domingo, 24 de febrero de 2013

Triunfo de Correa, una derrota para los globalizadores

Para el pueblo lo que es del pueblo/Porque el pueblo se lo ganó (José Teherkaski – Piero)

La contundente y arrolladora victoria de Rafael Correa en los comicios presidenciales de Ecuador significa un duro revés para los globalizadores neoliberales, sus seguidores y servidores locales de diferentes corrientes políticas que van desde la extrema derecha, hasta la izquierda llamada moderada.
Ellos esperaban que con la enfermedad del presidente venezolano Hugo Chávez, la pujante consigna en América Latina del Socialismo del Siglo XXI, comience a perder su ímpetu y a sus adeptos.
Esperaban que “capitalismo del mercado” retome su poder en América Latina cuyos recursos son vitales para la recuperación de las economías en los países del llamado “capitalismo avanzado” hoy en grave recesión, pero el triunfo de Correa refuerza el modelo del desarrollo alternativo.
En vísperas de las elecciones presidenciales en Ecuador, los medios de comunicación globalizados desencadenaron una guerra mediática contra Rafael Correa. La agencia Reuters y la BBC lo tildaron de “dictador” e indicaron que el presidente muestra constantemente una conducta “belicosa” o según el columnista estrella del “the Miami Herald” en español, Andrés Openheimer, ser un “narcisista-leninista” que está imponiendo en Ecuador una “dictadura del Siglo XXI”.
En Latinoamérica, la prensa en el poder de las élites ha tratado de enlodar a Correa diciendo que su meta es llevar a su pueblo al “social-populismo”. Hasta su propio hermano, Fabricio Correa lo acusó de ser corrupto.
Extrañamente, la izquierda no se quedó atrás en sus denuncias contra el proyecto Correa de la “Revolución Ciudadana” y dijeron que era opuesto al verdadero socialismo. En el Manifiesto de apoyo al candidato de la Coordinadora Plurinacional de las Izquierdas (CPI), Alberto Acosta y uno de los fundadores del partido indigenista Pachakutik, firmado por 160 intelectuales ecuatorianos, Rafael Correa fue acusado del “neopopulismo autoritario”.
Es decir, la supuesta izquierda, que en estas elecciones presidenciales obtuvo el 3.30 por ciento de votos, ha estado utilizando el mismo lenguaje que las corporaciones globalizadas mediáticas.
Lo que no calcularon los detractores del presidente ecuatoriano, es la voluntad del pueblo que ha dado su apoyo a Correa por producir en su gobierno políticas públicas que han beneficiado a las grandes mayorías nacionales y, también por cumplir con el pacto social en su primera presidencia.
Rafael Correa, doctor en economía tomó el poder por primera vez en 2007. Encontró su país en quiebra y devastado por más de 20 años del neoliberalismo.
Entre 1997 a 2007 Ecuador fue dominado por una inestabilidad política que ocasionó que siete presidentes pasaran por el Palacio Carondelet, entre ellos tres derrocados: Abdalá Bucaram en 1997, Jamil Mahuad en 2000 y Lucio Gutiérrez, llamado popularmente “Sucio Lucio”, en el 2005.
Durante la presidencia de Mahuad se estableció un “gobierno de los banqueros” y en 1998 se desató una severa crisis económica debido a la implantación de un neoliberalismo extremo, saltando el dólar de 4.000 a 25.000 sucres.
El 9 de enero de 2000, Mahuad dolarizó la moneda nacional, hizo congelar los depósitos en la banca privada por un año, perdiendo finalmente Ecuador su soberanía. Esta situación crítica se prolongó hasta 2007 cuando el economista graduado en la universidad de Illinois (EE.UU), Rafael Correa asumió el poder después de las elecciones presidenciales.
Dos años más tarde fue ratificado en el cargo mediante un nuevo proceso electoral tras la aprobación de la nueva Carta Magna en el 2008 y siguió gobernando Ecuador cuatro años más. Durante estos años su gobierno se empeñó en enrumbar al país al modelo del “Socialismo del Bien Vivir” que se basa en el Estado democrático, economía social solidaria y administración pública de sectores estratégicos y servicios básicos.
Este hace de lado las recetas del Fondo Monetario Internacional (FMI), el Banco Mundial (BM) y de las presiones de las corporaciones transnacionales. Soportando una terrible guerra mediática de la prensa globalizada defendió a su país de las medidas desestabilizadoras promovidas por las élites nacionales e inclusive sobrevivió un intento de golpe de Estado.
Para sacar el país de la crisis, Rafael Correa acudió a los consejos del economista heterodoxo surcoreano Ha Joon Chang, especializado en la economía de desarrollo. Según él, el Estado debe ser regulador de la economía con el propósito de corregir distorsiones del mercado. Es partidario también de subsidios para los pobres para liberarlos de esta situación penosa no solo para ellos sino dañina para la economía y el desarrollo nacional.
