Columna semanal por Vicky Peláez
Qué
fácil es empujar a la gente... Pero qué difícil guiarla (Rabindranath
Tagore, 1861 – 1941)
La
agenda de los “iluminados” globalizadores, cuyo verdadero fin es establecer un
control absoluto sobre los recursos naturales del planeta, mediante la lucha
preventiva contra los líderes que se atreven a desafiar este proceso
defendiendo los intereses nacionales de su país, nunca tiene un reposo o
intermedio.
Es
permanente, irreversible, despiadada y utilizan todos los recursos disponibles
que varían de los más rudimentarios a los extremadamente
sofisticados. Durante más de 14 años han estado en guerra encubierta
contra el gobierno Bolivariano de Hugo Chávez, pero tampoco han cambiado sus
intenciones después de su muerte anunciada.
Ahora
le toca el turno al primer presidente aymara de Bolivia, Evo Morales quien se
atrevió a declararse “antiimperialista” guiando a su pueblo a un Estado
de Buen Vivir, haciendo cambios sustanciales bajo nuevos compromisos con la
calidad de vida y la protección de la naturaleza.
En
los últimos meses la guerra mediática contra Evo Morales y su gobierno se ha
intensificado, tildándolo de comunista, dictador, chavista, fidelista,
individualista, egocentrista, anticlerical, narcisista etc, etc. Sin embargo,
hay un elemento nuevo que consiste en corromper, confundir y desviar a
las bases tradicionales de apoyo a la gestión del presidente por medio de las
Organizaciones No Gubernatales (ONGs).
En
realidad es un reciclaje de la premisa del concepto de la “democracia
controlada” elaborada y explicada por el profesor norteamericano William
A. Douglas ya en 1972 en su libro “Developing Democracy” (Desarrollando
Democracia).
Para
Douglas, el camino más seguro para mantener la hegemonía norteamericana en el
Tercer Mundo y en este caso en América Latina, es crear agencias especializadas
norteamericanas para tomar el control, evitando que sea visible, sobre las
organizaciones de base para que sean instrumentos para la promoción e
imposición de los intereses geopolíticos y geoeconómicos de Washington en cada
país, considerado importante para la seguridad nacional de EE.UU.
La
agitación indígena en torno a un proyecto de construcción de la carretera Villa
Tunari – San Ignacio de Moxos que atravesaría el Territorio Indígena Parque
Natural Isiboro- Secure (TIPNIS) es uno de los casos de la influencia de las
ONGs en la organización de las nueve marchas contra el proyecto y en la
preparación de la décima anunciada por el presidente de la Confederación
de Pueblos Indígenas de Bolivia (CIDOB), Adolfo Chávez.
Las
ONGs REDD (financiada por Suecia), el Fondo Verde (financiada por la Gran
Bretaña, Noruega, Austrlia y México), y 20 otras, han participado activamente
en todas estas marchas. Actualmente están envueltas en promoción de un
proyecto, realmente absurdo, entre las 64 comunidades indígenas de
yurakares, trinitarios, mojeños y chimanes, en total de unas 10.000
personas del TIPNIS para que el gobierno “reconozca nuestro derecho a
recibir el pago por compensación por la mitigación de gases de efecto
invernadero que cumplen nuestros territorios”.
Se
sabe que el proyecto de esta carretera existe desde 1765 y que en 1826 durante
el gobierno del mariscal José Antonio de Sucre se emitió una ley para unir los
departamentos del Beni y Cochabamba vialmente y que es provechoso para la
economía de ambas regiones como igual para el bienestar de los pobladores del
TIPNIS.
También
se sabe que la mayoría de los pueblos indígenas de la zona se pronunciaron en
pro de la construcción de la carretera y que el gobierno se comprometió a
entregar el martes 2 de abril el informe final de la consulta a los pueblos del
TIPNIS.
