Reproduzco este artículo de Jorge Dávila para CNN en español por cuanto dice cosas no ajenas a la lógica. ¿Es posible obviar un encuentro entre Fidel y Obama? Realmente creo que no, con independencia de las decisiones que ambas personalidades y gobiernos adopten al respecto. Fidel ha sido el líder de una Revolución triunfante y capaz de resistir durante décadas a un poderoso imperio y, eso, no puede soslayarlo un adversario que se respete. Obama sabe que ese encuentro con el líder hoistórico de los cubanos siempre rendirá más frutos que un encuentro con un puñado de mercenarios.
Cuando el Air Force One de Estados Unidos de América aterrice el 21 de marzo en el Aeropuerto Internacional José Martí de La Habana, el presidente Barack Obama llegará a Cuba para ratificar que una nueva era de paz ha comenzado. El diálogo va sustituyendo a las tensiones, el comercio al aislamiento y la razón a las ideologías.
Sin embargo, nadie
puede asegurar que desde ya todo será fácil. Cincuenta y seis años de
enfrentamientos no sanan en un día para ninguna de las partes, y en cada una de
ellas hay fuerzas políticas que no están muy seguras de cómo el diálogo, el
comercio y la razón podrán florecer honestamente entre antiguos enemigos. Hay
quien dice que a la historia nadie la detiene, pero hay otros que observan que
no se debe descuidar su desenvolvimiento, para no estar condenado a repetirla.
No es difícil
asegurar que este viaje conlleva una enorme importancia, ni ocioso suponer que
muchos de los detalles del viaje ––si no todos–– ya han sido decididos. Si el
diálogo y el entendimiento van a primar en esta nueva etapa, sería lógico
aceptar que ninguna de las dos virtudes han faltado en la preparación de esta
visita. Preliminares inevitables, no solo en la parte práctica, sino en la
dimensión diplomática y sin olvidar la realidad simbólica del viaje.
Pero hay una gran
interrogante que saltará, cada vez más, a la palestra desde la visión de
analistas, informadores, sicofantes, sabios, arbitrarios y en general, desde
todo el público interesado en este peculiarísimo viaje presidencial a La
Habana: ¿Visitará Obama a Fidel Castro?
La Casa Blanca ha declarado que no está previsto tal encuentro, pero como sabemos, muy a menudo la realidad tiende a modificar las declaraciones diplomáticas. Es importante recordar las palabras de Fidel Castro seis semanas después del anuncio de la distensión entre ambos países, ocurrido el 17 de diciembre de 2014 y publicadas en Granma, diario oficial del Partido Comunista de Cuba el 26 de enero de 2015 en una carta a la Federación de Estudiantes Universitarios.
La Casa Blanca ha declarado que no está previsto tal encuentro, pero como sabemos, muy a menudo la realidad tiende a modificar las declaraciones diplomáticas. Es importante recordar las palabras de Fidel Castro seis semanas después del anuncio de la distensión entre ambos países, ocurrido el 17 de diciembre de 2014 y publicadas en Granma, diario oficial del Partido Comunista de Cuba el 26 de enero de 2015 en una carta a la Federación de Estudiantes Universitarios.
Allí se incluían las
siguientes palabras refiriéndose al deshielo: “No confío en la política de
Estados Unidos ni he intercambiado una palabra con ellos, sin que esto signifique,
ni mucho menos, un rechazo a una solución pacífica de los conflictos". La
declaración fue recibida por la Casa Blanca como una bendición —aunque con
explícitas reservas— al proceso del restablecimiento y normalización de
relaciones entre los dos países.
Hay quien puede caer
en la tentación de suponer que un encuentro entre Obama y Fidel Castro es
ocioso porque el comandante es parte del pasado. En efecto, conozco dicha
tesis, esgrimida por quienes dentro de los aparatos de gobierno y negociación
en este país, comparan erróneamente cómo los mecanismos de la política y la
sustitución del poder funcionan en Estados Unidos y en Cuba. Sin embargo, no
creo que los negociadores estadounidenses y cubanos hayan caído en tal
apreciación.
No existirían estas
negociaciones, ni la Cuba actual, si no hubiera existido la figura de Fidel
Castro y para muchos en la isla —al menos los suficientes para hacer progresar
o estropear una política— Fidel Castro sigue siendo un presente, si ya no
gobernante, innegablemente relevante en la realidad nacional cubana. Se le
podrá amar u odiar, apoyar o combatir, pero lo que no se le puede es ignorar su
estatura como líder histórico, estadista continental y obligado referente para
la historia del poder en Cuba.
Por eso, queridos
amigos, mi apuesta es que el presidente Barack Obama verá inevitablemente en su
viaje a Cuba a Fidel Castro, y es más, casi seguro que con Michelle incluida; y
si no lo hace, es señal de que en La Habana y para Cuba, pasando por
Washington, han cambiado las cosas… sorprendentemente demasiado. Vivir por ver.
Nota del editor: Jorge Dávila
Miguel es periodista, escritor, columnista de diario El Nuevo Herald y
colaborador de CNN en Español. Ha sido reportero y corresponsal extranjero en
Cuba, España y Estados Unidos. Las opiniones expresadas en este artículo le
corresponden exclusivamente al autor.
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