En su libro publicado en castellano en 2004, “Retirar la Escalera: La Estrategia del Desarrollo en Perspectiva Histórica”, el doctor Ha Joon Chang denuncia a las potencias económicas actuales de “retirar la escalera” a los países en desarrollo que ellos mismos han utilizado para alcanzar su superioridad económica y en especial, la “escalera del proteccionismo”.
En los cinco años de su gobierno, Correa no solamente sacó al país de la crisis en un tiempo récord sino lo encaminó hacia el desarrollo sostenible. En 2011, se registró el crecimiento del 7.8 por ciento y en 2012 del 5.4 por ciento. La deuda pública es menos del 10 por ciento de del Producto Interno Bruto (PIB) y el servicio de la deuda externa es del un por ciento del PBI. El desempleo es inferior al cinco por ciento y la pobreza decreció del 25.5 por ciento en 2009 al 16 por ciento en 2012. También el gobierno terminó 13 contratos de inversión que no eran dañinos para el país, incluyendo algunos con los Estados Unidos y revisó 15 de los 24 acuerdos extracción de petróleo aumentando la renta al 80 por ciento en vez de la tradicional del 18 por ciento.
Para protegerse de la galopante crisis mundial, el gobierno de Rafael Correa nacionalizó el Banco Central, haciendo retornar más de dos mil millones de dólares depositados en los Estados Unidos e introdujo impuestos para la transferencia del dinero al extranjero, obligando a los bancos a mantener el 60 por ciento del dinero en efectivo en el país. Así frenó la fuga del capital de la que están sufriendo grandes países, en especial Rusia.
A la vez liquidó el monopolio de los bancos sobre los medios de comunicación. Siguiendo los postulados de Ha Joon Chang, se incrementó el rol regulador del Estado en el comercio exterior.
En estos años Rafael Correa puso en orden las relaciones con los Estados Unidos para fortalecer la soberanía nacional. Ordenó el desalojo de una de las más grandes bases militares norteamericanas en América Latina, la base de Manta. Dio su rotundo NO al Tratado de Libre Comercio con Washington, limpió la policía nacional de los agentes de la CIA, la DIA (Defense Intelligence Agency) y la Mossad y prohibió a los militares ecuatorianos recibir entrenamiento en el Instituto de Cooperación para la Seguridad Hemisférica – ex Escuela de las Américas.
Fue su gobierno el que desafiando a los poderes más grandes del mundo, dio asilo político al director de WikiLeaks, Julian Assange frente a la indiferencia o al miedo de la mayoría de los gobiernos del planeta. Analizando los logros de Rafael Correa, un economista hindú, Juayati Ghosh llamó a Ecuador, en una entrevista en el periódico británico the Guardian, “el más radical y excitante país en el mundo”.
El pueblo ecuatoriano supo apreciar la gestión de Rafael Correa y le mostró su abrumador apoyo para que prosiga su proyecto de la “Revolución Ciudadana”. Votando por Rafael Correa también dio su rotundo rechazo al pasado neoliberal al igual como lo están haciendo los venezolanos y los bolivianos.
En la reciente entrevista con el periódico argentino “Pagina 12”, Rafael Correa exhortó a los gobernantes latinoamericanos a lograr mayor integración en la toma de decisiones respecto a los acuerdos con grandes potencias y transnacionales, diciendo que “si negociamos en conjunto con el capital internacional, nosotros ponemos las condiciones”.
Lograr la integración es una tarea harto difícil ya que Washington y sus aliados incondicionales de la Unión Europea están tratando de crear un Acuerdo Transatlántico de Asociación que representaría el 47 por ciento de la economía mundial. A la vez, Estados Unidos está promoviendo otro bloque comercial Transpacífico involucrando a Colombia, Chile, Perú y México.
Con estos dos mega bloques comerciales piensan neutralizar el MERCOSUR y paralizar el proceso de integración en el continente y por supuesto terminar con el proyecto del Socialismo del Siglo XXI.
Por eso Rafael Correa está tratando de acelerar el proceso de integración en el continente encertando su país en el Mercosur, igual a lo que está planificando Evo Morales.
Mientras tanto el nuevo plan de gobierno de Rafael Correa para los próximos años está orientado para profundizar la reorganización estatal ahondando la descentralización y desconcentración del Estado con el propósito de producir cambios en las estructuras económicas y culturales. La mayoría de su pueblo lo está apoyando en esta gestión, así lo confirman los resultados electorales y el proceso de cambios iniciado por el presidente ya está trascendiendo su persona.
Como dijo Rafael Correa, “estamos preparando centenares, sino miles de cuadros jóvenes para que tomen la posta…Nuestro proyecto político no es Correa, es la revolución ciudadana y sobrepasa a cualquier persona”.
La reelección de Rafael Correa en Ecuador y de Hugo Chávez en Venezuela es una señal de un nuevo proceso histórico en marcha en América Latina.

Columna Semanal de Vicky Peláez

Ria Novosti

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