La
consulta llegó a 58 de las 69 comunidades, decidiendo 11 no participar en el
proceso. En total 55 comunidades apoyaron la construcción de la carretera y
tres se pronunciaron en contra. A pesar del voto de la mayoría las marchas de
la minoría no cesan pues existen intereses de grandes corporaciones que
utilizan frecuentemente las ONGs para lograr su acceso a los recursos naturales
de Bolivia.
Oficialmente
están operando en el país 399 ONGs y no se sabe cuántas más no
registradas hay. Se sabe también que 22 de ellas están detrás de las marchas
indígenas. Recientemente la Confederación Sindical Única de Trabajadores
Campesinos advirtió que “detrás de la marcha de indígenas del Oriente existe un
movimiento político fuerte para desestabilizar al gobierno”.
Parece
que hay una consigna de los globalizadores en la necesidad de alterar la
estabilidad socio económica de Bolivia para no permitir que Evo Morales
gane las próximas elecciones presidenciales en abril de 2014. Desde diciembre
del año pasado empezó una campaña orquestada por la oposición denunciando alto
grado de corrupción del gobierno nacional.
Posteriormente
se intensificó el proceso de la división dentro de las bases de apoyo a Evo
Morales. Lo extraño de todo este proceso es la coincidencia de los intereses de
la derecha y la izquierda en atacar al presidente utilizando pretextos
elaborados por la oposición de la élite tradicional boliviana.
Los
dos grupos no han escatimado esfuerzos para denunciar
“evonarcisismo” y la “megalomanía” del presidente, utilizando el pretexto
de que 16 estructuras públicas, entre aeropuertos, estadios, colegios y
centros culturales y deportivos llevan el nombre de Morales. También tanto la
izquierda como la derecha lo acusan de vanidad al recibir 20
títulos de doctorado honoris Causa que le otorgaron diferentes universidades
extranjeras.
Lo
que no toman en cuenta sus detractores es que haya sido la voluntad de los
habitantes de estos lugares de poner el nombre del presidente a las obras, en
agradecimiento por tratar de mejorar el nivel de su vida constantemente
ignorado por las autoridades anteriores.
La
oposición paralizó la vida económica de Oruro durante 40 días por el mero hecho
de que el aeropuerto local que el presidente ha hecho rehabilitar para el
funcionamiento normal haya sido cambiado de nombre de Juan Mendoza a Evo
Morales por la Asamblea Legislativa Departamental.
Esta
protesta fue tan hábilmente dirigida que nadie tomo en cuenta el daño que se ha
hecho a la economía del departamento de Oruro y las pérdidas que han tenido que
asumir sus pobladores. Y en este contexto los maestros trotskistas han sido
unos de los más activos para desestabilizar al departamento como si no
existieran otras formas de luchar contra lo que se determine como una
arbitrariedad o injusticia histórica.
También
sorpresivamente varios grupos de dirigentes mineros encabezados por el
secretario ejecutivo de la Central Obrera Departamental (COD) de Oruro,
una organización conocida históricamente como revolucionaria, se alió con la
derecha racista en este paro.
Se olvidaron los mineros de Huanuni que por primera vez en la historia sus sueldos, gracias a la gestión del gobierno actual de Bolivia, han subido hasta 30.000 bolivianos al mes.
Se olvidaron los mineros de Huanuni que por primera vez en la historia sus sueldos, gracias a la gestión del gobierno actual de Bolivia, han subido hasta 30.000 bolivianos al mes.
Pero
allí no termina la historia. Apenas se tranquilizó la situación en Oruro, los
campesinos de la provincia Manco Kapac bloquearon la ruta Tiquina – Capacabana
precisamente al inicio de la Semana Santa durante la cual miles de creyentes
toman esta carretera para venerar a la Virgen de Copacabana. Los promotores de
esta acción proponen un referendo para determinar la construcción de un puente
sobre el estrecho de Tiquina rechazando el diálogo con el gobierno.
La
Confederación Obrera Boliviana (COB) de orientación trotskista tampoco quedó
atrás en esta lucha contra Evo Morales decidiendo constituir el Partido de los
Trabajadores, nombre que recibe el Instrumento Político de los Trabajadores
guiado por Guido Mitma.
