lunes, 21 de abril de 2014

Más fácil entrar en Harvard que lograr trabajo en un Walmart

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Quizás sea la mejor expresión de la archifamosa división entre el 1% y el 99%: en Estados Unidos, encontrar un puesto de trabajo en una empresa en la que la mitad de sus empleados tienen que recibir cupones para comprar comida es el doble de difícil que ser admitido en Harvard, o el triple que entrar en el máster de dirección de empresas (MBA) de Stanford, el más caro del país.

El ejemplo más obvio es el de la cadena de supermercados Walmart. A finales de 2013, esa empresa abrió sus dos primeros centros comerciales en el Distrito de Columbia, es decir, en la ciudad de Washington. Recibió 23.000 solicitudes de empleo, para sólo 600 plazas. O sea, el 97,3% de los candidatos fueron rechazados.

Como contraste, Harvard, la escuela más exclusiva de la llamada Ivy League sólo rechazó al 94,2% de los aspirantes a entrar en una de sus licenciaturas. El MBA de la universidad californiana de Stanford aceptó al 7% de sus candidatos. El que sea mucho más duro entrar en Walmart, que es famosa en EEUU por su dura política laboral, muestra la situación del mercado de trabajo en el país. Como declaró la semana pasada la presidenta de la Reserva Federal, Janet Jellen, «en cierto sentido, el mercado laboral es más duro ahora que en cualquier otra recesión».

Es cierto que la tasa de paro está estabilizada en el 6,7% desde principios de año. Y también que la población activa está volviendo a crecer, lo que indica que los estadounidenses saben que, si se busca trabajo, éste acaba por aparecer. Pero en el sector más bajo de la economía sigue habiendo una inmensa reserva de personas con escasa cualificación y que son parados de larga duración cuyos salarios no aumentan y para los que tampoco existen nuevas oportunidades. De hecho, según datos del Departamento de Trabajo de EEUU, por cada seis meses adicionales en paro las posibilidades de encontrar un empleo disminuyen en un 45%.

De hecho, el 28% de los empleos en Estados Unidos son de bajos salarios, según un estudio del Instituto de Economía Política, que define esos puestos de trabajo como aquellos en los que el sueldo es inferior a la mitad de la renta mínima necesaria para sostener a una familia de cuatro personas. En 2010, cuando la crisis del mercado laboral estaba en su apogeo, el porcentaje era exactamente el mismo. En 2020, de acuerdo a ese estudio, seguirán suponiendo el 28% de todos los empleos.

Encima, el poder adquisitivo de los salarios de esos empleos de baja remuneración está cayendo: entre 2008 y 2011, descendió un 2,3%, más del doble de lo que descendieron las pagas de los trabajos considerados de nivel medio, según un estudio de la consultora californiana Sentier.

Los Walmart de Washington reflejan esa situación. La capital estadounidense es una de las ciudades más caras del país. Para pertenecer al 1% más rico hay que tener unos ingresos anuales de 447.500 euros, es decir, casi el doble que para el conjunto de Estados Unidos. Y, sin embargo, su tasa de paro es del 7,5%, casi un punto porcentual por encima de la media nacional.

En ese paraíso del 1%, no es de extrañar que 23.000 personas hayan aspirado a trabajar en una empresa que en promedio paga 6 euros y 36 céntimos a la hora (sin descontar impuestos y cotizaciones) a sus cajeras, lo que supone una media aproximada de 14.000 euros anuales.

El Mundo.
 
Tomado de  http://www.gatoencerrado.net

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