El secretario de Estado John Kerry, al ser preguntado ayer sobre el
espionaje de la Agencia de Seguridad Nacional en México, reiteró que sus
propósitos son con fines de seguridad nacional y de los ciudadanos,
pero no mencionó que esa agencia también realiza espionaje político y
económico, incluido el sector energético, en México y otros países e
instancias multilaterales.
Las revelaciones de los últimos meses, basadas en los documentos
filtrados por el ex contratista de la Agencia de Seguridad Nacional
(NSA) Edward Snowden, confirman que la agencia no sólo espía objetivos
que podrían amenazar la seguridad nacional, sino también cúpulas
políticas y empresas de países aliados, México entre ellos.
Más aún, según los documentos internos de la NSA, la agencia ha
penetrado las comunicaciones internas de Pemex y de Petrobras en Brasil,
entre otras paraestatales. Además, ha espiado las delegaciones de otros
países en negociaciones multilaterales sobre asuntos diplomáticos hasta
asuntos comerciales.
En enero, Snowden afirmó que la NSA roba secretos de empresas extranjeras.
No cabe duda de que Estados Unidos participa en el espionaje económico, afirmó en entrevista con la televisora alemana ARD TV en Rusia. Todo esto contradice la postura oficial estadunidense de que el espionaje industrial es intolerable.
El periodista Glenn Greenwald, a quien Snowden entregó un vasto
archivo de documentos secretos de la NSA en junio de 2013, afirmó en
entrevista con CNN México, en septiembre del año pasado, que entre éstos
“hay documentos que indican que los temas sobre los que más se espía en
México son energía y petróleo. Ellos –la NSA– están interesados en esos
temas, no sólo en materia de seguridad nacional o drogas, como se
podría pensar, sino en temas económicos y recursos energéticos”.
Prometió que próximamente se divulgará más para documentar esto.
En el contexto de la decisión del gobierno de Barack Obama de
presentar acusaciones formales e imponer sanciones contra funcionarios
chinos por espionaje industrial, esta semana, China y algunos
observadores han denunciado la
hipocresíaestadunidense de condenar el espionaje económico-industrial cuando está cada vez más documentado que Estados Unidos hace lo mismo.
El New York Times reportó hoy que funcionarios
estadunidenses no niegan que espían de manera rutinaria para promover la
ventaja económica de este país, lo cual incluyen en la amplia
definición de
seguridad nacional. Afirman que no hay restricción en espiar negociaciones comerciales internacionales para fortalecer la posición de los negociadores estadunidenses, aunque niegan que esa información sea compartida de manera directa con empresas estadunidenses.
El Times recuerda que durante los últimos meses se ha
revelado, en gran parte por los documentos filtrados por Snowden, que la
NSA ha espiado a empresas paraestatales en varios países, desde China a
Arabia Saudita, como a Pemex en México y Petrobras en Brasil, al igual
que a empresas privadas. El Times subraya que las “empresas
petroleras estatales son una fascinación para la NSA… Petroleras
estatales en Arabia Saudita, África, Irán y México frecuentemente han
sido objetivos en la vigilancia de Estados Unidos”. Sin embargo, jefes
de inteligencia han reiterado que no espían para robar secretos
comerciales y compartirlos con empresas estadunidenses, sino sólo para
obtener inteligencia sobre políticas económicas y comerciales.
Cuando se difundieron las primeras revelaciones del espionaje masivo de la NSA por Greenwald y sus colegas en The Guardian y el Washington Post, el
gobierno estadunidense insistió –igual que Kerry lo hizo en México
ayer– en que esas operaciones tienen un fin estrictamente limitado a la
seguridad nacional y la lucha contra el terrorismo y amenazas de crimen
transnacional. A finales de agosto de 2013 el Departamento de Defensa
(la NSA es una entidad dentro de esa dependencia) afirmó que
el departamento no participa en el espionaje económico en ningún dominio, incluido el ciberespacio.
Pero poco después, en septiembre, la presidenta Dilma Rousseff, de
Brasil, canceló una visita de estado a Washington en protesta por las
revelaciones en TV Globo y Der Speigel del espionaje de la NSA
sobre ella y su país, y poco más tarde acudió a la Asamblea General de
la Organización de Naciones Unidas, donde denunció que además de que la
NSA interceptó datos personales de ciudadanos de manera indiscriminada,
también captó “información empresarial –frecuentemente de alto valor
económico y hasta estratégico– y estaba al centro de la actividad de
espionaje” estadunidense en violación de leyes internacionales y de la
soberanía de su país.
Ante las revelaciones sobre la NSA en Brasil, el director de
inteligencia nacional de Estados Unidos, James Clapper, se vio obligado a
emitir una declaración afirmando que
no es un secreto que la comunidad de inteligencia recopila información sobre asuntos económicos y financieros, así como de financiamiento terrorista. Justificó que el espionaje a asuntos económicos se hace por varias razones, entre ellas detectar potenciales crisis financieras que podrían tener impactos negativos en la economía mundial, así como para
ofrecer vistazos sobre la política o comportamiento económico que podrían afectar los mercados globales. Pero subrayó que “no usamos nuestras capacidades de inteligencia extranjera para robar los secretos comerciales de empresas extranjeras….”
En octubre del año pasado, el canciller mexicano José Antonio Meade
informó que el presidente Barack Obama había prometido realizar una
investigación, a petición de México, del espionaje al Ejecutivo
mexicano, así como al entonces candidato Enrique Peña Nieto y su equipo.
Meade dijo que Obama le informó a Peña Nieto que no sólo habría una
investigación sino que
él no había autorizado ningún espionaje sobre México.
David Brooks
Tomado de http://www.jornada.unam.mx
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