En la vida hay acciones bochornosas y otras que resultan
contraproducentes. En ocasiones ocurren ambas.
Coincidiendo con el rechazo de todos los países miembros
de la ONU al bloqueo estadounidense a Cuba, siete personas de nacionalidad
cubana, denunciaron ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos,
supuestas violaciones del gobierno cubano a ciudadanos que viven en la Isla.
Este es uno de esos casos, en que el bochorno y lo
contraproducente se unen en matrimonio.
La acción de estas personas ante ese organismo
perteneciente a la Organización de Estados Americanos, es bochornosa y además
contraproducente, porque una causa, supuestamente válida, no desmerita de su
pueblo y mucho menos aprueba que sea condenado a la miseria.
No se justifica que para condenar a un gobierno, haya que
aprobar una política cuya filosofía es provocar la desesperación de un pueblo
causándole hambre y otras carestías.
Se llaman disidentes y patriotas, sin embargo actúan en
contra de los intereses de sus conciudadanos.
Recuerdo que en el año 1992, asistí junto con otras dos
personas a esa misma Comisión.
El funcionario que nos facilitó la comparecencia sabía
que quienes iríamos teníamos diferencias con la forma y ciertos contenidos, de
la política cubana de entonces. Fuimos a hablar sobre las “violaciones de los
derechos humanos en Cuba” y eso, al parecer, era suficiente para que pudiéramos
acceder a esa tribuna, cuyas oficinas radican en Washington y cuya conducta
política debe corresponderse en líneas generales, con las opiniones de la Casas
Blanca.
Pero el asunto no era tan simple como el funcionario
pensaba. Nosotros discrepábamos de la ortodoxia comunista cubana del momento,
pero estábamos concientes de la violación a los derechos humanos ejercida
diariamente contra un pueblo, por causa de un embargo de la naturaleza del
bloqueo impuesto a Cuba por Estados Unidos, durante más de medio siglo.
Cuando llegamos faltaban la mayoría de los representantes
de los países del Sur. Nos extrañó, pero más nos confundió la presencia del
representante de Estados Unidos, quien obviamente debía tener nuestro dossier.
Comenzamos a hablar y ocurrió lo que tenía que pasar: En
cuanto el estadounidense escuchó la primera crítica al bloqueo impuesto a Cuba
identificando dicho acto con una violación de lesa humanidad de los derechos
humanos, se levantó de manera hostil y desdeñosa y se marchó de la sala.
Luego supimos que quienes no fueron y los pocos que
asistieron, habían sido informados por aquel funcionario malhumorado, sobre
nuestra posición moderada respecto a la administración del Poder en Cuba y
nuestro rechazo a la política de Washington.
Evidentemente los funcionarios más sumisos en ese
entonces no se presentaron por terror reverencial al representante
estadounidense. Al parecer éste último asistió a nuestra comparecencia para
vernos las caras, pensando que quizás podría intimidarnos.
No dudo que algo de lo dicho por estas siete personas sea
cierto. Cuba no es el único país donde expulsan del trabajo a una persona
porque el resto de los trabajadores no lo quieren debido a sus ideas o porque
el administrador o dueño de la empresa no le agrada.
Recuerdo que a los pocos meses de llegar a Miami, con
motivo de unas elecciones municipales que se realizarían en ese tiempo, el
dueño del negocio donde trabajaba me extendió una calcomanía de un aspirante a
concejal para que la pegase en la defensa de mi auto. Se trataba de un abogado,
que además representaba los intereses de su negocio. Cuando me negué, me dijo
que eso podía costarme el empleo.
La anécdota no es para aprobar procedimientos que, aunque
diariamente ocurren en cualquier país del mundo, no están justificados y son
violaciones de los derechos ciudadanos. Pero es totalmente contraproducente
para quienes defienden una causa, ya sea popular o de solar, pasar por alto y
no condenar, en un foro regional de esa naturaleza, una violación que el
planeta Tierra desaprueba.
Hace más de cincuenta años que a Cuba no se le permite
obtener ningún equipo quirúrgico, médico, tecnológico o de cualquier otro uso,
que contenga más del 10% de tecnología o capital estadounidense. Sin contar con
un sin número de limitaciones que la política del Bloqueo establece y ejecuta.
Si esto no es violación, hace falta que nos visite
entonces un extra terrestre y nos de una profunda explicación científica,
filosófica, económica y política para demostrar que no es un crimen.
Por supuesto, como estas personas carecen de argumentos
sobre todo de naturaleza seria, acuden a la simpleza y aprovechan tribunas como
esa, para sacar dinero de algunos incautos o quizás no tan incautos y de esa
manera poder vivir en condiciones mejores que sus vecinos, quienes precisamente
carecen de cosas elementales por causa de ese Bloqueo.
Es bueno destacar, que estas personas que acusan al
gobierno de Cuba de dictadura atroz, inmunda y de otras barbaridades que no
vienen al caso mencionar ahora, viven en Cuba, viajan al exterior, dicen sus
discursos en el extranjero, recogen dinero y en el viaje de regreso se llevan
un cargamento de equipos electrónicos y bagatelas diversas, todo ello pagado
por quienes los utilizan miserablemente. También es bueno acotar que a su
llegada son atendidos en la aduana como un ciudadano más.
Pero al llegar a sus barrios las cosas cambian, porque
son mirados con desprecio por sus vecinos, por sus conductas hipócritas y por
ser malos ciudadanos. Realmente no culpo el sentir del vecindario.
Nada de esto se menciona en la información que El Nuevo
Herald hizo sobre la comparecencia de estos señores. Tampoco en el año 1992 le
dieron cobertura a nuestra comparecencia ante esa Comisión.
Siempre he tenido el criterio que para ser enemigo,
opositor o discrepante de un gobierno no hay necesidad de despojarse de la
vergüenza.
Así lo veo y así lo digo.
Lorenzo
Gonzalo, periodista cubano residente en EE.UU. Subdirector de Radio Miami.
Enviado por el autor a: Martianos-Hermes-Cubainformación
Percy, y tampoco esas personas dicen, que luego de llegar a su barrio con los bolsillos llenos de dólares que le proporcionan vivir mejor que sus vecinos, aún cuando de ellos reciban la repulsa por ser marionetas del imperio... sus hijos tienen el mismo derecho a la educación gratuita y de alta calidad que existe en Cuba, y cuando tienen cualquier complicación de salud, reciben los servicios médicos gratuitos a los que tienen derecho todos los ciudadanos en la isla. Y ejemplo de ello ya se ha visto cuando algunos disidentes se han puesto en huelga de hambre que los médicos cubanos le han salvado la vida (como debe ser), y después algunos, muy rehabilitados, han ido al extranjero a reunirse con quienes ya sabemos...
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