Este 20 de abril de 2014, Eleazar Díaz Rangel, expone las razones por
las cuales, a su juicio, los sectores populares no han sido foco de las
guarimbas. Y dice: "El hecho de que ha habido una mejor atención a los
pobres, con una inversión social cuantiosa, y hoy -incluidos los
ancianos-, viven mejor que hace diez o 15 años, explica que los barrios
no hayan bajado a sumarse a las protestas de la clase media; ni a las
pacíficas de un sector mayoritario en la oposición, menos a las
violentas".
Yo no comparto totalmente esta apreciación. A mi juicio existen dos razones fundamentales que justifican esta realidad, a saber:
1) El pueblo venezolano, que fue masacrado y preterido desde la llegada
de Colón hasta el avenimiento del comandante Chávez, ha sido, es y será
siempre un pueblo de gran nobleza y bondad; que si participó en varias
guerras fue arrastrado por el huracán Bolívar, con su sed de
independencia y justicia, y posteriormente en defensa de sus legítimos
derechos como venezolanos, es el caso de la guerra federal y otras
escaramuzas.
Causas anti patrióticas como las que dieron origen a las guarimbas no
serán capaces de movilizar a esta importante masa de venezolanos que,
aunque militan en la oposición, no han sido enajenados completamente
debido a las causas que enarbola Rangel en su artículo.
2) Las guarimbas fueron financiadas desde el exterior (USA, Colombia e
Israel). Estos fondos bajaron en caudalosas cascadas desde las altas
esferas anti chavistas para ser distribuidos entre los terroristas
profesionales traídos del exterior, los cuales, a su vez, contrataron
malhechores locales, de su misma clase y previamente entrenados, como
autores materiales de los actos terroristas que hemos vivido.
No existen contactos directos entre los cuadros terroristas y estos
sectores populares y si los hubiera serían muy sutiles. La alienación de
estos es por los medios de comunicación. Ellos saldrían a la calle por
una buena causa, como lo hicieron el 27F.
Los líderes opositores desprecian a los pobres y les daría escozor
compartir una trinchera con ellos. Por otra parte son avaros y no
querrían nunca compartir su botín de dinero sucio.
Buena parte de los sectores populares opositores han entreabierto los
ojos con lo ocurrido y esto se reflejará, seguramente, en las próximas
elecciones. Lo mismo ocurrirá con la votación de los sectores de clase
media que vieron de cerca al monstruo del fascismo que les esperaría a a
la vuelta de un negado triunfo opositor.
Por: Antonio José Nava
Aporrea
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