LOS DUEÑOS DE
DIARIOS SE REUNIERON EN DENVER
En Colorado
deliberó la asamblea anual de la SIP. Como en las 68 anteriores, ésta también
estuvo en sintonía fina con Washington, no defendió la libertad de información
y profundizó la guerra contra los gobiernos progresistas.
La Sociedad
Interamericana de Prensa es fraudulenta pues sugiere agrupar a periodistas. Es
una organización empresarial de 1.300 dueños de periódicos, que no es lo mismo.
Sus intereses patronales están anclados en el mundo de los negocios y no en el
de la información. La distinción entre los negocios y el periodismo es
necesaria. Y también esta aclaración política: la SIP funciona en sintonía fina
con el Departamento de Estado, como se confirma al analizar su 69º Asamblea
anual reunida en Denver, Colorado, entre el 18 y el 22 de octubre pasado.
Allí se puso
sordina al mega escándalo de espionaje de la administración Obama sobre el
mundo, incluso sobre gobiernos amigos y 35 presidentes. Antes Dilma Rousseff y
luego Angela Merkel protestaron ante el presidente norteamericano, como lo
reflejaron periódicos afiliados a la SIP.
Sin embargo,
en el lujoso 5 estrellas, el Hotel Brown Palace de Denver, no estuvo como
asunto central el megaespionaje norteamericano. Era la noticia mundial. Sin
embargo, a lo sumo hubo una teleconferencia del periodista Glenn Greenwald,
quien vive en Brasil y publicó en The Guardian y O Globo parte de las
filtraciones de Edward Snowden, ex topo de la Agencia de Seguridad Nacional
(NSA).
¿Por qué no
lo invitaron a Greenwald a Denver? El poco espacio que le dieron fue como si la
noticia central del día la hubieran publicado en la página 46, sin foto.
Merecía la tapa y un título catástrofe...
“Querida Casa Blanca”
Las
preferencias para con las autoridades estadounidenses se notaron en la única
referencia de Denver: redacción muy respetuosa, breve, con tono de solicitud y
no de denuncia. Ni siquiera hubo un título especial dedicado a EE UU, como sí
los hubo con Argentina, Ecuador y Venezuela, considerados los más peligrosos
para la “libertad de prensa”.
Lo único que
faltaba en la cuidadosa petición a Washington es que comenzara diciendo
“Querida Casa Blanca”. Allí se lee: “alentar al Departamento de Justicia de EE
UU a que adopte en forma vigorosa y cumpla con las normas actualizadas que
fueron recomendadas en 2013. Hacer un llamado al Senado y la Cámara de
Representantes para que apruebe leyes que incluyan un escudo de protección
sólido para los periodistas”.
Esos popes de
los medios en ningún momento menearon ante el gobierno de Obama su espionaje,
revelado por Snowden, ni la persecución contra WikiLeaks y su fundador Julian
Assange, asilado en la embajada de Ecuador en Londres desde agosto de 2012.
Sobre estos tópicos, la SIP guardó un ominoso silencio, de complicidad. La
única módica queja de la entidad fue que “EE UU incautó en 2012 en secreto los
archivos de 21 líneas telefónicas de reporteros de The Associated Press, en
violación de la Primera Enmienda de la Constitución”. Esto fue dicho bajito,
como para defender a la AP sin enojar a la Casa Blanca. Sólo fue mencionado el
Departamento de Justicia.
Argentina la
peor del grado
A tenor de
las cantidades y contenido de las resoluciones votadas en Denver, parece que el
gobierno argentino es el peor del hemisferio occidental. A Cristina Fernández
de Kirchner le dedicaron dos misiles, mientras que a otros gobiernos
progresistas les arrojaron uno a cada uno. A Obama le tiraron confites.
Una moción
contra CFK se refirió al llamado “cepo publicitario” en contra de Clarín y “La
Nación”, al disponerse que no habría más publicidades comerciales de los
supermercados. Esa pérdida de avisos comerciales tendría casi igual o mayor
importancia que los crímenes contra periodistas, cometidos en otras latitudes y
no en Buenos Aires, La Habana ni Caracas.
El otro
clamor de Denver fue para criticar la ley de medios de la democracia. La cloaca
mediática de Miami, tronó: “Reiterar a los tres poderes del Estado argentino
que la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual entraña supuestos de
censura indirecta en los términos del Pacto de San José de Costa Rica, ya que
afecta la sustentabilidad de los medios privados; restringe sin razón técnica
alguna el funcionamiento de medios que no utilizan espectro radioeléctrico,
como el cable y las señales audiovisuales; favorece a las voces oficiales en
desmedro de las restantes; y discrimina arbitrariamente entre distintos
medios”.
Las
conclusiones de la SIP, al referirse al país, cifró sus mejores esperanzas en
la Corte Suprema para que enmiende y/o mutile la ley 26.522. Dijo: “Otra
herramienta restrictiva en Argentina, la ley de medios, está a la espera de un
fallo de la Corte Suprema de Justicia que puede receptar los principios
internacionales en la materia”. Fue un aviso esperanzado en Ricardo Lorenzetti
y sus supremos, descartando a Eugenio R. Zaffaroni.
