
“Allende se postuló cuatro veces para Presidente, y fue electo en la
cuarta vez”, comentó el candidato a diputado, en alusión a la
perseverancia que los inspira tanto a él como a Enríquez-Ominami.
Tribuna Popular.
No hay comentarios:
Publicar un comentario