martes, 26 de marzo de 2013

El orgullo de ser uno más

El orgullo de ser uno más
Esta ha sido una lucha larga, y de muchos años; lucha para defender la Revolución, lucha para garantizar la seguridad y los intereses del Estado cubano, en la cual los combatientes del Ministerio del Interior han tenido su papel más destacado y heroico.
(...)
No se puede concebir un hombre más modesto, ni más honesto que un combatiente de nuestro Ministerio del Interior. Ese jamás se dejará sobornar por ningún dinero para poner o no poner una multa; ese jamás irá a ninguna parte a exaccionar a nadie; ese no explotará jamás a nadie; ese no promoverá jamás la prostitución, ni el juego, ni la droga. ¡Digamos bien alto y con toda justicia que la característica esencial de nuestros combatientes del Ministerio del Interior es, por encima de todo, la honradez más acrisolada!  
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 Y eso lo sabe muy bien nuestro pueblo y lo comprende muy bien nuestro pueblo. Y por eso quiere y respeta a nuestros combatientes del Ministerio del Interior, y por eso nuestro pueblo coopera con las tareas de los combatientes del Ministerio del Interior.

Otra característica esencial de esos combatientes es el respeto al ciudadano, la decencia de nuestros combatientes del Ministerio del Interior. 

Recuerdo todavía que cuando el X Aniversario decíamos nosotros que algunos pretendían abusar del combatiente, pretendían abusar de su respeto y de su consideración al ciudadano; y decíamos que eso realmente no podía aceptarse, que eso realmente no podía admitirse por ningún concepto. 

Por eso, otra de las características de nuestros combatientes no es solo su modestia o su honradez, sino también su decencia. Y por eso nuestro pueblo quiere y respeta a los combatientes del Ministerio del Interior. También su espíritu humano —como señalábamos nosotros en el Informe al Congreso—, muy característico de nuestros combatientes, su respeto a la dignidad humana, y cómo ellos han seguido la tradición desde la Sierra Maestra de que jamás se usó la violencia contra ningún detenido. Ni aun en la guerra, que muchas veces pretende justificar cualquier cosa, ni aun en la guerra nosotros usamos la violencia contra ningún prisionero. La justicia la aplicábamos, sí, no importa cuán severa fuera, pero mediante ley. Jamás ningún combatiente revolucionario mancilló su dignidad usando la violencia física, es decir, torturando a un prisionero.
Y a pesar de lo que nuestros miserables enemigos puedan decir y proclamar y hablar de violencias físicas en Cuba, ustedes saben, y nosotros sabemos, y nuestro pueblo sabe, que es un principio esencial de nuestra Revolución no utilizar jamás la violencia física contra un detenido, contra un prisionero, sea quien sea. Y ese principio se ha cumplido rigurosamente (APLAUSOS).
Hay algo que poseemos, a lo cual sí que no renunciamos, y es nuestra moral. Lo que un combatiente revolucionario tiene frente al enemigo, por encima de todo, es la moral; y frente a esa moral se estrella toda resistencia. Lo que un combatiente tiene son sus principios, es su ideología. Y la experiencia de más de 15 años de lucha revolucionaria nos enseña que un gusano, que un contrarrevolucionario, siempre se desmoraliza frente a la conducta y frente a la moral de un combatiente revolucionario (APLAUSOS). Y por eso, sin ponerle un solo dedo encima, sin golpear jamás a nadie, sin torturar a nadie, todas las batallas las han ganado siempre los combatientes revolucionarios, porque el combatiente revolucionario tiene algo que no conoce el contrarrevolucionario y son los principios, es la verdad, es la moral.

DISCURSO PRONUNCIADO POR FIDEL CASTRO RUZ, PRESIDENTE DE LA REPÚBLICA DE CUBA, EN EL ACTO CENTRAL CONMEMORATIVO DEL XV ANIVERSARIO DEL MINISTERIO DEL INTERIOR, CELEBRADO EN EL TEATRO "CARLOS MARX", LA HABANA, EL 6 DE JUNIO DE 1976, "AÑO DEL XX ANIVERSARIO DEL GRANMA".
 

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