Desde el
año de 2008, los militares de Estados Unidos cuentan con un ambicioso programa
de investigación denominado The
Minerva Research Iniciative, que fundó el entonces Secretario de Defensa,
Robert Gates, con el objetivo central de lograr “una comprensión más profunda
de las dinámicas sociales, culturales y políticas que dan forma a las regiones
de interés estratégico (para el gobierno de este país) alrededor del mundo.”
Este programa recibió en sus inicios un fondo de 50 millones de dólares, que ha
ido incrementándose a lo largo de estos años, y cuyo destino –entre otros- ha
sido financiar a los académicos de las universidades estadounidenses y a los
expertos en otros centros de investigación para trabajar como analistas en los
temas que puedan tener incidencia en las políticas del Estado de seguridad
nacional imperialista.
El Departamento de Defensa, a
través de la Iniciativa Minerva, pretende respaldar y concentrar recursos en
las mejores universidades del país; busca definir y desarrollar conocimiento
fundamental en torno a las fuentes de conflictos presentes y futuros, con
atención especial en la comprensión de las trayectorias políticas de regiones
claves en el mundo; y procura mejorar la habilidad del Departamento de Defensa
para desarrollar investigación de una “ciencia social de vanguardia” y de
estudios interdisciplinarios llevados a cabo por los mejores investigadores en
estos campos. En suma, se trata de reclutar la crema y nata de sus
intelectuales para la gloria y perduración del Destino Manifiesto.
La Iniciativa Minerva recientemente anunció, en su página electrónica (http://minerva.dtic.mil), la lista de los 14
ganadores, escogidos entre las más de 300 candidaturas que concursaron para
recibir fondos para el periodo de investigación del 2013 al 2016, con
temas como “La fortaleza de las normas sociales a través de las culturas:
implicaciones para el conflicto y la cooperación intercultural.”, que llevará a
cabo Michele Gelfand, del Departamento de Sicología de la Universidad de
Maryland; o “La Geografía Humana de la Resiliencia y del cambio; los derechos
de la tierra y la estabilidad política en las sociedades indígenas de América
Central”.
Esta investigación estará a
cargo de Jerome Dobson, profesor de la Universidad de Kansas y nada menos que
presidente de la American Geographical Society, quien pretende dilucidar el
impacto de estos factores “sobre las capacidades del Ministerio de Defensa y las
implicaciones generales para la defensa nacional de los Estados Unidos.” El
doctor Dobson acota que el dinero requerido para un periodo potencial de cinco
años es de 3, 001,985 dólares pero, curiosamente, no identifica en su resumen
de la investigación los países de “América Central” en los que incursionará ni
los pueblos indígenas que serán sus “objetos de estudio”.
El preclaro geógrafo pretende
definir, digitalizar cartográficamente y evaluar los regímenes del uso de la
tierra de las municipalidades indígenas de “América Central” y se jacta de que
con sus datos y resultados los militares de su país obtendrán “nuevas
capacidades para realizar la investigación geográfica humana, comparables con
(pero más avanzadas que) aquellas que se emplearon extensivamente durante las
Guerras Mundiales I y II”. Queda la duda de si, en esta ocasión, el Dr. Dobson
se presentará ante sus pares académicos de esos países y comunidades indígenas
“estudiados” como un investigador pagado por el Departamento de Defensa del gobierno
de Estados Unidos, o negará el uso militar de su información como lo hizo en
Oaxaca con el denunciado Proyecto México Indígena.
La Iniciativa Minerva también organiza conferencias anuales de dos días con
paneles de universitarios, funcionarios del Departamento de Defensa encargados
de elaborar estrategias y políticas, así como personal a cargo de operaciones
militares, cuyo propósito es reportar sobre los proyectos de las
investigaciones en marcha y reflexionar sobre los impactos de Minerva en las
ciencias sociales. El año pasado la reunión tuvo lugar en el Campus de la
Universidad de California, en las emblemáticas fechas del 11 y 12 de septiembre
y contó con la presencia del Comité Directivo de Minerva, que incluyó al
subsecretario para Estrategia del Departamento de Defensa, Daniel Chiu, y al
coordinador del Consejo Nacional de Inteligencia, Christopher Kojm, quien fue
uno de los ponentes magistrales.
La audiencia de tan
distinguida reunión se conformó con aproximadamente 150 invitados,
seleccionados entre estudiosos y expertos en las áreas prioritarias del
programa. Así, las sesiones versaron sobre: 1. Dinámica estructural en
organizaciones violentas. 2.- Liderazgo y sucesión en regímenes autocráticos.
3.- Insurgencias y espacios ingobernables en África Occidental. 4.- Tecnología,
poder y seguridad en China. 5.- Movilización para el cambio. ¿Quién se hace
terrorista? 6.- Energía y estabilidad. 7.- Cambio climático, acceso a los
recursos, y seguridad. 8.- Proyección del poder en un mundo globalizado.
No podía faltar dentro de la lista de proyectos claves de Minerva, actualmente
en curso, el de la colega antropóloga Montgomery McFate, iniciadora del
programa de científicos sociales empotrados en las brigadas de combate
de las guerras neocoloniales de Irak y Afganistán (Human Terrain System),
quien dirige la investigación “Conocimiento cultural y Seguridad Nacional”.
