Los llamados “disidentes” cubanos, creados a partir de la manipulación
mediática generada por el Gobierno norteamericano y sus agencias
federales de inteligencia, al llegar a un país donde supuestamente reina
la democracia representativa y la libertad plena, se han convertido en
simples emigrantes.
Al menos eso cuentan gran parte de los 115 contrarrevolucionarios asalariados de Washington que fueron acogidos por el gobierno español en el año 2010, por mediación de la iglesia católica. Un amplio grupo de ellos están acampados frente el Ministerio de Asuntos Exteriores en Madrid, en reclamos de una atención diferencia como opositores al Gobierno cubano, sin ser atendidos ni escuchados, a fin de cuentas ya están “libres” y deben resolvérselas solos, pues ya no sirven para conformar campañas contra la revolución cubana.Este es el caso de Ricardo Galbán, quien llegó a España en el 2011, como parte del grupo de 767 cubanos, compuesto por 115 contrarrevolucionarios más sus familiares.
Todos soñaron que en Europa vivirían sin trabajar, con el salario en dólares que recibieron por años mientras estaba en Cuba a las órdenes de la misión diplomática norteamericana, pero la realidad fue cruda y diferente. Allí el que no trabaja no come y desde Miami ya no les llega el salario. Para que se tenga una idea real de cómo se fabrican los llamados “disidentes” mientras residen en Cuba, ahora en España, Amnistía Internacional no los considera como presos de conciencia, y declara que no todos eran “disidentes activos”.
Galbán afirma que se siente indefenso y que nada ha sido como le prometieron. El refugio con el que soñó se convirtió en otra prisión. Vive en un local alquilado y consigue pagar la renta a base de alquilar habitaciones, pero subsiste gracias a la solidaridad de sus vecinos que le ayudan y le dan comida.
La única ayuda de que dispone es la de emergencia municipal del país Vasco, que se concede solo una vez al año por un máximo de mil 500 euros.Ricardo Galbán, a sus 45 años confiesa que preferiría estar preso que en España pasándola tan mal, y asegura que está peor que en Cuba, donde era un líder de la oposición del grupúsculo Jóvenes por la Democracia, tenía respaldo material y un salario enviado desde Miami.
Ahora en España es solo un inmigrante más.Cuando arribó a Madrid vivió dos meses en el Hotel Bilbi; después, el Gobierno central le instó a buscarse un piso de alquiler con una renta máxima mensual de 750 euros, pero cada “refugiado” solo recibía entre 180 y 300 euros al mes. En abril del 2012 se acabó la ayuda y desde entonces tiene que buscarse la vida a como pueda.No le han convalidado los títulos de formación profesional cubanos, donde estudió contabilidad sin costo alguno, gracias al sistema socialista de educación. Está pasando por lo mismo que los demás “disidentes” que llevan casi un año acampados frente al Ministerio de Exteriores en señal de protesta, pero el Gobierno central afirma que: los cubanos serán tratados como cualquier ciudadano en situación legal que pueda necesitar ayuda, y que darles privilegios sería discriminar al resto. Aquí se cumple una vez más el viejo proverbio de: “Roma paga a los traidores pero los desprecia”
.Ni la acaudalada bloguera oficialista de Washington y vice presidenta de la Sociedad de Prensa Internacional, Yoani Sánchez Cordero, ni Elizardo Sánchez Santa Cruz, y menos aun la célebre viuda Ofelia Acevedo de Payá Sardiñas, han reclamado apoyo a estos viejos compañeros de causa. Para ellos solo queda el olvido, al final ya no les sirven para nada.
Por: Arthur González
Fuente: laislarebelde.com
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Tomado de http://www.laislarebelde.com
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