Hoy en día se habla de un romance en ciernes entre
Israel y Arabia Saudita en Oriente Próximo. Ambos Estados están
trabajando juntos para desestabilizar Siria y apuntalar un nuevo régimen
en Egipto, consideran algunos expertos.
"Los sauditas y los israelíes se oponen fuertemente a que la primavera
árabe lleve la democracia a Oriente Próximo. Los dos quieren dictadores
corruptos para gobernar Baréin y otros países árabes", dijo el analista
político Kevin Barrett a la cadena iraní Press TV.
Tel Aviv y Riad "trabajan juntos estimulando relaciones tensas sectarias en una estrategia para preservar sus respectivos regímenes, y tanto los sauditas como los israelíes están molestos con EE.UU. por negarse a bombardear Siria y luego atacar Irán", agregó Barrett.
Según el analista, los dos "regímenes se han unido por una misma política exterior, cuando los dos tienen políticas internas similares", por lo que el experto se pregunta: "¿Por qué no fusionar los dos países en uno nuevo llamado' Arabia Israelí'?".
Barrett pone un ejemplo de algo parecido que ya ocurrió en 1958, cuando Egipto y Siria se unieron para convertirse en un solo país: la República Árabe Unida, que a pesar del breve matrimonio político, que terminó en 1961, sentó un precedente para futuros enlaces en la región.
"Para algunos tal matrimonio entre sionistas y árabes nunca podría tener éxito. Pero hay que tener en cuenta lo mucho que las dos naciones tienen en común", continúa.
Entre otras características, ambos Estados "fueron fundados y son todavía controlados en gran parte por parásitos enormemente ricos".
Los Gobiernos de Israel y Arabia Saudita comparten otro rasgo: "la arrogancia. Los israelíes están convencidos de que son el 'pueblo elegido', regalo de Dios al mundo, que tienen el derecho de dominar a los seres inferiores, especialmente a los palestinos que están expulsando, atormentando y matando".
Mientras que los gobernantes sauditas creen que "Dios les dio todo ese petróleo para que pudieran (…) exigir respeto. Y, al igual que los israelíes, se imaginan que tienen el derecho a oprimir a las demás religiones", añadió el analista político.
Asimismo, según Barrett, los dos países consideran que tienen el derecho de invadir y ocupar naciones vecinas. "Al igual que Israel ha invadido Egipto, Siria, Líbano y Palestina, Arabia Saudita ya ha invadido y ocupado Bahréin", sentenció.
Por último, los sauditas y los israelíes también comparten el amor por los "complots cobardes", incluidas las "operaciones de bandera falsa".
En su análisis el experto sostiene que el príncipe saudita Bandar bin Sultán está detrás del ataque con armas químicas llevado a cabo el pasado 21 de agosto cerca de Damasco. Pero no solo eso, Barrett considera "muy probable" que Bandar y otros agentes israelíes fueran los responsables de los atentados del 11 de septiembre de 2001.
Tel Aviv y Riad "trabajan juntos estimulando relaciones tensas sectarias en una estrategia para preservar sus respectivos regímenes, y tanto los sauditas como los israelíes están molestos con EE.UU. por negarse a bombardear Siria y luego atacar Irán", agregó Barrett.
Según el analista, los dos "regímenes se han unido por una misma política exterior, cuando los dos tienen políticas internas similares", por lo que el experto se pregunta: "¿Por qué no fusionar los dos países en uno nuevo llamado' Arabia Israelí'?".
Barrett pone un ejemplo de algo parecido que ya ocurrió en 1958, cuando Egipto y Siria se unieron para convertirse en un solo país: la República Árabe Unida, que a pesar del breve matrimonio político, que terminó en 1961, sentó un precedente para futuros enlaces en la región.
"Para algunos tal matrimonio entre sionistas y árabes nunca podría tener éxito. Pero hay que tener en cuenta lo mucho que las dos naciones tienen en común", continúa.
Entre otras características, ambos Estados "fueron fundados y son todavía controlados en gran parte por parásitos enormemente ricos".
Los Gobiernos de Israel y Arabia Saudita comparten otro rasgo: "la arrogancia. Los israelíes están convencidos de que son el 'pueblo elegido', regalo de Dios al mundo, que tienen el derecho de dominar a los seres inferiores, especialmente a los palestinos que están expulsando, atormentando y matando".
Mientras que los gobernantes sauditas creen que "Dios les dio todo ese petróleo para que pudieran (…) exigir respeto. Y, al igual que los israelíes, se imaginan que tienen el derecho a oprimir a las demás religiones", añadió el analista político.
Asimismo, según Barrett, los dos países consideran que tienen el derecho de invadir y ocupar naciones vecinas. "Al igual que Israel ha invadido Egipto, Siria, Líbano y Palestina, Arabia Saudita ya ha invadido y ocupado Bahréin", sentenció.
Por último, los sauditas y los israelíes también comparten el amor por los "complots cobardes", incluidas las "operaciones de bandera falsa".
En su análisis el experto sostiene que el príncipe saudita Bandar bin Sultán está detrás del ataque con armas químicas llevado a cabo el pasado 21 de agosto cerca de Damasco. Pero no solo eso, Barrett considera "muy probable" que Bandar y otros agentes israelíes fueran los responsables de los atentados del 11 de septiembre de 2001.
Russia Today
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