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La
gran pantalla norteamericana ha acercado desde su particular prisma
cientos de misiones y ataques bélicos al gran público a lo largo de los
años. Algunas de ellas recrean escenas que podrían haber sido
completamente reales, como la penúltima cinta que dirigió Stanley
Kubrick, La chaqueta metálica (Full Metal Jacket,
1987) la cual narra la instrucción de un grupo de jóvenes reclutas en
Parris Island, una base en donde se entrena al Cuerpo de Marines ubicada
en Carolina del Sur (EEUU), y su posterior llegada a Vietnam.
A
pesar de las críticas que Kubrick recibió con esta película, él quiso
conseguir con ella una mirada crítica hacia la realidad que supuso la
injerencia de Estados Unidos en una guerra de guerrillas como la Guerra
de Vietnam, también llamada Segunda Guerra de Indochina, en la cual se
enfrentaban Vietnam del Norte, apoyado por China y la antigua URSS,
contra Vietnam del Sur, que contaba con el apoyo de EEUU.
La última noche de Bin Laden
Aunque el cine bélico de calidad no se prodiga mucho, últimamente la cartelera nos ha regalado títulos como La noche más oscura (Zero Dark Thirty, 2012) o El último superviviente (Lone Survivor, 2014)
recién estrenada el día 1 de enero en España. Ambas recrean misiones
muy distintas llevadas a cabo por la élite militar estadounidense en
Afganistán aunque con un mismo objetivo: la lucha contra el terrorismo
islámico.
En la polémica película La noche más oscura, dirigida por Kathryn Bigelow, la directora de En tierra hostil (The Hurt Locker,
2008) trata de hacer una aproximación realista del tema que aborda que
no es otro que la historia de una agente de la CIA llamada Maya dedicada
a la búsqueda del líder de Al Qaeda, Osama bin Laden, en Abbottabad,
Pakistán. La joven encargada de dar con la ubicación del líder de Al
Qaeda, convierte la Operación Gerónimo (nombre en clave de la misión) en
su propia vida, una obsesión llevada al extremo.
Esta
película recibió cientos de críticas por hacer apología de las torturas
a manos de los servicios secretos estadounidenses, y por toda la
incertidumbre que acompaña a la muerte del líder. Sin embargo, no
estamos acostumbrados a que los directores estadounidenses muestren a
“su bando” como personas sin escrúpulos, movidas por una obsesión insana
que utiliza métodos en los interrogatorios muy cuestionables y en donde
la medalla final al mandatario, tras el éxito de la misión, no se hace
visible en ningún momento de la película. Obama de nuevo se queda sin
aplauso.
A
pesar de todo han llovido enormes críticas proyanquis contra Bigellow
quien, según críticos de cine, quiso reflejar de manera realista parte
de lo ocurrido la noche de mayo de 2011 en esa operación sin hacer un
juicio moral.
El último superviviente
Este
año lo hemos estrenado con otra historia que mantiene al espectador
pegado a la butaca sin pestañear y que se desarrolla entre la frontera
de Afganistán y Pakistán, exactamente en las montañas de Hindu Kush.
La película El último superviviente (Lone Survivor,
2014), basada en la novela autobiográfica de Marcus Lutrell y dirigida
por Peter Berg, aterriza en los cines este enero para mostrarnos una
misión fallida, bajo el nombre de Red Wings (Alas rojas), llevada a cabo
por cuatro miembros del Navy SEALs Team 10 de la Armada estadounidense,
la noche del 28 de junio de 2005.
El
grupo de actores protagonista, entre ellos Mark Wahlberg, fue
especialmente entrenado por miembros del SEAL para asegurar una
actuación lo más real posible. La película llena de acción abre con un
montaje de secuencias que enseñan los duros simulacros y entrenamientos a
los que son sometidas las fuerzas especiales. Continúa con escenas en
las que la tensión está asegurada llenas de disparos, persecuciones y un
despliegue de helicópteros Apache, Black Hawk y Chinook que no
defraudará a los amantes de la fotografía y de estos aparatos.
La
misión de este grupo formado por estos superhombres consiste en
conseguir neutralizar al cabecilla talibán Ahmad Shad, cercano a Bin
Laden, que contaba con todo un ejército de hombres para protegerlo. La
película, según los expertos, parece un claro homenaje de Berg a los
soldados que combatieron en Iraq y Afganistán, en la que se incluye una
dedicatoria final muy emotiva. Además, el director nos hace partícipes
del debate ético absolutamente decisivo al que se tienen que enfrentar
los cuatro hombres, tras encontrar a un pastor afgano con sus dos hijos
en las montañas de Hindu Kush.
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