Para el pueblo lo que es del pueblo/Porque el pueblo se lo ganó (José Teherkaski – Piero)
La contundente y arrolladora victoria de Rafael Correa en los
comicios presidenciales de Ecuador significa un duro revés para los
globalizadores neoliberales, sus seguidores y servidores locales de
diferentes corrientes políticas que van desde la extrema derecha, hasta
la izquierda llamada moderada.
Ellos esperaban que con la enfermedad del presidente venezolano Hugo
Chávez, la pujante consigna en América Latina del Socialismo del Siglo
XXI, comience a perder su ímpetu y a sus adeptos.
Esperaban que “capitalismo del mercado” retome su poder en América
Latina cuyos recursos son vitales para la recuperación de las economías
en los países del llamado “capitalismo avanzado” hoy en grave recesión,
pero el triunfo de Correa refuerza el modelo del desarrollo alternativo.
En vísperas de las elecciones presidenciales en Ecuador, los medios
de comunicación globalizados desencadenaron una guerra mediática contra
Rafael Correa. La agencia Reuters y la BBC lo tildaron de “dictador” e
indicaron que el presidente muestra constantemente una conducta
“belicosa” o según el columnista estrella del “the Miami Herald” en
español, Andrés Openheimer, ser un “narcisista-leninista” que está
imponiendo en Ecuador una “dictadura del Siglo XXI”.
En Latinoamérica, la prensa en el poder de las élites ha tratado de
enlodar a Correa diciendo que su meta es llevar a su pueblo al
“social-populismo”. Hasta su propio hermano, Fabricio Correa lo acusó de
ser corrupto.
Extrañamente, la izquierda no se quedó atrás en sus denuncias contra
el proyecto Correa de la “Revolución Ciudadana” y dijeron que era
opuesto al verdadero socialismo. En el Manifiesto de apoyo al candidato
de la Coordinadora Plurinacional de las Izquierdas (CPI), Alberto Acosta
y uno de los fundadores del partido indigenista Pachakutik, firmado por
160 intelectuales ecuatorianos, Rafael Correa fue acusado del
“neopopulismo autoritario”.
Es decir, la supuesta izquierda, que en estas elecciones
presidenciales obtuvo el 3.30 por ciento de votos, ha estado utilizando
el mismo lenguaje que las corporaciones globalizadas mediáticas.
Lo que no calcularon los detractores del presidente ecuatoriano, es
la voluntad del pueblo que ha dado su apoyo a Correa por producir en su
gobierno políticas públicas que han beneficiado a las grandes mayorías
nacionales y, también por cumplir con el pacto social en su primera
presidencia.
Rafael Correa, doctor en economía tomó el poder por primera vez en
2007. Encontró su país en quiebra y devastado por más de 20 años del
neoliberalismo.
Entre 1997 a 2007 Ecuador fue dominado por una inestabilidad política
que ocasionó que siete presidentes pasaran por el Palacio Carondelet,
entre ellos tres derrocados: Abdalá Bucaram en 1997, Jamil Mahuad en
2000 y Lucio Gutiérrez, llamado popularmente “Sucio Lucio”, en el 2005.
Durante la presidencia de Mahuad se estableció un “gobierno de los
banqueros” y en 1998 se desató una severa crisis económica debido a la
implantación de un neoliberalismo extremo, saltando el dólar de 4.000 a
25.000 sucres.
El 9 de enero de 2000, Mahuad dolarizó la moneda nacional, hizo
congelar los depósitos en la banca privada por un año, perdiendo
finalmente Ecuador su soberanía. Esta situación crítica se prolongó
hasta 2007 cuando el economista graduado en la universidad de Illinois
(EE.UU), Rafael Correa asumió el poder después de las elecciones
presidenciales.
Dos años más tarde fue ratificado en el cargo mediante un nuevo
proceso electoral tras la aprobación de la nueva Carta Magna en el 2008 y
siguió gobernando Ecuador cuatro años más. Durante estos años su
gobierno se empeñó en enrumbar al país al modelo del “Socialismo del
Bien Vivir” que se basa en el Estado democrático, economía social
solidaria y administración pública de sectores estratégicos y servicios
básicos.
Este hace de lado las recetas del Fondo Monetario Internacional
(FMI), el Banco Mundial (BM) y de las presiones de las corporaciones
transnacionales. Soportando una terrible guerra mediática de la prensa
globalizada defendió a su país de las medidas desestabilizadoras
promovidas por las élites nacionales e inclusive sobrevivió un intento
de golpe de Estado.
Para sacar el país de la crisis, Rafael Correa acudió a los consejos
del economista heterodoxo surcoreano Ha Joon Chang, especializado en la
economía de desarrollo. Según él, el Estado debe ser regulador de la
economía con el propósito de corregir distorsiones del mercado. Es
partidario también de subsidios para los pobres para liberarlos de esta
situación penosa no solo para ellos sino dañina para la economía y el
desarrollo nacional.