Actualmente, McFate está escribiendo un libro con el sugerente título de Antropología
militar, en el que responde a una interrogante básica de su investigación:
¿Qué podemos aprender de la experiencia de vida y del legado intelectual de un
número de científicos sociales que contribuyen directamente a las operaciones
militares?
La diligente antropóloga
informa que ya ha completado cinco capítulos, cada uno de los cuales trata
sobre un concepto particular, tales como: liderazgo militar, información en las
operaciones, objetivos estratégicos, guerra irregular, insurgencia,
contrainsurgencia e inteligencia, etcétera, esto es, un futuro Best Seller
que sin duda será recomendado como libro de texto de todos los departamentos y
facultades de antropología militar.
Gilberto López y Rivas
(La Jornada, 11/04/2014)
Academics in Service of
the American Empire: The Minerva Research Initiative
Since 2008, the U.S. military
has relied on an ambitious research program called The Minerva Research
Initiative established by then-Defense Secretary Robert Gates with
the primary goal of achieving "a deeper understanding of the social,
cultural and political dynamics that shape regions of strategic interest (to
the U.S. government) around the world." Initial funding for this program
was fifty million dollars, an amount that has been increasing over the years.
The primary purpose has been to finance the work of academics at American
universities and experts in other research centers as analysts on issues that
may have an impact on the national security policies of the imperialist State.
Through the Minerva Initiative,
the Department of Defense aims to support and focus resources on the “best
universities in the country”; to define and develop fundamental knowledge about
sources of present and future conflicts with a focus on understanding the
political trajectories of key regions in the world; and to improve the ability
of the Department of Defense to develop a body of "cutting edge social
science" and interdisciplinary studies conducted by top researchers in
these fields. In short, it seeks to recruit the cream of their intellectual
elite for the endurance and glory of Manifest Destiny.
The Minerva Initiative
recently announced on its website (http://minerva.dtic.mil),
the list of 14 winners chosen from over 300 candidates who competed for funding
for the research period from 2013 to 2016. Research topics include "The
Strength of Social Norms Across Cultures: Implications for Conflict and
Intercultural Cooperation" proposed by Michele Gelfand, Department of
Psychology at the University of Maryland; and "The Human Geography of
Resilience and Change: Land Rights and Political Stability in Indigenous
Societies of Central America," which will be carried out by Jerome Dobson,
professor at the University of Kansas and President of the American
Geographical Society. Dr. Dobson seeks to clarify the impact of these factors
"on the capabilities of the Department of Defense and their general
implications for the national defense of the United States," and he laid
down in detail the funding required for a proposed five-year period:
$3,001.985. Curiously, the abstract identifies neither the countries of
“Central America” to be studied nor the indigenous peoples who will be the
"objects of study."
The illustrious geographer
seeks to define, digitally map and assess land use schemes in indigenous
municipalities of "Central America." Moreover, Dr. Dobson boasts that
with the data and results of this project his country’s military will obtain
"new capabilities for carrying out human geography research, comparable to
(but more advanced) than that used extensively during World Wars I and
II." The question remains whether Dr. Dobson will appear on this occasion
before his academic peers in those countries and before the indigenous
communities “studied" as a researcher paid by the U.S. Department of
Defense, or—as he did in the case of the Mexico Indígena project in
Oaxaca, which was denounced by organizations of indigenous peoples—he will deny
the military use of his results.
The Minerva Initiative also
organizes annual two-day conferences with panels of academics, officials from
the Department of Defense responsible for developing strategies and policies,
and personnel in charge of military operations whose purpose is to report on
research projects underway and reflect on the impact of Minerva on the social
sciences. Last year the meeting, which took place on the symbolic dates of
September 11-12, was held on the campus of the University of California and was
attended by the Minerva Steering Committee, which included Daniel Chu, Under-Secretary
for the Department of Defense Strategy, and Christopher Kojm, Coordinator of
the National Intelligence Council, who was one of the keynote speakers. The
audience for such a distinguished gathering was about 150 guests selected from
among scholars and experts in priority areas of the program. Sessions dealt
with: 1) Structural Dynamics in Violent Organizations; 2) Leadership and
Succession in Autocratic Regimes; 3) Insurgencies and Ungovernable Spaces in
West Africa; 4) Technology, Power and Security in China; 5) Mobilizing
for Change: Who Becomes a Terrorist?; 6) Energy and Stability; 7) Climate
Change, Resource Access and Security; and 8) Projecting Power in a
Globalized World.
On the list of Minerva’s key
current projects is that of anthropologist Montgomery McFate, initiator of the
(Human Terrain System) program of social scientists embedded in combat brigades
of the neocolonial wars in Iraq and Afghanistan and head of the "Cultural
Knowledge and National Security" Project. McFate is currently writing a
book with the suggestive title Military Anthropology, which responds to
a basic question of her research: What can we learn from the life experience
and intellectual legacy of a number of social scientists who are contributing
directly to military operations? This diligent anthropologist reports that she
has completed five chapters, each of which is about a particular concept, such
as: military leadership, information operations, strategic objectives,
irregular warfare, insurgency, counterinsurgency and intelligence, etc. Without
a doubt, this work is a future Best Seller that will be recommended as a
textbook for all departments and faculties of military anthropology.
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