Collage: La Voz de Rusia
En
diez años de guerra fueron destruidos importantes monunmentos
culturales de ciudades bíblicas de Iraq. Desaparecieron cientos de miles
de objetos de valor histórico. Muchos monumentos y santuarios quedaron
en ruinas. Lo mismo puede pasar ahora con el patrimonio histórico de
Libia y Siria.
Antes,
prácticamente cada metro del territorio iraquí podía traer sorpresas
desde el punto de vista arqueológico. Pero los diez años de hostilidades
y bombardeos aniquilaron zonas arqueológicas depositarias de objetos
históricos jamás estudiados. El presidente del Instituto ruso de
Oriente Medio, Evgueni Satanovski, nos dio cierta idea acerca de la
magnitud de los estragos:
—Podemos
decir que Iraq ha dejado de ser un paraíso arqueológico. Tras la caída
del califato omeya, Bagdad fue centro de la potencia árabe durante
muchos siglos. Pero todos los hallazgos hechos en Iraq – los ladrillos
de la puerta de la diosa babilónica Ishtar y los tesoros de oro
correspondientes a la época de los sumerios, desaparecieron sin dejar
huella.
Los
bombardeos estadounidenses borraron de la faz de la tierra el museo de
Tikrit y el de Mosul, famosos por sus ricas colecciones asirias de
Nínive y Nimrud. Los historiadores tenían mucho miedo de que comenzaran
los saqueos. Y efectivamente comenzaron. Fueron robados muchos objetos
de valor expuestos en el Museo Nacional de Bagdad. Nos habló de su
destino el director del departamento anti-contrabando de Jordania, Damin
Al-Fawaz:
—Después
de la guerra en Iraq, los robos de objetos históricos llegaron a su
apogeo. Los ladrones utilizaban a Jordania como país de tránsito para
llevar las cosas robadas a Europa y EEUU. Las investigaciones realizadas
en Jordania e Iraq permitieron descubrir las respectivas rutas de
contrabando.
Un
total de ciento setenta mil objetos desaparecieron del Museo Nacional
de Iraq. Expertos en Rusia comparten la opinión de que los robos fueron
cometidos por bandas de ladrones profesionales que, además, destruyeron
los respectivos libros de inventario. Según historiadores, las
probabilidades de recuperar la colección son ínfimas. Tampoco es de
esperar el retorno de arqueólogos a Iraq, agrega Evgueni Satanovski:
—Desgraciadamente,
no cabe duda de que las excavaciones arqueológicas no se reanudarán en
Iraq en los próximos años e incluso décadas, o se llevarán a cabo con
importantes limitaciones geográficas.
La
situación en Bagdad preocupa mucho a la Comisión de la UNESCO. Los
paisajes iraquíes con cráteres de bombas y ruinas de monumentos
históricos recuerdan el panorama del Valle de Bamiyán, en Afganistán,
en 2001, donde los islamistas volaron gigantescas estatuas de Buda
correspondientes al siglo II d.C. La opinión pública mundial expresó su
condena a los talibanes. EEUU se mostró muy indignado. Pero luego inició
su campaña militar en Iraq y ahora tenemos lo que tenemos: más de
cien mil monumentos de arte y cultura sumerios, babilonios, asirios,
persas e islámicos, destruidos por bombardeos estadounidenses.
Desafortunadamente, lo mismo está ocurriendo en Siria y Libia, donde
han sido arruinadas decenas de monumentos históricos.
La Voz de Rusia
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