La ”National Endowment for Democracy” (NED), eje central en la
guerra propagandística de Estados Unidos contra la Unión Soviética en
sus últimas tres décadas, se ha convertido en una gigantesca
organización financiada por el gobierno de Estados Unidos que se dedica a
apoyar la agenda neoconservadora de la élite del poder estadounidense
que a menudo sostiene un diálogo de sordos con la política exterior de
la administración de Obama.
La NED es frecuentemente motivo de contradicciones y confusiones en
relación con golpes de estado promovidos por Washington contra
mandatarios democráticamente electos cuyas políticas EE.UU. considera
hostiles o, cuando menos, incómodas.
Se ha visto que mientras algunas de las Organizaciones No
Gubernamentales (ONGs) patrocinadas por la NED dan apoyo a rebeliones
contra gobiernos legítimos con dinero del gobierno de Estados Unidos, el
Secretario de Estado John Kerry y otros altos funcionarios aseguran que
Estados Unidos no está detrás de estas insurrecciones.
Así, mientras el Presidente Barack Obama parecía fomentar una
relación constructiva con el presidente ruso Vladimir Putin,
especialmente en zonas tensas como Irán y Siria, la NED invirtió miles
de millones de dólares en 65 proyectos en Ucrania, el cercano vecino de
Rusia, en los que estaba implícito el objetivo de alimentar protestas
violentas que condujeran a la evicción del presidente Viktor Yanukovich,
quien en 2010 había sido electo por votación mayoritaria de la
ciudadanía ucraniana que podría ser ratificada o rectificada en las
próximas elecciones programadas para el 2015.
Para la NED, la legitimidad electoral de Yanukovich se mantuvo solo
mientras éste aceptó los acuerdos comerciales y las reformas económicas
para países europeos impuestas por la NED y sus patrocinadores
“neocons”. Cuando Yanukovich juzgó el precio demasiado alto para Ucrania
y optó por un trato más justo, se planteó inmediatamente como objetivo
el "cambio de régimen".
En septiembre de 2013, el presidente de la NED, Carl Gershman,
publicó en las páginas del Washington Post una declaración instando al
gobierno de Estados Unidos a que exigiera de Ucrania y otras repúblicas
ex soviéticas acuerdos de "libre comercio", consigna insignia de los
neocons en todo el mundo. Gershman, abogaba por el aislamiento de
Ucrania respecto de Rusia como preparación de las condiciones dirigidas
al derrocamiento de Putin una vez que perdiera esa pieza clave en el
tablero de ajedrez mundial.
“Ucrania es el premio mayor", escribió Gershman. "En Ucrania, las
oportunidades son considerables y de muchas importantes maneras
Washington podría ayudar. Estados Unidos necesita comprometerse con los
gobiernos y la sociedad civil en Ucrania, Georgia y Moldavia para
asegurar que el proceso de reforma en marcha no sólo promueva el
comercio y el desarrollo sino que también produzca gobiernos menos
corruptos y más responsables.
”Un acuerdo de asociación con la Unión Europea no debe verse como un
fin en sí mismo sino como un punto de partida que hacer posibles
reformas más profundas y una democracia más auténtica.
"La democracia rusa también puede beneficiarse de este proceso. La
unión de Ucrania a Europa acelerará la desaparición de la ideología del
imperialismo ruso que representa Putin. Los rusos también enfrentan una
opción, y Putin puede encontrarse en el bando perdedor si permanece en
la cerca, teniendo la solución dentro de Rusia misma y no en el
extranjero".
En cumplimiento de estas metas, NED patrocinaba la cifra asombrosa de
65 proyectos en Ucrania, con financiamientos mediante ONGs, que podían
ser, desde decenas de miles, hasta cientos de miles de dólares. De
hecho, la NED había creado lo que equivalía a una estructura política en
la sombra con medios de comunicación y grupos de activistas capaces de
crearle situaciones difíciles al Gobierno ucraniano y suscitar inquietud
en la población cuando su actuación no fuera la deseada por Washington.
Esta estructura en la sombra de la NED, cuando se articulaba con el
trabajo de fuerzas de la oposición interna, lograba capacidad de
impugnar decisiones del gobierno legítimo, como ocurrió con el reciente
golpe encabezado por los grupos neonazis que lo derrocaron.
Presumiblemente, la NED quería lograr el "cambio de régimen" sin
participación de los neonazis, pero la violencia de éstos resultó
necesaria para ejecutar el golpe y abrir el camino a las "reformas"
exigidas por el FMI.
Con Yanukovich y sus asesores obligados a huir para salvar sus vidas,
el Parlamento controlado por la oposición aprobó, a menudo por
unanimidad, una serie de leyes neoconservadores que Washington apoyaba y
los medios estadounidenses aclamaron lo que estaba ocurriendo sin
señalamiento alguno acerca del carácter antidemocrático del golpe de
estado que finalmente condujo a que Crimea se desgajara de Rusia.
Manuel E. Yepe, periodista cubano especializado en política internacional.
Tomado de http://www.tercerainformacion.es
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