El
propósito de esta creación es oponerse a Evo Morales en las elecciones presidenciales
en abril de 2014 y la consigna del nuevo partido es “¡Tiembla Evo, somos
mineros”. Sin embargo, en la COB están afiliados 6,186 trabajadores mineros
pertenecientes al sector estatal, mientras que 112,000 trabajadores de esta
rama pertenecen al sector cooperativo de la minería y no tienen nada que ver
con la COB.
La
Iglesia Católica tampoco le tiene “simpatía” a Evo Morales. Igual como en
Venezuela, Ecuador, Nicaragua y Argentina, esta institución religiosa se
ha opuesto a los programas sociales beneficiosos a los pobres.
Durante el segundo intento del golpe de Estado en junio del año pasado (el
primero tuvo lugar en abril de 2009) la Iglesia católica bendijo el motín de la
policía. Según el presidente, “en Bolivia hay nuevos enemigos, ya no sólo la
prensa de la derecha, sino grupos de la Iglesia Católica, los jerarcas de la
Iglesia Católica que son enemigos de la transformación pacífica de Bolivia”.
Se
espera que con el nuevo papa Francisco las relaciones entre Evo Morales y la
iglesia no tengan chance de mejorar debido las tensiones que el gobierno actual
siempre ha tenido con la Agencia de Noticias FIDES, un órgano de prensa con
sello jesuita. En la percepción de Evo Morales, “Cuando el pueblo está
arruinado por el Estado colonial, no aparece la Iglesia católica para salvarlo.
Cuando el pueblo arrincona al Estado colonial, allí aparece el padre orando con
los dirigentes, con los mediadores. Pero cuando el pueblo está derrotado por el
Estado, no hay Iglesia”.
Tampoco
Estados Unidos le perdona e Evo Morales la expulsión de su agencia USAID, la
DEA (Drug Enforcement Agency) por espionaje e intentos de desestabilizar al
país y también al embajador norteamericano Philip Goldberg por instigar las
protestas violentas contra el gobierno de Bolivia. Todo esto explica porqué el
Departamento de Estado ha estado dictaminando por cuatro años
consecutivos en sus informes anuales que Bolivia “fracasó manifiestamente” en
la lucha contra narcotráfico, esto a pesar de las estadísticas diferentes que en
estos años han mostrado las autoridades del país.
Seguro
si Evo Morales hubiera aceptado el retorno de la DEA los resultados de los
informes habrían sido más positivos para Bolivia. Sin embargo, la historia
guarda la estadística que muestra que durante el período 1985 -1990 con la
presencia de la DEA las plantaciones de coca aumentaron de 35,000 hectáreas en
el país a 75,000. Pero esto es harina de otro costal.
Mientras
tanto a pesar de todas las dificultades, sabotajes, paros y marchas, Bolivia
sigue su curso hacia un Estado de Buen Vivir. Recientemente en la celebración
del 18 aniversario de la creación del partido Movimiento al Socialismo (MAS),
Evo Morales ratificó que continuará “combatiendo al capitalismo, imperialismo y
al neoliberalismo”. También enfatizó que “ahora tenemos Patria, hemos
recuperado la Patria para los bolivianos”. Y en esta Patria, según el
vicepresidente del país Álvaro García Linera, “cada vez menos bolivianos, y a
corto plazo ningún boliviano, se irá a dormir con hambre porque acá estamos
distribuyendo la riqueza, lo que nos pertenece a todos para beneficiar a los
más pobres, a los más humildes y a los más necesitados”.
Si
el dramaturgo norteamericano Arthur Miller hubiera observado el proceso
boliviano, iniciado por Evo Morales, habría pronunciado sin duda alguna su
famosa frase: “hay ruedas moviendo ruedas en este pueblo y fuegos
nutriendo fuegos”. ¡Ojalá que estos fuegos sean beneficiosos para su pueblo y
que ningún viento del Norte pueda apagarlos!
LA
OPINIÓN DEL AUTOR NO COINCIDE NECESARIAMENTE CON LA DE RIA NOVOSTI
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