El primer ministro del Reino Unido, David Cameron, se disculpó hoy tras
revelar la complicidad estatal en el asesinato de un abogado republicano
en Ulster a manos de un paramilitar unionista en 1989, y el líder del
laborismo, Ed Milliband, exigió una honda investigación.
Geraldine, la viuda de la víctima, Pat Finucane, exigió por su parte una investigación internacional, no solo británica, para garantizar su exhaustividad e imparcialidad.
La connivencia de las fuerzas provinciales de seguridad del Reino Unido con los homicidas del abogado republicano de derechos humanos Pat Finucane quedó confirmada al difundirse hoy un informe de 500 páginas que demuestra que sabían de un plan de asesinatos selectivos de los paramilitares -incluido el del propio Finucane-.
Además, muestra el informe, las autoridades británicas proporcionaron información a los homicidas unionistas y obstaculizaron la investigación ulterior del caso, informó DPA. Finucane, de 39 años, fue acribillado a balazos el 12 de febrero de 1989 por un miembro de la Asociación de Defensa de Ulster (UDA). Su mujer y sus tres hijos lo vieron recibir catorce impactos y morir en el almuerzo familiar tras haber denunciado violaciones de derechos humanos de norirlandeses republicanos.
El crimen se enmarcó en más de 30 años de conflicto armado entre los republicanos, los unionistas y el Ejército británico, en el que más de 3 mil personas murieron por lograr la autonomía política o mantener la dependencia de Londres.
El contenido de la revisión de Lord Desmond de Silva a tres investigaciones anteriores, que ya habían destapado la connivencia de la seguridad inglesa en el crimen, lo difundió hoy el primer ministro Cameron, que consideró "escandalosa" esa complicidad.
El premier británico dijo ante el Parlamento que lamentaba "profundamente" el nivel de complicidad estatal revelado, que "no debería darse nunca, jamás", y consideró "realmente conmocionante que esto haya pasado en nuestro país".
Sin embargo, según la agencia EFE, negó la existencia de una "conspiración del Gobierno" de entonces, encabezado por la tory Margaret Thatcher, a quien los conservadores hoy en el gobierno tienen en el procerato.
La ex primera ministra Thatcher, una cerril enemiga del poder sindical, de cualquier reivindicación anticolonialista, del laborismo y del comunismo, aplicó una política de mano dura ilimitada contra los republicanos irlandeses del Norte, que tenían por objetivo final reincorporar el Ulster británico a Irlanda.
La viuda de la víctima, Geraldine, quien sufrió heridas durante el atentado, criticó por insuficientes las revelaciones de hoy. Ya el fin de semana había comprometido a la familia en la lucha por una investigación internacional independiente, en Belfast.
Investigaciones anteriores ya habían determinado que 29 integrantes de la UDA, al momento del crimen, eran también agentes de la División Especial del Royal Ulster Constabulary (RUC, policía británica militarizada) o del grupo de espionaje militar Force Research Unit (FRU), detalló el diario londinense Guardian.
El líder del partido Laborista inglés, Ed Miliband, fue más moderado que la viuda cuando en su réplica a Cameron exigió una nueva investigación pública porque "el Reino Unido debe reconocer" que, en "algunas ocasiones", el Estado no se comportó como debía "durante el conflicto en Irlanda del Norte".
Por su parte, el presidente del Sinn Fein, antiguo brazo político del ya inactivo Ejército Republicano Irlandés (IRA), Gerry Adams, recordó que la connivencia entre fuerzas de seguridad y terroristas realistas en Irlanda del Norte era habitual.
Para Adams, Londres se niega a establecer un tribunal de investigación porque no quiere "abrir la caja de Pandora" que revelaría "las prácticas administrativas que formaban parte" de los mecanismos de colaboración entre ambas partes.
El ultraconservador Telegraph de Londres, para el cual el interés británico y los derechos humanos son una unidad inseparable, atacó lateralmente la memoria del asesinado Finucane en un artículo titulado "El asesinato de Pat Finucane fue shockeante, pero eso no lo convierte en abogado de derechos humanos".El informe y las disculpas se conocieron cuando una serie de choques provocados por una ley que retira la bandera del Reino Unido del ayuntamiento, salvo en días especiales, mostró la fragilidad de la paz en la provincia irlandesa del Reino Unido.
El último capítulo de disturbios se vivió ayer cuando un grupo de 15 unionistas quedaron acusados de "intento de homicidio", tras arrojar una bomba molotov al interior de un auto donde se encontraba una mujer policía.
Los agresores destrozaron las ventanillas del vehículo, que no tenía ninguna placa o marca que lo identificara como oficial y arrojaron el dispositivo incendiario con la agente adentro, quien logró escapar ilesa.
El ataque se produjo afuera de las oficinas de la parlamentaria Naomi Long, del Partido de la Alianza, quien impulsó la legislación para que la bandera británica no flamee en el ayuntamiento todo el año, sino solamente en 17 días especiales, como el cumpleaños de la reina Isabel II.
Esa normativa, aprobada por 29 a 21 votos la noche del lunes 3 de diciembre, encendió la primera noche de violencia que dejó 15 policías heridos, tras enfrentarse con una facción unionista que lanzó una lluvia de botellas y ladrillos.
