El anunció de Obama
en el día de hoy sobre su próxima visita a Cuba entre los días 21 y 22 de marzo,
no solo era esperado por muchos, sino también ha provocado controvertidas
reacciones. Para los más, este gesto es visto como un paso más del proceso de
acercamiento diplomático entre las dos naciones. Para otros, los menos –involucrados
directamente en la guerra ideológica anticubana– resulta más que una ofensa
imperdonable.
Al mismo tiempo que
el mandatario realizaba el anuncio por Twitter, dos funcionarios de su
administración: el vocero presidencial, John Earnest, y el vice consejero de
Seguridad Nacional, Ben Rhodes, confirmaban la noticia.
Por su parte, la
cancillería cubana, declaró al mismo tiempo:
“Será una oportunidad para que el presidente Obama pueda apreciar la realidad
cubana y seguir intercambiando sobre las posibilidades de ampliar el diálogo y
la cooperación bilateral sobre temas de interés mutuo para ambos países”
Aunque hasta el
momento no se han manejado con amplitud de detalles la agenda de Obama en Cuba,
varios medios y agencias especulan que la parte cubana, por un lado, enfatizará
en dos temas fundamentales: el levantamiento del bloqueo y la devolución a Cuba
del territorio ilegalmente ocupado por la Base Naval en Guantánamo, así como el
respeto a la gobernabilidad y la autodeterminación. Sobre el tapete perduran
las serias diferencias entre ambos gobiernos. Otros manejan el criterio
adelantado por Rhodes de que el tema de la Base de Guantánamo será soslayado en
el encuentro.
La parte
norteamericana adelantó, empero, que la agenda de Obama contempla un encuentro
intergubernamental al más alto nivel, así como con representantes de lo que
EEUU entiende por sociedad civil, dejando abierta la posibilidad de que el
mandatario se reúna con varios miembros de los grupúsculos de la
contrarrevolución interna. Aunque Earnest fue enfático en que Obama no se
reunirá con Fidel, muchos ven la ocasión como posible. La agenda parece incluir
también el reclamo de la parte norteamericana de que Cuba “indemnice a propietarios de negocios e inmuebles confiscados después
de la Revolución Cubana”.
Un tema que despierta
expectativas se relaciona con los integrantes de la comitiva de Obama en su
visita a Cuba, adelantándose que la misma estará integrada por miembros de su
gabinete, varios representantes del bipartidismo en el Congreso, así como otros
invitados por definir o dar a conocer, lo que no excluye a algunos cubano
americanos cuya presencia podría levantar polémicas en diversos medios.
Como decíamos al principio, la opinión sobre la visita de Obama es vista positivamente por la gran mayoría de los medios y personalidades, así como por los estadounidenses, quedándose aislados por su rechazo e intolerancia determinados sectores políticos de extrema derecha en EEUU, así como varios connotados contrarrevolucionarios internos y externos coligados a estas posiciones. Todos ellos emplean los manidos argumentos de la satanización mediática contra Cuba para sostener su desaprobación al gesto de Obama.
Aspirantes republicanos de extrema derecha como Jeb Bush y Marco Rubio han sido enfáticos en manifestar su desaprobación. De la misma manera, reaccionaron airadamente los miembros de la mafia anticubana en el Congreso, como son los casos de Ileana Ros-Lehtinen, Carlos Curbelo, Bob Menéndez, Mario Díaz-Balart, entre otros.
No podían faltar las
críticas provenientes de los grupúsculos reaccionarios vinculados a una turbia
historia de terrorismo y subversión contra Cuba, entre los que se destacaron
por su histérica reacción los casos del terrorista Ramón Saúl Sánchez, presidente del Movimiento Democracia; Orlando
Gutiérrez Boronat, del Directorio Democrático, el también provocador y terrorista
José Basulto, de hermanos al Rescate; Alberto García Menocal, presidente de La
Peña Rosell; y Silvia G. Iriondo, presidenta de Madres y Mujeres contra la
Represión (MAR por Cuba). Otros grupúsculos y figuras más conocidos se han
abstenido de hacer declaraciones por cuanto esperan incorporarse como invitados
al evento, entre ellos la FNCA.
Los oportunistas
contrarrevolucionarios internos se encuentran divididos en sus posiciones. Unos
se aferran al discurso incriminatorio de la ultraderecha anticubana y otros ven
la visita como una forma de apalancarse mediáticamente. En este diapasón de
posturas se han movido Guillermo Fariñas, José Daniel Ferrer, Manuel Cuesta Morúa, Yoani
Sánchez, Reynaldo Escobar, Elizardo Sánchez, Dagoberto Valdés, Eduardo Cardet, Martha
Beatriz Roque Cabello, entre otros. Aún más ásperos en sus comentarios fueron
Antonio G. Rodiles y Berta Soler.
Yo me limitaré a
pronosticar los que sucederá el 23 de marzo: Obama cumplirá su agenda y habrá
un encuentro forzosamente respetuoso pues Cuba no acepta ya procónsules que
vengan a dirigirla. La ultraderecha frustrada, arremeterá con saña contra Obama
y los mercenarios internos que puedan encontrarse o no por breves minutos con
el mandatario se sentirán más defraudados que apoyados. La Revolución saldrá
fortalecida en la medida en que esta visita sirva para acercar, compartir
criterios, explorar diferencias y forjar entendimientos. El gran perdedor será el
enemigo acérrimo de Cuba. Un Obama tranquilo, forjador de un legado, habrá
hecho historia. Se llevará consigo el calor de nuestra hospitalidad y, ¿Por qué,
no? …El deseo de regresar
Percy Francisco
Alvarado Godoy
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