martes, 26 de marzo de 2013

Tres tristes tigres






El ex representante federal, el cubano americano David Rivera, está tan perdido que ahora lo andan buscando por los centros de espiritistas de la ciudad.  Riverita, como cariñosamente lo llamaban sus antiguos amigos y aliados, perdió las elecciones en noviembre pasado y desde ese mismo momento, se ha convertido en una fantasma que no aparece por ningún lugar. Sus compinches de ayer hacen sus reuniones políticas y ni siquiera lo llaman para que vaya, aunque sea de invitado de tercera clase. El hombre, que no pasaba un día sin tratar de hacerle daño al pueblo cubano, se ha convertido en un apestado político y social. No es el caso de Lincoln Díaz Balart, quien sigue siendo asiduo a todo tipo de jolgorio que inventan los ultraderechistas cubano americanos de Miami. Díaz Balart, que por razones misteriosas dejó el capitolio, a cada rato sale en los noticieros dando sus ridículas opiniones o aparece en algún programa radial desbarrando veneno contra Cuba y su pueblo. Pero Riverita no. Riverita parece estar huyéndole a todos los problemas legales que le están explotando constantemente y los cuales, más temprano que tarde, van a llevarle sus huesos a una prisión federal. Además de todos los otros escándalos en los que se ha visto envuelto en los últimos tiempos, desde hace unos meses ha estado hundiéndose en aguas muy, muy calientes. Resulta que el malandro de Rivera le organizó y le pagó una campaña electoral a un desconocido para que se enfrentara a su rival, Joe García, en las primarias por el partido demócrata.
Decenas de miles de dólares, provenientes de las arcas del ex representante, sirvieron para pagar la propaganda política del rival de García. Rivera buscaba la derrota de García en el partido demócrata para que este no fuera el candidato que se le  enfrentara en las elecciones generales. El tiro le salió por la culata, ya que no solamente su candidato perdió contra García y este terminó derrotándolo en las elecciones del pasado noviembre, sino que también sus nexos con el candidato inventado salieron a la luz pública y las autoridades federales empezaron a investigar y a llevar el caso a las cortes. El desconocido terminó enfrentándose a la justicia, y ya se declaró culpable de recibir fondos ilegales para su campaña. Pero no se quedó ahí. El hombre está cooperando con las autoridades para buscar un rebaja en su sentencia. Para esta fecha, me imagino que ya tiene que haber revelado la fuente que le suministró miles y miles de dólares en billetes de a cien. Todo hace pensar que no hay momento fijo para que David Rivera, el hombre de las leyes absurdas, estúpidas y criminales en contra de Cuba, sea llamado a las oficinas del FBI para hacer el cuento de la buena pipa.
Con Rivera, van tres los legisladores anticubanos que salen del ruedo; Mel  Martínez y  Lincoln Díaz Balart primero, y ahora David Rivera. Lo de este último se saben las razones y fue porque perdió las elecciones, pero los otros dos personajes  se retiraron y no volvieron a postularse. ¿Por qué razón? Aunque se han corrido varias versiones y se han hecho muchas especulaciones, en algunas de ellas que los cogieron movidos en la fotografía, son muy pocos lo que conocen la verdad del por qué dos legisladores  jóvenes, en un país en que estos se retiran cuando ya no pueden caminar, se hayan retirado de puestos que les garantizaban un gran poder político, enormes influencias, estatus social y además, una muy buena cantidad de dinero  por concepto de salario.
Aunque en términos populares desconocemos quién vino primero, si el huevo o la gallina, en el caso del origen de la política agresiva de los Estados Unidos contra Cuba, sí se sabe que no se debe a la importancia que puedan haber tenido estos personajes en el desarrollo de esa actitud de este país contra la isla. En este caso, sí se sabe quién vino primero.
Lo bueno de todo esto es que el pueblo cubano se libró de tres enemigos acérrimos, lo malo es que lo sustituyen lobos de la misma camada.
Otro que también está en candela, aparte de Riverita, es el Senador cubanoamericano Bob Menéndez. Pero ese es otro caso.
Estos tres tristes tigres, que en los últimos tiempos han salido de la escena política norteamericana, pasarán a la historia como verdaderos imitadores de los voluntarios de la Cuba colonial, aquellos que hicieron todo lo posible para que Cuba no se liberara de España. Estos, al igual que aquellos, han hecho todo lo posible para que Cuba no sea lo que es ahora, un país independiente y soberano. 

Por Lázaro Fariñas
 
*Lázaro Fariñas periodista cubano residente en EE.UU.
Enviado por el autor a: Martianos-Hermes-Cubainformación




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