En el día de ayer, el sitio contrarrevolucionario
Cubanet intentó manipular, sobre la base de rumores difundidos por mercenarios
USA en la Isla, una nueva provocación de impensadas consecuencias, siguiendo
una matriz de opinión de que los cuentapropistas en Cuba se encuentran
descontentos por medidas adoptadas por las autoridades contra aquellos que han
violado la legislación vigente.
Con el título “Seguridad
del Estado intenta frenar posible manifestación masiva”, el sitio especula
sobre una inventada marcha de cuentapropistas en la Capital del país, el
próximo 1 de noviembre, Desde luego, no existen elementos serios sobre esta
movilización y la misma se basa en rumores propalados por los mercenarios como
la auto titulada bloguera Mirian Zelaya.
Según estos rumores, los organizadores de la marcha,
azuzados por elementos contrarrevolucionarios marcharían hasta la Plaza de la
Revolución, lugar donde mostrarían su descontento. La propia Cubanet cuestiona
de dónde salió la orientación sobre la “supuesta marcha”, admitiendo que la
misma puede haber sido convocada desde el exterior, es decir, las
organizaciones provocadoras de Miami.
La manipulación de este fabricado hecho ha servido
para argüir que ya las autoridades cubanas han visitado a varios
cuentapropistas para alertarlos de no intervenir en este evento. Sin tapujos
comenta la Zelaya: “Sobre la posibilidad
real de que se produzca una manifestación autónoma en Cuba sin que sea sofocada
incluso antes de que se inicie, existen sobrados motivos para la duda. De
hecho, hay quienes afirman que ya los grupos de potenciales marchantes han sido
penetrados por la policía política, algo que no constituye una novedad.”
Realmente no es la primera vez que
contrarrevolucionarios cubanos azuzan o intentan incorporarse a actos de
demanda de cuentapropistas, tal como ocurrió recientemente en Santa Clara. En
este caso, Guillermo Fariñas intentó manipular las demandas de unos cocheros
ante la sede del Poder Popular en esa ciudad. Otros elementos, como José Daniel
Ferrer, han intentado desarrollar este tipo de labor subversiva en Santiago de
Cuba.
El cuentapropismo en Cuba no ha sido atacado por
autoridad alguna. El enfrentamiento ha sido contra los que han violado las
reglas establecidas en sus licencias, fundamentalmente aquellos que han
adquirido licencias como costureras o sastres y han montado negocios de venta
de ropa importada ilegalmente para ese fin. En otros casos, han violado la ley
aquellos que se han dedicado a comprar elevadas cantidades de productos
industriales, acaparándolos y dejando desabastecidas las tiendas –
indudablemente con el apoyo de algunos empleados deshonestos-, para luego
revenderlos a precios elevados. Particularmente, recuerdo que yo quería
adquirir una ducha eléctrica y la misma estaba desaparecida de las tiendas, en
las que se vendían a un precio de alrededor de 30 CUC. Apenas a unos metros de
la tienda a la que acudí, unos “merolicos” las vendían a 62 CUC. Esta forma de
abuso, basada en el egoísmo y la falta de solidaridad con sus conciudadanos,
afecta directamente a toda la población cubana, haciéndola sufrir un falso
desabastecimiento de productos como detergente, papel higiénico, bombillos de
luz fría y otros.
Estas medidas en manera alguna representan una
vuelta atrás del cuentapropismo en la isla, como tratan de hacer ver,
reiteradamente los medios de comunicación vinculados a la guerra ideológica
anticubana.
En mi opinión particular considero justas las
medidas adoptadas por las autoridades de cerrar aquellos negocios violadores de
la ley establecida. Empero, surgen en mí algunas preguntas que caen por su
propio peso: ¿Qué hacían los funcionarios e inspectores, conocedores de esas
violaciones – lo cual era un hecho público-, para hacer cumplir lo establecido
por la ley? ¿Por qué se actuó con tanta demora para detener un fenómeno
delincuencial y especulativo, bendecido por funcionarios corruptos y
benevolentes? ¿Por qué las administraciones de las tiendas no orientaron a sus
empleados sobre lo nocivo de vender a un particular excesivas cantidades de
productos de primera necesidad? ¿Por qué el control de las administraciones
permitió el robo descarado de productos, los que luego vendían “merolicos”
abusadores y violadores de la ley? ¿Por qué nuestra prensa no fue más agresiva
para denunciar este fenómeno que se iba desarrollando impunemente, padecido y
sufrido por todos los ciudadanos?
Lecciones, al respecto, hay que sacar. Si se hubiera
actuado oportuna y esclarecedoramente con los cuentapropistas, si hubieran
actuado con eficacia los burócratas e inspectores, si se hubieran ejercido
controles rigurosos, esto no hubiera sucedido y no dejaríamos abierta una
brecha para el descontento, la manipulación y el ataque mediático de nuestros
enemigos.
Tampoco podemos permitir que el cuentapropismo se
convierta en un difusor de los subvalores del capitalismo, del mensaje enemigo,
mediante la venta de películas y actuaciones individuales que marcan hondas
diferencias entre la calidad de vida de nuestros ciudadanos a partir del enriquecimiento
ilícito y el veneno ideológico y amoral.
No habrá protesta alguna, señores mercenarios,
porque realmente no ha habido injusticias. La dirección de nuestro país trabaja
arduamente para propiciar el desarrollo de la pequeña iniciativa privada como
forma para desarrollar el bienestar de nuestros ciudadanos, garantizar fuentes
de empleo y un mayor empuje de las fuerzas productivas y de los servicios. Sin
embargo, el estado tiene pleno derecho a que esto se logre mediante la
transparencia y la legalidad.
Estas son mis reflexiones personales al respecto,
como ciudadano y como comunista.
Percy Francisco Alvarado Godoy.
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