Las agresiones, contra la ley a la que acusan de "atacar la identidad cultural", continuaron desde entonces en las calles de Belfast, especialmente en el sur y el este, donde hay importantes enclaves católicos.
Geraldine, la viuda de la víctima, Pat Finucane, exigió por su parte una investigación internacional, no solo británica, para garantizar su exhaustividad e imparcialidad.
La connivencia de las fuerzas provinciales de seguridad del Reino Unido con los homicidas del abogado republicano de derechos humanos Pat Finucane quedó confirmada al difundirse hoy un informe de 500 páginas que demuestra que sabían de un plan de asesinatos selectivos de los paramilitares -incluido el del propio Finucane-.
Además, muestra el informe, las autoridades británicas proporcionaron información a los homicidas unionistas y obstaculizaron la investigación ulterior del caso, informó DPA. Finucane, de 39 años, fue acribillado a balazos el 12 de febrero de 1989 por un miembro de la Asociación de Defensa de Ulster (UDA). Su mujer y sus tres hijos lo vieron recibir catorce impactos y morir en el almuerzo familiar tras haber denunciado violaciones de derechos humanos de norirlandeses republicanos.
El crimen se enmarcó en más de 30 años de conflicto armado entre los republicanos, los unionistas y el Ejército británico, en el que más de 3 mil personas murieron por lograr la autonomía política o mantener la dependencia de Londres.
El contenido de la revisión de Lord Desmond de Silva a tres investigaciones anteriores, que ya habían destapado la connivencia de la seguridad inglesa en el crimen, lo difundió hoy el primer ministro Cameron, que consideró "escandalosa" esa complicidad.
El premier británico dijo ante el Parlamento que lamentaba "profundamente" el nivel de complicidad estatal revelado, que "no debería darse nunca, jamás", y consideró "realmente conmocionante que esto haya pasado en nuestro país".
Sin embargo, según la agencia EFE, negó la existencia de una "conspiración del Gobierno" de entonces, encabezado por la tory Margaret Thatcher, a quien los conservadores hoy en el gobierno tienen en el procerato.
La ex primera ministra Thatcher, una cerril enemiga del poder sindical, de cualquier reivindicación anticolonialista, del laborismo y del comunismo, aplicó una política de mano dura ilimitada contra los republicanos irlandeses del Norte, que tenían por objetivo final reincorporar el Ulster británico a Irlanda.
La viuda de la víctima, Geraldine, quien sufrió heridas durante el atentado, criticó por insuficientes las revelaciones de hoy. Ya el fin de semana había comprometido a la familia en la lucha por una investigación internacional independiente, en Belfast.
Investigaciones anteriores ya habían determinado que 29 integrantes de la UDA, al momento del crimen, eran también agentes de la División Especial del Royal Ulster Constabulary (RUC, policía británica militarizada) o del grupo de espionaje militar Force Research Unit (FRU), detalló el diario londinense Guardian.
El líder del partido Laborista inglés, Ed Miliband, fue más moderado que la viuda cuando en su réplica a Cameron exigió una nueva investigación pública porque "el Reino Unido debe reconocer" que, en "algunas ocasiones", el Estado no se comportó como debía "durante el conflicto en Irlanda del Norte".
Por su parte, el presidente del Sinn Fein, antiguo brazo político del ya inactivo Ejército Republicano Irlandés (IRA), Gerry Adams, recordó que la connivencia entre fuerzas de seguridad y terroristas realistas en Irlanda del Norte era habitual.
Para Adams, Londres se niega a establecer un tribunal de investigación porque no quiere "abrir la caja de Pandora" que revelaría "las prácticas administrativas que formaban parte" de los mecanismos de colaboración entre ambas partes.
El ultraconservador Telegraph de Londres, para el cual el interés británico y los derechos humanos son una unidad inseparable, atacó lateralmente la memoria del asesinado Finucane en un artículo titulado "El asesinato de Pat Finucane fue shockeante, pero eso no lo convierte en abogado de derechos humanos".El informe y las disculpas se conocieron cuando una serie de choques provocados por una ley que retira la bandera del Reino Unido del ayuntamiento, salvo en días especiales, mostró la fragilidad de la paz en la provincia irlandesa del Reino Unido.
El último capítulo de disturbios se vivió ayer cuando un grupo de 15 unionistas quedaron acusados de "intento de homicidio", tras arrojar una bomba molotov al interior de un auto donde se encontraba una mujer policía.
Los agresores destrozaron las ventanillas del vehículo, que no tenía ninguna placa o marca que lo identificara como oficial y arrojaron el dispositivo incendiario con la agente adentro, quien logró escapar ilesa.
El ataque se produjo afuera de las oficinas de la parlamentaria Naomi Long, del Partido de la Alianza, quien impulsó la legislación para que la bandera británica no flamee en el ayuntamiento todo el año, sino solamente en 17 días especiales, como el cumpleaños de la reina Isabel II.
Esa normativa, aprobada por 29 a 21 votos la noche del lunes 3 de diciembre, encendió la primera noche de violencia que dejó 15 policías heridos, tras enfrentarse con una facción unionista que lanzó una lluvia de botellas y ladrillos.
Las agresiones, contra la ley a la que acusan de "atacar la identidad cultural", continuaron desde entonces en las calles de Belfast, especialmente en el sur y el este, donde hay importantes enclaves católicos.
TELAM
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