Papa Francisco I |
José
Maria Garrido
El nombramiento de Jorge Mario Bergoglio como nuevo Papa ha
reabierto las heridas que provocó la connivencia que la Iglesia católica
argentina mantuvo con la Junta Militar del dictador Videla entre los años 1976
y 1983.
En aquella
época los militares ejercieron el terrorismo de Estado, siendo numerosos los
asesinatos, torturas y la práctica sistemática y generalizada de sustracción,
retención y ocultamiento de niños menores de 10 años bajo un plan general de
aniquilación. Así quedó probado en el juicio que en julio de 2011 condenó al
dictador Videla a perpetuidad.
Muchos
argentinos aún tienen presente el papel de colaborador que la Iglesia jugó en
aquellos años a favor de la dictadura. Es público y notorio que los jerarcas
jamás plantearon una posición crítica a la acción de gobierno de Jorge Rafael
Videla ya que consideraban que un fracaso del régimen “llevaría, con mucha
probabilidad, al marxismo”. De este modo, optaron por acompañar a los militares
en lo que denominaron un “proceso de re-organización del país”.
Connivencia de la Iglesia y del nuevo Papa
La actitud
de la Iglesia en general, y la del nuevo Papa en particular, empezó a ser
cuestionada en los últimos años y en paralelo a los juicios que se estaban
produciendo ante los crímenes de lesa humanidad cometidos por el dictador Jorge
María Videla. Fue entonces cuando un grupo de víctimas acusaron a Jorge Mario
Bergoglio de ser responsable del asesinato de dos sacerdotes a los que previamente
había quitado la protección.
Cabe
recordar que ambos sacerdotes fueron secuestrados por un grupo de la ESMA poco
después de perder la protección por orden del nuevo Papa, y se les envió a la
Escuela Militar donde fueron torturados. Los curas, según el periodista Horacio
Verbitsky, sospecharon que Bergoglio los había delatado.
Reuniones con Videla
Acusación
ante la que el entonces arzobispo de Buenos Aires -quien fue llamado a declarar
como testigo, por petición de la Fiscalía y las Abuelas de Plaza de Mayo-, se
defendió alegando que durante la dictadura fueron constantes las reuniones que
mantuvo con los ex integrantes de la Junta Militar Jorge Rafael Videla y Emilio
Eduardo Massera para pedir la liberación de dos sacerdotes secuestrados.
En su
declaración, Bergoglio también sostuvo que la Iglesia no debía “tener miedo a
la verdad” en lo relativo a la actitud que mantuvo en este período negro de la
historia de Argentina. Opinión que no comparten una gran mayoría de los
argentinos, consciente de que los obispos sabían que la dictadura asesinaba a
los ciudadanos desaparecidos.
Como
prueba de la connivencia entre los militares y la Iglesia, los medios
argentinos suelen recurrir a una fotografía en blanco y negro en la que aparece
el ex militar recibiendo la comunión de manos del recién electo papa, Jorge
Bergoglio.
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