En su libro publicado en castellano en 2004, “Retirar la Escalera: La
Estrategia del Desarrollo en Perspectiva Histórica”, el doctor Ha Joon
Chang denuncia a las potencias económicas actuales de “retirar la
escalera” a los países en desarrollo que ellos mismos han utilizado para
alcanzar su superioridad económica y en especial, la “escalera del
proteccionismo”.
En los cinco años de su gobierno, Correa no solamente sacó al país de
la crisis en un tiempo récord sino lo encaminó hacia el desarrollo
sostenible. En 2011, se registró el crecimiento del 7.8 por ciento y en
2012 del 5.4 por ciento. La deuda pública es menos del 10 por ciento de
del Producto Interno Bruto (PIB) y el servicio de la deuda externa es
del un por ciento del PBI. El desempleo es inferior al cinco por ciento y
la pobreza decreció del 25.5 por ciento en 2009 al 16 por ciento en
2012. También el gobierno terminó 13 contratos de inversión que no eran
dañinos para el país, incluyendo algunos con los Estados Unidos y revisó
15 de los 24 acuerdos extracción de petróleo aumentando la renta al 80
por ciento en vez de la tradicional del 18 por ciento.
Para protegerse de la galopante crisis mundial, el gobierno de Rafael
Correa nacionalizó el Banco Central, haciendo retornar más de dos mil
millones de dólares depositados en los Estados Unidos e introdujo
impuestos para la transferencia del dinero al extranjero, obligando a
los bancos a mantener el 60 por ciento del dinero en efectivo en el
país. Así frenó la fuga del capital de la que están sufriendo grandes
países, en especial Rusia.
A la vez liquidó el monopolio de los bancos sobre los medios de
comunicación. Siguiendo los postulados de Ha Joon Chang, se incrementó
el rol regulador del Estado en el comercio exterior.
En estos años Rafael Correa puso en orden las relaciones con los
Estados Unidos para fortalecer la soberanía nacional. Ordenó el desalojo
de una de las más grandes bases militares norteamericanas en América
Latina, la base de Manta. Dio su rotundo NO al Tratado de Libre Comercio
con Washington, limpió la policía nacional de los agentes de la CIA, la
DIA (Defense Intelligence Agency) y la Mossad y prohibió a los
militares ecuatorianos recibir entrenamiento en el Instituto de
Cooperación para la Seguridad Hemisférica – ex Escuela de las Américas.
Fue su gobierno el que desafiando a los poderes más grandes del
mundo, dio asilo político al director de WikiLeaks, Julian Assange
frente a la indiferencia o al miedo de la mayoría de los gobiernos del
planeta. Analizando los logros de Rafael Correa, un economista hindú,
Juayati Ghosh llamó a Ecuador, en una entrevista en el periódico
británico the Guardian, “el más radical y excitante país en el mundo”.
El pueblo ecuatoriano supo apreciar la gestión de Rafael Correa y le
mostró su abrumador apoyo para que prosiga su proyecto de la “Revolución
Ciudadana”. Votando por Rafael Correa también dio su rotundo rechazo al
pasado neoliberal al igual como lo están haciendo los venezolanos y los
bolivianos.
En la reciente entrevista con el periódico argentino “Pagina 12”,
Rafael Correa exhortó a los gobernantes latinoamericanos a lograr mayor
integración en la toma de decisiones respecto a los acuerdos con grandes
potencias y transnacionales, diciendo que “si negociamos en conjunto
con el capital internacional, nosotros ponemos las condiciones”.
Lograr la integración es una tarea harto difícil ya que Washington y
sus aliados incondicionales de la Unión Europea están tratando de crear
un Acuerdo Transatlántico de Asociación que representaría el 47 por
ciento de la economía mundial. A la vez, Estados Unidos está promoviendo
otro bloque comercial Transpacífico involucrando a Colombia, Chile,
Perú y México.
Con estos dos mega bloques comerciales piensan neutralizar el
MERCOSUR y paralizar el proceso de integración en el continente y por
supuesto terminar con el proyecto del Socialismo del Siglo XXI.
Por eso Rafael Correa está tratando de acelerar el proceso de
integración en el continente encertando su país en el Mercosur, igual a
lo que está planificando Evo Morales.
Mientras tanto el nuevo plan de gobierno de Rafael Correa para los
próximos años está orientado para profundizar la reorganización estatal
ahondando la descentralización y desconcentración del Estado con el
propósito de producir cambios en las estructuras económicas y
culturales. La mayoría de su pueblo lo está apoyando en esta gestión,
así lo confirman los resultados electorales y el proceso de cambios
iniciado por el presidente ya está trascendiendo su persona.
Como dijo Rafael Correa, “estamos preparando centenares, sino miles
de cuadros jóvenes para que tomen la posta…Nuestro proyecto político no
es Correa, es la revolución ciudadana y sobrepasa a cualquier persona”.
La reelección de Rafael Correa en Ecuador y de Hugo Chávez en
Venezuela es una señal de un nuevo proceso histórico en marcha en
América Latina.
Columna Semanal de Vicky Peláez
Ria Novosti
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