“Como cambian las cosas Venancio qué te parece”, dice una canción
típica y, aquí en este continente tenía que pasar más de 500 años para
que veamos cómo un presidente latinoamericano recibía a su homólogo
español con la frase “bienvenido a un mundo mejor”.
Y es que América Latina goza hoy nuevamente de la bonanza mientras
Europa y los Estados Unidos se hallan en declive y viven una crisis
espantosa. Ocurrió hace unos días, durante la primera cumbre de la
Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC) con la Unión
Europea (UE), cuando con estas palabras el presidente de Chile Rafael
Piñeira, que era el anfitrión de la reunión, saludó al presidente de
España, Mariano Rajoy.
Durante estos largos cinco siglos, Europa saqueó a la América Latina
dejándola finalmente con “las venas abiertas” y a merced del “Patrón
del Norte” que hizo de ella su “patio trasero” atrasado, perpetuándolo
además en el “desarrollo de su subdesarrollo”. Sin embargo, el mundo
está creado de tal forma que todos los procesos socio económicos están
en permanente cambio y finalmente llegó el momento cuando “el patio
trasero” terminó con la dependencia y se aboca a construir sobre sus
escombros un nuevo conglomerado de Estados y emprende un dinámico
camino de integración latinoamericana. La formación de la Alianza
Bolivariana para Nuestros Pueblos de América (ALBA) en 2004, de la
Unión de Naciones Suramericanas (UNASUR) en 2008 y la CELAC en 2011 dio
un nuevo impulso a este proceso integracionista, iniciándose un cambio
de época en América Latina.
Según la subsecretaria general de la ONU y directora asociada del
Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), Rebecca
Grynspan,”los países de esta región son un ejemplo para el resto del
mundo. Esta es una de las zonas del planeta que han logrado un
crecimiento económico muy marcado, con una fuerte reducción de la
desigualdad. Latinoamérica es un ejemplo del crecimiento con equidad”.
Los últimos pronósticos del Fondo Monetario Internacional (FMI) y de la
Comisión Económica para América Latina y el Caribe (SEPAL) del
crecimiento económico en la región para 2013 indican que Brasil crecería
el 4 por ciento, México el 3.5%, Argentina el 3.9%, Colombia entre el
4.3 y 4.5%, Venezuela el 3.3 - 4%, Chile el 4.4 – 4.8%, el Perú crecería
alrededor del 6 por ciento, Bolivia se expandiría entre 4.6 y 5.1%, el
PBI de Cuba alcanzaría el 3.5 por ciento, Ecuador crecería el 3.9 por
ciento y el PIB del Uruguay subiría al 4 por ciento.
Mientras América Latina está en proceso de expansión económica, la
Unión Europea junto con los Estados Unidos están tratando
desesperadamente de salir de la severa crisis económica, sin encontrar
hasta ahora los remedios compatibles con su modelo neoliberal que hace
empobrecer cada día más a la mayoría de su población pero que enriquece a
la minoría con las riendas del poder. La situación en Europa está
llegando a tal extremo que los grandes productores de automóviles como
Mitsubishi, Opel y Fiat están cerrando sus fábricas en la Unión
Europea. Las otras corporaciones como Peugeot, Ford y GM están
preparándose para tomar las mismas medidas. Y esto está sucediendo en la
región donde se produce uno de cada cuatro automóviles ensamblados en
el mundo. Actualmente en Europa hay cerca de 30 millones de desocupados
y se prevén nuevos despidos.
El reciente Foro económico Mundial celebrado en Davos, Suiza no logró
un consenso respecto a qué hacer para salir del túnel de la crisis.
Las propuestas fueron las mismas: suavizar controles arancelarios,
recortar salarios, eliminar programas sociales, disminuir préstamos a
los estudiantes universitarios y sobre todo crear condiciones para
maximizar las ganancias de los grandes inversionistas y especuladores
financieros. A nadie de los 1.500 empresarios, gobernantes y autoridades
financieras reunidos en este 43 Foro Económico Mundial les preocupó la
perspectiva de que el número de desocupados que actualmente alcanza 202
millones seguirá creciendo en los próximos años, ya que no se espera que
la crisis termine antes de 2017.
Dadas estas condiciones, la primera reunión CELAC – UE ha sido
considerada en Europa como una oportunidad para recurrir a los recursos
latinoamericanos y encontrar socios que le ayuden a superar la crisis
que arrancó en 2007. Europa ha sido el primer socio comercial de América
Latina, pero el intercambio siempre ha sido desigual y combinado. Las
corporaciones europeas, igual como las norteamericanas, impusieron sus
leyes no escritas a los dóciles gobernantes latinoamericanos. Venezuela,
Ecuador, Bolivia y Argentina tuvieron que tomar drásticas medidas,
recurriendo a la nacionalización para tener mayor acceso a sus recursos
naturales.
