Óscar Iván Zuluaga |
Ya ha sucedido en distintas partes del mundo que el debate político se ve eclipsado por los escándalos de los candidatos y los presidentes y, más aún, la llamada “guerra sucia” empieza a ser utilizada como una estrategia en las propias campañas. Pero, ¿a quién favorece?, no lo podemos saber, sin embargo los grandes perdedores parecen ser los votantes quienes sienten una profunda inseguridad por sus candidatos y asisten a las urnas sin saber si el presidente que quieren elegir es finalmente una persona honesta para dirigir el país.
Así sucedió en Colombia, a pocas semanas de la primera vuelta de elecciones presidenciales, estalló el escándalo entre los 2 candidatos que van de primeros en las encuestas: Juan Manuel Santos, quien aceptó la renuncia de JJ Rendón, su asesor de campaña, por supuestamente haber recibido dinero de narcotraficantes a cambio de un favor, y por el otro lado, el candidato Oscar Iván Zuluaga, quien se enfrentó al escándalo después de que un empleado de su campaña fue encarcelado al demostrarse que trabajaba como “hacker” captando información confidencial del gobierno nacional y de las negociaciones con las Farc en La Habana.
El llamado “escándalo de las chuzadas” empezó a ser comparado con el caso Watergate ocurrido en 1972 en los Estados Unidos.
¿Versión criolla de Watergate?
Para ponernos en contexto, lo que ocurrió hace 42 años en las elecciones presidenciales de EE.UU. fue que mientras Richard Nixon realizaba su campaña electoral para un segundo mandato presidencial, un guardia de seguridad de Watergate, un complejo de hoteles y oficinas de Washington, advirtió que se estaba cometiendo un delito en la sede nacional del Partido Demócrata.
La policía detuvo a cinco hombres que portaban micrófonos en el lugar y poco después a dos más: el antiguo agente del FBI, Gordon Liddy, y el antiguo agente de la CIA, Howard Hunt. Pronto se descubrió que Liddy, Hunt estaban relacionados con la Casa Blanca y el comité para la reelección del presidente. El torbellino de escándalos terminó en 1974 con la primera renuncia de un presidente estadounidense.
El 8 de agosto de 1974 Nixon renunció expresando: “Nunca he sido un desertor; abandonar mi cargo antes de terminar el mandato es totalmente contrario a todos los instintos de mi cuerpo. Pero como presidente debo pensar en las necesidades de mi país antes que en las mías”.
Las similitudes y coincidencias de este caso con el del candidato a la presidencia Oscar Iván Zuluaga han resonado desde el momento que se desató la polémica de las interceptaciones ilegales en Colombia.
Para el profesor de Derecho Constitucional de la Universidad Libre de Pereira, Eudoro Echeverri Quintana: “La política es una constante tragicomedia en todos los sectores, donde solo pagan los de abajo, mientras que los protagonistas que son la cabeza de todo siguen en la impunidad. Por lo menos Nixon renunció como signo de respeto con todo su país y aceptó dignamente su culpabilidad”.
Publicada por MARÍA PAZ GÓMEZ GAVIRIA
Tomado de http://www.latarde.com
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