Marchan en Chicago 500 mexicanos "sin documentos, sin miedo y sin pedir disculpas"
Chicago,
Illinois. “Obama, Obama, don’t deport my mama”, corearon ayer cientos de
mexicanos en una manifestación que exigió al presidente estadunidense
detener las más de mil 100 deportaciones de inmigrantes indocumentados
que diariamente suceden en Estados Unidos. En el acto, que culminó en la
Plaza Federal de Chicago, estudiantes indocumentados develaron su
identidad como "ilegales", dando continuidad al proceso masivo de salir
de las sombras.
Quintiliano Ríos y Genoveva Abuelita Ramírez,
ambos nacidos en el Distrito Federal, pidieron a los más de 500
activistas y simpatizantes presentes ponerse una mano en el corazón y
acompañarlos en su primera declaración pública en la que develaron a
gritos su situación como inmigrantes: "sin documentos, sin miedo, sin
pedir disculpas".
Luego, una decena de jóvenes, todos latinos
salvo una filipina, siguieron el ejemplo de Ríos y Ramírez y
compartieron sus historias ante centenares de simpatizantes, medios de
comunicación e incluso algunos policías presentes. "Queridos padres,
nunca los vamos a abandonar", dijo Quintiliano, quien explicó a La
Jornada que su padre, policía preventivo, falleció víctima de la
violencia, y que a falta de dinero su madre tuvo que llevarlo a él y a
su hermana a Estados Unidos desde que eran niños.
Francisco
Salgado, otro latino indocumentado, explicó que él arribó cuando tenía
dos años: "mi mamá dormía cuatro horas al día para poder darnos de
comer. Ahora quiero estudiar una carrera, pero me niegan los apoyos
gubernamentales financieros. Quiero viajar y conocer el mundo, pero no
tengo visa o pasaporte que me den esa oportunidad".
El reverendo
Chris Griffin, afroestadunidense de la parroquia First Baptist
Congregational Church, dio inicio a la manifestación con una oración:
"Señor, te rogamos por justicia y unidad entre las naciones, ablanda los
corazones de los líderes políticos para darle una reforma migratoria a
nuestros hermanos latinos y mexicanos", dijo a unos kilómetros del
barrio puertorriqueño de Chicago.
En la protesta, que duró cuatro
horas, 16 niños mexicanos, hondureños y salvadoreños pidieron el retorno
o la liberación de sus padres y el cese de los procesos de deportación.
Los niños marcharon por el barrio griego de Chicago acompañados de
Alberto Cerón, quien dijo que su hija, Ashley, militar muerta en Kuwait a
los 20 años, no alcanzó la edad legal suficiente para transferir la
ciudadanía a sus padres y por eso sigue triste, enojado, e
indocumentado.
Jorge Cervantes, oriundo de la ciudad de México,
los leoneses Juan Muñoz y Jorge Cervantes, el guatemalteco Víctor
Hernández, el salvadoreño Cesar Henríquez y la ciudadana estadunidense
Elia Arenas, nativa de Michoacán, marcharon encadenados de pies y manos,
representando a los migrantes legales que sufren de discriminación
policiaca-racial y son detenidos o encarcelados sólo por su apariencia
física o por no poder comunicarse en inglés.
Cincuenta jóvenes
asiáticos, en su mayoría coreanos, tocaron changu, buk, kwangerí y jing
para motivar a los mexicanos. También participó la Alianza para el
Empoderamiento y Derechos de los Inmigrantes Filipinos y el Concilio
Judío de Asuntos Urbanos.
Fuente: La Jornada
Tomado de http://www.vanguardia.com.mx
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