La dictadura militar brasileña
(1964-1985) no solo apoyó económicamente al régimen chileno de Augusto
Pinochet (1973-1990), sino que también envió instructores expertos en
tortura y operaciones encubiertas, denunciaron antiguos exiliados
políticos brasileños ante un grupo de senadores vinculados a la Comisión
de la Verdad.
Tomás Tarquinio, un exmilitante de izquierda, aseguró que cuando estuvo preso en Chile fue interrogado y agredido por militares brasileños, según publicaron el viernes los medios.
“Ellos querían informaciones sobre una asociación de exiliados en Chile que ayudaba a los que huían de Brasil”, declaró Tarquinio, quien afirmó que, el régimen brasileño de entonces dotó a los militares chilenos de equipos de tortura, y mandó expertos para enseñar técnicas de interrogatorio.
Ubiramar Peixoto de Oliveira, quien también fue encarcelado tras el golpe de Pinochet en Chile, donde se había refugiado después de que los militares asumieran el poder en Brasil, corroboró las denuncias de Tarquino.
De Oliveira indicó que el consulado brasileño en Santiago, capital chilena, “era un antro y cubil de torturadores brasileños”.
Por su parte, el presidente del grupo de senadores, Joao Capiberibe, dijo que los testimonios de ambos serán incorporados al informe final de la Comisión de la Verdad que investiga las violaciones de los derechos humanos durante el período dictatorial, que será divulgado en diciembre próximo.
El año pasado, el diario brasileño Folha de São Paulo sacó a la luz un documento que constata la entrega de una “importante ayuda” de Brasil a Chile, según describe un archivo del 26 de octubre de 1976.
Según el documento, durante el período de dictadura del general Ernesto Geisel en Brasil se entregó, entre otras sumas, un préstamo por 115 millones de dólares en “condiciones favorables” al gobierno de facto de Chile.
HispanTV
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