Foto: EPA
Parece
que en tal declaración no hay nada nuevo, pues ya tras las elecciones
parlamentarias de 2011 el PSOE del partido gobernante se convirtió en el
opositor. Tales cambios se registraron en tiempos de Felipe González y
de José María Aznar. Así y todo, el presente líder de los socialistas
considera que en este “puesto” se quedará hasta 2016 y asume la
responsabilidad por la política social e internacional de su partido. De
las demás tareas encarga a Elena Valenciano, vicesecretaria general del
partido. A primera vista no hay nada particular en estos cambios. Sin
embargo, los observadores locales señalan: Rubalcaba quiere así
facilitar el alcance de su viejo objetivo político: después de las
parlamentarias de turno lograr el cargo del jefe de gobierno. Hoy es
difícil juzgar cuán realista es tal plan. Para la votación hay todavía
mucho tiempo y la situación económica en el país sigue complicada. La
popularidad de los socialistas, como muestran las regulares encuestas,
cede ante los “populares”. Sin embargo el objetivo ha sido planteado y
ahora hace falta pensar en la política que se propone practicar el líder
de la oposición.
Cabe suponer que en primer lugar estará orientada a debilitar el papel del actual inquilino del palacio La Moncloa Mariano Rajoy.
Sus contradicciones saltan a la vista. Los dos políticos se ven muy
rara vez. Y en la discusión de la situación política y económica del
país sus posiciones son encontradas.
En
otro tiempo, cuando España no tenía miedo ante conmociones económicas y
sociales (una caída considerable de la producción y el 26 % de parados
hoy), en la lucha por la influencia política se podía hacer uso de
cualesquiera métodos, a veces poco honestos. Pero no hoy, cuando Madrid
declara ante los españoles y ante los representantes de los países
rectores de la UE estar en una situación difícil y esperar ayuda de sus
socios. Por eso, las recriminaciones mutuas hacen mal a los propios
españoles. Igual que los escándalos de los políticos de ambos partidos
en otras regiones del país en torno a la corrupción en la salud pública o
educación. Es poco probable que tal polémica beneficie a alguien.
Es
cierto que este político experimentado, con el que me entrevisté
bastantes veces al trabajar en Madrid, Rubalcaba comprende que sus actos
pueden volcar contra su propio partido. Por eso se apresuró a
esclarecer a los compatriotas que todas sus declaraciones recientes no
son palabras hueras sino un reto concreto al PP: “Insisto en que la
prioridad del PSOE es crear una alternativa al Gobierno del PP y no
discutir sobre su liderazgo”.
Muchos
aliados y socios, al seguir los acontecimientos de España hacen ver que
semejante polémica de las fuerzas rivales no trae nada bueno a los
españoles. No en vano el propio Rubalcaba exigió cambiar la política
europea en materia de economía y ocupación profesional en lo que se
refiere a la propia España. Lo fundamental, dijo, que en esta política
injusta prevalezcan la concordia y los acuerdos.
En
respuesta, el titular de Economía Luis de Guindos añadió: el problema
más difícil para el gobierno de Mariano Rajoy es la disminución de la
ocupación, lo que llevó al aumento del paro que pasa del 26 % de la
población activa. Los españoles creen empero que pronto los dirigentes
de ambos partidos hallen un lenguaje común y logren cambios en la
situación nacional.
vs/as
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