El radicalismo y el extremismo en Siria, Irak, Somalia,
Afganistán, Libia, Pakistán y otros países del Medio Oriente, Asia y África, enfrascado
desde hace tiempo en la preparación de nuevos kamikazes o terroristas suicidas,
empieza a convertirse en seria preocupación, tanto para los que alguna vez les
financiaron o les dieron apoyo logístico –entiéndase numerosos servicios de
inteligencia de EE UU, los países europeos, Israel y las monarquías árabes-, como
para otras naciones. A ellos se han sumado extremistas empujados por conflictos
étnicos o fines separatistas, así como un alto índice de mercenarización en
diferentes lugares del orbe.
En realidad, tal parece que el Frankenstein se volviera
contra sus creadores como peligrosa amenaza. Diversas fuentes indican alertas
de un próximo desplazamiento de estos terroristas suicidas hacia la vieja
Europa, Estados Unidos, Canadá y otros países. El monstruo descontrolado mira
hacia todas direcciones y nadie puede sentirse seguro, ni sus patrocinadores,
ni sus jurados enemigos.
La
situación se vuelve aún más compleja en la medida en que se revela que Al Qaeda
y sus grupos afines están integrados por miles de combatientes oscuros,
procedentes de esas mismas naciones amenazadas ahora, unos convertidos al islamismo
extremo y al radicalismo y otros ansiosos de ganar aún más dinero. El
surgimiento de enfrentamientos entre estos grupos ha agudizado el potencial
peligro, pues los mismos actúan con total descontrol y han comenzado a combatir
entre sí. Prueba de ello son los enfrentamientos entre los miembros del Estado
Islámico de Irak y del Levante (EIIL), vinculado a Al-Qaeda, y otros grupos
armados que operan en Siria, desatados desde el pasado 3 de enero, lo que ha
elevado el número de víctimas entre estas facciones a la considerable cifra de 1
395 personas. Entre los muertos se encuentran ya casi 800 extranjeros que actuaban
bajo la égida del Ejército Libre de Siria (ELS), en su enfrentamiento al EIIL.,
el que ha sufrido cerca de 500 bajas.
Ese
temor se ha visto reflejado en las visitas solapadas de muchos representantes
de agencias de inteligencia a Siria –a la cual no puede culparse para nada,
pues ha sido la víctima de este implante del terror, promocionado desde el
exterior-, buscando cómo obtener información sensible sobre los próximos
movimientos y amenazas de estos terroristas. Todo hubiera pasado inadvertido, a
no ser por el destape de la dura realidad: varios de los mercenarios vinculados
a Al Qaeda, al Ejército Sirio Libre y al grupo Estado Islámico de Iraq y el Levante, han
confesado haber sido entrenados en Siria por instructores extranjeros, provenientes de EEUU,
Gran Bretaña y Francia, en las técnicas más sofisticadas para realizar
atentados terroristas, adiestrándolos en crear bombas enmascaradas en el
cuerpo, elaboración de minas, formación de células operativas, uso de misiles,
manejo de diversos tipos de explosivos y en diversas maneras de causar caos
mediante la violencia. Luego de ser entrenados, los hacen permanecer luchando
contra Bashar Al Assad o los envían de regreso a sus países de origen, en unos
casos para actuar de inmediatos o para permanecer como células durmientes.
El
problema es que los “pupilos”, entre los que se encuentran alrededor de 700 ciudadanos franceses, 270
alemanes y 500 británicos, originarios de los países africanos y árabes,
incluidos cientos de ciudadanos naturales de esas naciones, se han ido
trasladando a EE UU, Europa y otras regiones, representando una evidente
amenaza, dado que muchos han sufrido un proceso de asimilación del islamismo y
de un radicalismo extremo, capaz de cuestionar los valores occidentales. A ello
se suma el hecho de que estos terroristas cuentan con armas sofisticadas, tal
como ocurre con los integrantes del Frente Al Nusra, operativo en Siria y
Líbano, poseedores de misiles germano-franceses del tipo Milan, usados contra
los rebeldes kurdos.