SIP perezosa
Aparte de
reaccionaria, el apéndice del Departamento de Estado es muy perezosa. Las dos
resoluciones contra Argentina parecen “copy-paste” de las mismas que ya habían
aprobado en la 68º Asamblea, en marzo de este año en Puebla, México. No se
tomaron la molestia de investigar o agregar algunos elementos sino que
repitieron como el loro las acusaciones.
Ni siquiera
cambiaron de informante. Quien leyó las acusaciones contra el gobierno
argentino fue el mismo miembro de la Comisión de Libertad de Expresión: Daniel
Dessein, director de la Gaceta de Tucumán. El órgano de prensa no se distinguió
precisamente por sus denuncias contra el genocida general Antonio D. Bussi en
su represión ilegal en los años de la dictadura en esa provincia de la que
después fue gobernador por Fuerza Republicana. Los bussistas deben haber
seguido publicando su pauta en La Gaceta y las buenas relaciones continuaron en
democracia.
Además de
holgazana, la SIP hace de sus asambleas oportunidades para el turismo. Esta
edición fue promocionada porque Denver es “una ciudad joven y vibrante en el
centro del 'Old West Cowboy'”. La propaganda a los asistentes añadía: “El lado
social y los tours; Habrá un completo plan de actividades sociales y
recepciones. El sábado está programado una visita al Cherry Creek Mall donde
hallarán tiendas de lujo y galerías de arte. El domingo nos trasladaremos al
galardonado The Fort, uno de los establecimientos más reconocidos de la nación
y famoso por sus filetes de búfalo”.
De trabajo
periodístico, poco y nada. Muchas tiendas de lujo y filetes de búfalo.
Mentiras de
la SIP
Como la
realidad se cuela incluso en los salones VIP, en sus Conclusiones “la SIP
condenó el asesinato de 14 periodistas; 3 en México, 2 en Brasil, 2 en
Colombia, 2 en Guatemala, 2 en Haití y 1 respectivamente en Ecuador, Honduras y
Paraguay. Expresó también su total rechazo a la prescripción de 17 casos de
asesinatos de periodistas (5 en Colombia y 12 en México) por considerar que la
impunidad y la acción de poderes judiciales débiles o sometidos son los motores
generadores de la violencia. También durante este período tres periodistas
debieron de abandonar Colombia y Honduras por amenazas”.
Este cuadro
sobre los asesinatos resulta una guía, dolorosa pero útil, para saber de dónde
provienen los mayores peligros para el ejercicio del periodismo. Se
desenmascara la mentira de sentar en el banquillo a Raúl Castro, Nicolás
Maduro, Rafael Correa, Evo Morales y otros mandatarios del ALBA.
Es que en los
recién nombrados no hubo crímenes, salvo uno en Ecuador que por supuesto no fue
de la responsabilidad de Correa. La mayor cantidad de crímenes luego seguidos
de impunidad se produce en Colombia y México. Son los socios privilegiados de
Washington en el Tratado de Libre Comercio y el “Plan Colombia”, en un caso, y
del NAFTA en el otro. Ambos están alineados con Obama en la Alianza del
Pacífico, junto con Chile, Perú y Panamá, en la corriente pronorteamericana
anti ALBA y anti CELAC.
Hablando de
CELAC, en sus anteriores asambleas la SIP condenó el hecho de que esa comunidad
latinoamericana y caribeña hubiera designado presidente pro-témpore a Raúl
Castro, de Cuba. Esa queja fue una exteriorización de los dos países excluidos
de la CELAC: EE UU y Canadá. La SIP es su virtual secretaría de prensa.
Mientras los
países donde se asesinan a tantos hombres y mujeres de los medios se benefician
del blindaje mediático de la entidad con sede en Miami, otros gobiernos
díscolos con el imperio son linchados en cada asamblea. En Denver hubo, además
de las dos resoluciones contra Argentina, otras muy duras y explícitas contra
la Venezuela de Maduro y el Ecuador de Correa, al que acusaron de censurar a la
prensa con la ley Orgánica de Comunicación a partir del 25 de junio pasado.
De Cuba
hablaron pestes: “la libertad de prensa se ha visto agravada por una represión
constante y detenciones arbitrarias de periodistas”. Esta mentira fue sostenida
por la informante Yoani Sánchez, la gusana promovida a vice-presidenta de la
SIP para América Central y el Caribe. ¿Quisieron con eso el 22 de octubre
amortiguar la brillante victoria que obtendrá Cuba sobre EE UU una semana
después en la ONU en la votación contra el bloqueo? El 29 de octubre 188 países
condenarán el bloqueo a la isla e indirectamente dirán que la SIP falta a la
verdad sobre ese país.
EMILIO MARÍN
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