Hosni Mubarak |
En las últimas horas el destino del expresidente egipcio Hosni Mubarak, nacido en Kafr-El Meselha, el 4 de mayo de 1928, y quien fue presidente de Egipto desde el 14 de octubre de 1981, luego del asesinato de su predecesor Anwar El-Sadat, es realmente incierto.
Mubarak fue obligado a renunciar a su cargo el 11 de febrero de del año pasado, como resultado de un movimiento popular de grandes dimensiones y que dio al traste con su gobierno. Detenido el 13 de abril de ese año, luego de haber padecido un suceso cardiaco, comenzó para él una serie de presiones y manipulaciones políticas que condujeron a su condena definitiva el 2 de junio pasado, imponiéndosele la pena de cadena perpetua. Se le hizo directamente responsable de la represión que condujo al asesinato de más de 800 personas durante los sucesos mediatizados como "la Primavera Árabe".
Político contovertido, maniobró para mantener una posición de acercamiento hacia los Estados Unidos y su aliado Israel, a la par que asumir tímidas posiciones hacia la Liga Árabe y la cuestión palestina. Esto lo posicionó como un defensor de una "solución pacífica" al conflicto palestino-israelí, aunque en algunos momentos se plegó a las posiciones más pro norteamericanas en la región.
Desde el punto de vista interno, fueron sonados los casos de corrupción en los que se vio envuelto, junto a sus familiares directos y a las élites gobernantes, mientras que el pueblo egipcio pasaba las más crueles carencias y penalidades, afectado por una profunda crisis económica a partir de los años noventa.
Tratando de llevar a cabo tímidas reformas políticas a partir de 2005, convocó a elecciones, tanto en ese años como en el 2010, aunque su triunfo fue duramente cuestionado por fraudes eleccionarios frente a los Hermanos Musulmanes, devenidos en el principal grupo de oposición.
El detonanate contra Mubarak se inició en enero de 2011 y fue, a fin de cuentas, lo que terminó con su largo mandato de casi treinta años.
Hombres como Mubarak, amasador de una enorme fortuna de casi 70 mil millones de dólares, se caracterizan por tener pocos amigos y, por el contrario, muchos enemigos.
El incierto destino de Mubarak.
Muchas especulaciones han surgido en torno a la salud de ex presidente egipcio y no se descarta que existan planes evidentes para asesinarlo. Las diversas versiones sobre varios ataques cardiacos que ha padecido en prisión y sobre si se encuentra en estado comatoso, han dado pie a diversas especulaciones sobre el futuro de su vida.
Hace apenas unas horas, un portavoz del Ministerio del Interior egipcio le dijo a la BBC que
el expresidente Hosni Mubarak no se encuentra en coma, reconociendo, empero, que el mismo padece de problemas respiratorios y alta presión sanguínea. Sin embargo, otras fuentes confirmaron que Mubarak había entrado en coma, luego de haber sufrido dos paros cardiacos. Se ha reconocido habérsele administrado oxígeno en cinco oportunidades. El peligro de que sufra una embolia es inminente.
Mubarak sabe bien en manos de quiénes se encuentran y los recelos han aumentado en él, haciendo aún más crítico su estado emocional y de salud. Por ello, no vaciló en solicitar a su abogado,
Farid el Dib, la búsqueda de una solución legal ante las amenazas de que se siente víctima. Para el ex mandatario, las autoridades egipcias traman su deceso por vía violenta. Farid comentó a la prensa: "Él dice, me quieren matar. Sálveme señor Farid, encuentre una
solución".
El abogado de Mubarak fue aún más agresivo al declarar que: “consideraría al ministerio del Interior y al
fiscal general como responsables si Mubarak falleciese en la cárcel” sin
recibir la atención médica adecuada." “Su estado no es estable,
necesita estar bajo vigilancia las 24 horas del día”, comento al cotidiano Al Masri al Yum.
Por su parte, los familiares de Mubarak están presionando para que el mismo sea trasladado de la prisión de Torah a un hospital militar, específicamente al Centro Médico Internacional, donde estuvo recluido hasta recibir su sentencia, temiendo de que su estado de salud sea resultado de un plan para asesinarle.
De acuerdo con la apreciación de este periodista, muchos egipcios se encontraron desencantados con las penas recibidas por Mubarak y sus aliados, lo que ha despertado fuertes recelos en los mismos, sobre todo en los más radicales. Una derrota de los Hermanos Musulmanes en los próximos comicios podría aumentar estas reticencias contra Mubarak. Lo cierto es que Mubarak es una ficcha descartable dentro de la política egipcia y el continuismo de sus posiciones, representado por el último primer ministro de Hosni Mubarak, Ahmad Shafiq, encarna la vía más beneficiosa para Estados Unidos e Israel.
Para las venideras elecciones del 16 y el 17 de junio, en su segunda vuelta, Shafiq goza de una leve ventaja del 24,7 %, mientras que el representante de los Hermanos Mususlmanes, Mohamed Mursi, alcanzó un 23,6 %. Lo cierto es que estas elecciones son altamente contraversiales para los egipcios, sobre todo para los prodemocráticos laicos, quienes se encuentran ante el dilema de votar por un allegado a Mubarak o por un islamista, cuya posición anti norteamericana y anti sionista es más clara, al menos en verborrea electorera: Los Hermanos Musulmanes han planteado revisar los acuerdos de Paz con Israel, aunque en el fondo sea un acto de hipocresía. Sin embargo, detrás de los Hermanos Musulmanes hay también viejos recelos, y uno de ellos lo es sus vínculos históricos con la CIA y la inteligencia inglesa, ya desentrañados desde las décadas de los 50 y los 60 del siglo pasado. Otros vinculan a los Hermanos Musulmanes, o a algunos de sus miembros, a los planes desestabilizadores contra Libia y Siria, así como contra otras naciones árabes, confabulados con el gobierno de Qatar.
Esta madeja de contradicciones difícil de desenrollar aumenta cuando el propio jefe de la Inteligencia
norteamericana, James Clapper, no reconoce a los Hermanos Musulmanes como terroristas. Ellos, ahora, actúan como políticos moderados, basando su política dentro del contexto religioso, usándolo en su provecho. Es, en esencia, un elemento ideológicamente pro norteamericano a ultranza, aunque maniobre con un discurso político cargado de hipocresía para esconder su rol anticomunista,
antiprogresista y antidemocrático.
Mientras tanto, fuertes manifestaciones sacuden a Egipto y los manifestantes repudian a Shafiq como representante del continuismo de Mubarak. Reclaman igualmente un nuevo juicio contra el mandatario y sus aliados. El pueblo, en su mayoría, asume posiciones más radicales que las propuestas por los Hermanos Musulmanes.
Por otra parte, Mohamed Morsi tiene un claro apoyo en el exterior, sobre todo en Arabia Saudí, Kuwait y Qatar, tendencia que se mantendrá en los cerca de 310, 000 egipcios residentes en el exterior, de acuerdo con el Ministerio de Asuntos Exteriores de Egipto.
Una cosa está clara: a la larga o a la corta, Mubarak morirá, de un infarto o realmente asesinado. Más preocupante es el destino de Egipto, cuyo pueblo tiene de antemano cerrados los caminos hacia una verdadera libertad. Los mártires de la Paza Tahir seguirán reclamando justicia hasta que se realice una verdadera y profunda "Pimavera Árabe". Esa, la definitiva, la que derribe finalmente al mundo de exclusión social y le garantice un futuro mejor, muy, pero muy lejos, del fantasma de Mubarak, de los Hermanos Musulmanes, de Estados Unidos y de Israel.
Percy Francisco Alvarado Godoy
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