La Corte Suprema de Estados Unidos examina el martes el caso
del grupo automovilístico alemán Daimler AG para determinar si debe
responder en Estados Unidos a procesos contra su filial Mercedes,
acusada de complicidad en la violación de los derechos humanos bajo la
dictadura argentina.
En este caso, 22 demandantes -21 argentinos y un chileno- ex
empleados o familiares de difuntos que trabajaron en la fábrica de
Mercedes Benz en Argentina, acusan a la directiva de la empresa alemana
de haber colaborado con la dictadura argentina durante la “guerra
sucia”, entre 1976 y 1983.
Los demandantes señalan que los responsables de Mercedes-Argentina
habían identificado a los empleados resistentes o agitadores, los
denunciaron al régimen y permitieron violentas incursiones policiales,
arrestos arbitrarios, torturas y desapariciones de empleados
probablemente ejecutados de forma sumaria.
Los jefes de la policía responsables de estas redadas fueron entonces
empleados por Mercedes como jefes se seguridad para cubrir sus actos,
según la demanda colectiva.
Los demandantes invocan dos leyes estadounidenses para obtener
daños y perjuicios de la casa matriz de Mercedes: la ley de protección
de víctimas de torturas (TVPA) y un viejo texto de hace más de dos
siglos, conocido como “Estatuto de Agravios” (Alien Tort Statue, ATS),
que autoriza a los extranjeros a demandar en los tribunales
estadounidenses por cuestiones relacionadas con la violación del derecho
internacional.
Conocida por su benevolencia con el mundo empresarial, la Corte
Suprema, de mayoría conservadora, examina por segunda vez en un año la
responsabilidad en suelo estadounidense de compañías extranjeras
sospechosas de infracciones del derecho internacional cometidas fuera de
sus fronteras.
En la pasada primavera boreal, los nueve magistrados que forman la
Corte otorgaron la razón al gigante petrolífero Shell, acusado de
complicidad en las infracciones contra los derechos humanos en Nigeria, y
no dio instancia a los demandantes que reclamaban que el grupo
holandés-británico respondiera por sus actos en Estados Unidos.
IMPACTO EN LAS RELACIONES DIPLOMÁTICAS Y COMERCIALES
La Corte esperó a tomar esta decisión, el 17 de abril, antes de
examinar el recurso de Daimler AG, que había obtenido éxito ante un
tribunal de primera instancia pero que fue desestimado por una corte de
apelaciones de California (oeste), donde el grupo tiene una filial al
100%.
Apoyada por organizaciones y grandes empresas, bancos y corporaciones
en Alemania y en Europa, pero también por el gobierno de Obama, Daimler
alega que “no tiene ninguna conexión con Estados Unidos”.
Los demandantes por su parte sostienen que Daimler ostenta la
totalidad de Mercedes Benz-EEUU, con sede en California, donde Mercedes
comercializa los autos de la casa matriz en el oeste estadounidense.
Daimler gana “miles de millones de dólares cada año al vender sus autos
de lujo en California”, señalan en el documento presentado ante la
Corte.
“La cuestión que se plantea a los jueces (de la Corte Suprema)
es hasta qué punto este vínculo es significativo” para permitir procesos
judiciales en Estados Unidos, comenta Lyle Denniston, experta del sitio
especializado ScotusBlog.
En su fallo, la corte de apelaciones de San Francisco estimó que “los
tribunales estadounidenses tienen un gran interés en tratar los abusos
internacionales de los derechos del hombre”.
“Cuando empresas como DaimlerChrysler -nombre de Daimler AG
antes de que vendiera su participación en la empresa estadounidense
Chrysler- trabajan en tándem junto a violentos dictadores, militares e
incluso organizaciones terroristas, jugando un papel en las horribles
violaciones de derechos humanos, deben rendir cuentas”, declaró Misty
Seemans, de la organización EarthRights International, que presentó una
moción de apoyo a los demandantes.
La organización de defensa de derechos humanos, que se preocupa por
una “tendencia desconcertante de la Corte Suprema favorable a las
empresas”, con un 61% a favor de éstas en los últimos cinco años, estima
que “si la Corte acepta el argumento de DaimlerChrysler, otorgará a las
multinacionales extranjeras una enorme ventaja sobre nuestras empresas:
la autorización de disfrutar de todos los privilegios de hacer negocios
en Estados Unidos con la garantía de no ser perseguidos”.
El gobierno del presidente Barack Obama opina, al contrario, que
permitir que las empresas extranjeras sean procesadas judicialmente
“podría afectar las relaciones diplomáticas de Estados Unidos y sus
intereses económicos y comerciales”.
Fuente: El País.
Tomado de http://www.puranoticia.cl
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