En otros países como Colombia, Chile y el Perú las corporaciones
europeas siguen su práctica de maximizar sus ganancias y minimizar el
aporte financiero a los países donde están operando. Mientras China
condicionó a Europa su ayuda económica a cambio de la compra de la
infraestructura productiva, cosa que se negaron los europeos, Perú
vuelve a ser imprudentemente “dadivoso”. En un reciente artículo, la
periodista peruana Melissa Pérez puso en evidencia cómo el gobierno
“nacionalista” de Ollanta Humala “perdonó” casi 2.000 millones de
dólares en impuestos a la renta, no pagados por la corporación española
“Telefónica” y renovó el contrato con esta compañía por 18 años más a
cambio de la promesa de 1.200 millones de dólares en inversión en la red
telefónica nacional. El presidente de España, Mariano Rajoy se quedó
tan satisfecho que vino a dar las gracias en persona, anunciando “el
momento extraordinario” en la relación bilateral. Por supuesto, este
gesto generoso del gobierno peruano es un alivio para España en quiebra,
pero al mismo tiempo es una desventaja para la economía peruana.
Precisamente este tipo de relaciones desiguales entre Europa y
América Latina denunció el presidente del Uruguay, Pepe Mujica en el
Foro CELAC cuando dijo que “la culta UE es uña y carne de los EE.UU.,
ellos son una sola unidad cuando especialmente explotan y destruyen
pueblos y naciones como Irak, Afganistán, Libia, etc., y también cuando
hacen coro para amenazar a Irán y otras naciones. En esencia esa es la
Unión Europea que hoy en día hace todo lo posible para hacer recaer su
crisis y su desbarajuste económico sobre las espaldas de sus
respectivos pueblos en lucha, para favorecer a los banqueros y además
viene presurosa a Latinoamérica, tratando de consolidar ayuda de sus
socios, como el presidente de Chile”. Cabe agregar a esto, que Europa
jamás ayudó a ningún país latinoamericano para superar sus problemas
económicos, muy al contrario siempre se aprovechó de la situación.
Recientemente el ministro de trabajo francés, Michel Sapin declaró
que en Europa “el Estado existe pero en completa bancarrota”. En estas
condiciones la Unión Europea busca desesperadamente las salidas de la
crisis, echando el ojo a América Latina con el pretexto de convertirla
en una economía complementaria y no competitiva aprovechándose de sus
recursos naturales y su capital. Para lograrlo el presidente del
Consejo Europeo Herman van Rumpoy está tratando de convencer a los
gobiernos de Perú, Colombia y América central de la ventaja de tratados
de libre comercio con Europa.
Sin embargo, detrás de las promesas europeas del bienestar y
prosperidad de los tratados libres bilaterales (TLB) está el frío
cálculo de los gobernantes europeos de “saquear de nuevo a América
Latina”, como lo dijo Evo Morales. Los TLB, según los especialistas
Andres Asiain y Lorena Putero, “son instrumentos de coloniaje económico”
y no son en realidad tratados bilaterales sino unilaterales que
“facilitan la extranjerización de la economía sin el esperado
despliegue de la inversión prometida”. En Argentina entre 1991 y 2001 el
56 por ciento de la inversión extranjera se dirigió a la compra de las
empresas preexistentes.
Los gobernantes latinoamericanos saben perfectamente esa realidad y
la mayoría de ellos no están de acuerdo, según la presidenta de
argentina Cristina Fernández, para que “Europa le transfiera a América
Latina el peso de su crisis”. La esperanza de Europa de obtener de los
países latinoamericanos una promesa durante la primera reunión CELAC –
UE comprometiéndose a terminar con las políticas proteccionistas,
abstenerse de la nacionalización de las empresas en manos extranjeras,
erradicar el control de la divisa y rebajar los impuestos, no se hizo
realidad. La declaración final de 48 puntos resultó ser ambigua
conteniendo más retórica que proyectos y planos concretos.
Europa y América Latina tienen en este momento diferentes destinos.
La primera, a medida que se está agravando su crisis económica, se está
volviendo cada vez más agresiva y belicosa involucrándose en las
guerras en el Medio Oriente, Asia y África, como si se le despertara de
nuevo su instinto colonial y su criatura armada, la OTAN está tomando
mayor interés en América Latina, mientras este continente busca su nuevo
destino a través de la integración, solidaridad y la paz.
Ante todo esto, que Latinoamérica esté alerta y analice por ejemplo
que tanto los presidentes de Italia y Francia, Silvio Berlusconi y
Nicolas Sarkozy eran amigos íntimos de Libia y recibieron millonarias
dádivas de Muamar Gadafi pero, estos no dudaron en destruir ese país y
abalar el asesinato del presidente para apoderarse de sus recursos.
Columna Semanal de Vicky Peláez
Ria Novosti
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