La
incierta suerte de estos terroristas, perseguidos en varios países y huyendo en
desbandada, aumenta el peligro de que emigren hacia otros puntos del planeta.
La suerte no les ha acompañado. Las autoridades iraquíes han ahorcado a 37 de
ellos en menos de una semana, mientras 60 fueron eliminadas ayer en operaciones
lanzadas en las provincias de Al Anbar y Nínive, en el este de Irak. El
Ejército argelino mató anoche a cuatro supuestos terroristas en la provincia de
Medea, situada a 60 kilómetros al sur de Argel, informó hoy el Ministerio de
Defensa en un comunicado difundido por la agencia oficial APS. También en
Argelia son perseguidos terroristas del grupo Al Qaeda en el Magreb Islámico
(AQMI), posicionados en las montañas de la región septentrional argelina de la
Kabilia, sufriendo continuas bajas.
Solo
en Libia, por citar un ejemplo, una considerable parte de los 17, 000
terroristas que lucharon contra Gadafi, se niegan a entregar las armas y andan
a su libre albedrío. A diario rivalizan entre ellos.
Diversas
fuentes de inteligencia de Alemania, Estados Unidos, Francia y el Reino Unido,
han iniciado rápidas investigaciones sobre estos extremistas que una vez fueron
usados por ellos, evaluando casuísticamente las potenciales amenazas. De tal
forma, el 2014 representa un año de potenciales atentados terroristas en muchas
ciudades de Europa, Canadá y Estados Unidos.
Grecia,
por ejemplo, activó sus medidas de seguridad ante una amenaza de atentados
terroristas por parte del grupo "17
de Noviembre", según el diario griego Katimerini, contra Atenas. Hasta el momento se investigan los
vínculos posibles entre este grupo y otras organizaciones terroristas europeas
y de Al Qaeda. Uno de los potenciales blancos podrían ser instalaciones de la
Unión Europea y edificios gubernamentales.
Aunque
aparentemente Sochi se encuentre hoy en la mirilla de la atención pública
mundial, lo cierto es que las autoridades rusas hacen un esfuerzo sobrehumano
por evitar cualquier acción terrorista durante los venideros Juegos Olímpicos
de Invierno de Sochi 2014. Al respecto, el presidente del Comité Olímpico de
Rusia, Alexandr Zhúkov, trató de tranquilizar a las delegaciones de las 6 naciones
amenazadas de sufrir, en caso de asistir a la cita, algún tipo de atentado
terrorista, entre los que se encuentra la delegación norteamericana. El
vicepresidente de la Duma rusa, también dijo, claramente: "Pensamos que esas amenazas que recibieron algunos comités
olímpicos por internet son provocaciones, y recomendamos a nuestros colegas de
otros países a no prestar atención".
Creo
que Sochi saldrá airosa, pero la reunión del G-8 en esa misma ciudad, es un
peligro potencial.
En
mi criterio personal, la amenaza terrorista es legítima y nuevos desafíos ha de
enfrentar la comunidad internacional. Solo una coordinada acción de ella puede
salvar al mundo de este flagelo y para ello es necesario que, quienes alientan
y subvencionan al terrorismo –entiéndanse las grandes potencias imperiales y
sus aliados-, dejen ese hábito malicioso de hacer política sucia por todo el mundo.
El mundo reclama una urgente reunión internacional contra el terrorismo, la que
tenga, primero que todo, una total transparencia y elimine el doble rasero con
el que se juzga hoy, por EE UU, al resto de las naciones.
Mientras los terroristas caminen impunes por el mundo, el peligro existe.
Yo,
como antiterrorista, lo aseguro.
Fuente:
Agencias
Percy
Francisco Alvarado Godoy.
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