Luego del complicado
proceso de conformación de planes operativos por los analistas de la CIA, su
instrumentación operativa, selección del personal de agentura y determinación
de las fuentes logísticas y de financiamiento, se llevan a cabo varias acciones
que pueden desarrollarse en forma paralela o en momentos sucesivos. Entre estas
se encuentran:
1) Creación de condiciones para la puesta en
marcha de los planes operativos.
2) Entrenamiento de los agentes seleccionados.
3) Establecimiento de
las redes de espionaje y determinación de las formas de comunicación, control y
monitoreo.
4) Evaluación de los resultados.
En el primero de los
casos se necesita de un complicado conjunto de oficiales CIA, cuyas misiones
son fundamentalmente de soporte a las tareas de los agentes que cumplen las
misiones asignadas. Estos oficiales radican fundamentalmente en la embajada
norteamericana y son los encargados de dirigir a las redes que actúan sobre el
terreno.
Por sus funciones,
existen diferentes tipos de oficiales y agentes cuya actividad puede ser
claramente caracterizada:
Oficial de Enlace: Es
un oficial CIA acreditado legalmente en Venezuela con una fachada diplomática y
que subordina a un grupo de oficiales operativos en la misión diplomática. En
este caso este oficial sirve de jefe de la actividad de inteligencia y coordina
las acciones inter agencias representadas en el país, tales como la CIA, el
FBI, la DIA, el NSA y la DEA, entre otras. Con independencia de que existen
ciertas conjeturas que apuntan hacia James Derham como el principal COS en Venezuela,
está bien claro que hay otros oficiales de la Agencia cuyo rol e importancia es
cuidadosamente oculto con diversas tapaderas, entre las que se destacan
principalmente las Oficinas de Prensa y Cultura, servicios consulares,
agregados políticos y de la USAID.
La función de estos oficiales
operativos es la de crear redes de espionaje, actividades de reclutamiento
y sonsacamiento, atención a grupos provocadores que actúan públicamente,
atención a la agentura operativa y recolección de información. Varios de estos
oficiales se dedican a desarrollar la actividad de análisis sobre objetivos
dentro del gobierno, movimientos sociales, partidos políticos, intelectuales,
profesionales y líderes sindicales, campesinos e indígenas. Para ello cuentan
con una vasta red de colaboradores en las filas de la oposición y que se
encargan de tareas tales como seguimiento a dirigentes, acciones provocadoras,
búsqueda de información, tareas de comprometimiento y muchas otras.
Muchos de estos agentes
operativos o de campo cumplen tareas de apoyo para la instalación y
ulterior funcionamiento de redes operativas, dedicándose a búsqueda de casas de
contacto, adquisición de equipos de comunicación, armamento, transporte, colocación
de medios de escucha, así como a la conformación de perfiles por encargo de
personas susceptibles de ser captadas como agentes mediante diversas formas,
que van desde el comprometimiento hasta la libre colaboración. Varios de estos
agentes se dedican a tareas de seguimiento de personas de interés, al estudio
de formas de acercamiento a los mismos, a recopilación de información sobre
ellos y a detectar posibles vulnerabilidades.
Otros agentes operativos
desempeñan labores de subversión ideológica actuando directamente con los
representantes de la prensa opositora, de partidos anti bolivarianos y diversos
grupos sociales para hacer valedero el discurso político contrarrevolucionario.
De la misma manera, una de las misiones principales de la labor de los agentes operativos
de la CIA en Venezuela es la orientación a sus agentes para la promoción de
focos de tensión y la exacerbación del descontento popular ante las medidas
gubernamentales. Parte de este trabajo radica en la desinformación y la
tergiversación manipulada de las medidas gubernamentales, así como en la
afectación deliberada de los servicios y el desabastecimiento artificial a la
población, incitación a la violencia en los centros penales, afectaciones en el
servicio del metro, cortes injustificados del servicio eléctrico y otras
afectaciones creadas, en la mayoría de los casos, de manera solapada.
Es bueno destacar el papel
de agentes operativos que realizan labores de infiltración dentro de los
diferentes niveles gubernamentales, dentro de las filas de los sindicatos y de
las fuerzas progresistas, con la finalidad de promover brechas en la unidad
política e ideológica de los mismos. Durante largas décadas la CIA ha obtenido
excelentes resultados con estos procedimientos de infiltración y los daños
ocasionados aún perduran y tienen efectos nocivos dentro de Venezuela. A la
larga, estos agentes provocadores terminan sumándose públicamente hacia
posiciones de derecha, manteniendo sus vínculos con la agencia como elementos
de desestabilización y ataques ideológicos. Han sobresalido en estos casos Armando
Díaz, de Bandera Roja; Andrés Velázquez; Rafael Pizani Jr.; Teodoro Petkoff; Pompeyo
Márquez; Douglas Bravo; Gumersindo Rodríguez y Américo Martín; entre otros. Fueron, en
esencia, topos de la CIA.
Un factor clave del trabajo
de la CIA en Venezuela lo es el disponer de una extensa red de colaboradores e
informadores, que no necesariamente se involucran como agentes. Simplemente su
colaboración parte de posiciones ideológicas, ambiciones personales, necesidad
de favores y otras motivaciones, cooperando de manera activa con los oficiales
operativos que los han logrado convencer de su apoyo.
Gracias al trabajo de los
agentes de campo y de los colaboradores, la CIA ha logrado contar con un
apreciable y efectivo grupo de personas
capaces de ofrecer las tapaderas, coberturas y apoyo necesarios a los
agentes que ingresan desde el exterior para cumplir sus misiones o que se
mueven como agentes flotantes dentro del país, sobre todo para cumplir
funciones de monitoreo en tiempo real, recepción de información, impartir
orientaciones, realizar determinadas acciones violentas como secuestros, asesinatos
y atentados, así como otras diversas misiones. Estos colaboradores contribuyen
a dar un marco de legalidad a la presencia de los agentes de penetración o
indicadores. Este tipo de colaboradores no excluye la existencia de un grupo
que actúa por motivos diversos tales como estimulación monetaria, venganzas,
etc., y que sirven para fortalecer ciertas fachadas a los agentes de campo,
como son las prostitutas, maleantes, personajes corruptos y otros prototipos.
Un tema controversial para
el contraespionaje en Venezuela lo representan dos tipos de agentes muy empleados
por la CIA: los Agentes Bandera y los Agentes Liquidables. En el
primero de los casos son agentes que ofrecen información y cumplen tareas del
enemigo, sin pensar que están sirviendo a la propia CIA. Pasan información
sobre dirigentes y otros temas sensibles a supuestos servidores del gobierno,
quienes los han sonsacado con esta falsa imagen. Por ello, es importante no
compartir información con personas a las que no se haya debidamente comprobado
su papel dentro del gobierno. En el caso de Agentes Liquidables hay que
entender que son parte del juego operativo y que, generalmente, ofrecen pistas
demasiado evidentes que conllevan a su captura. Su fin, muchas veces no premeditado
por ellos, es desinformar a los órganos de contrainteligencia bolivariano.
La segunda cuestión esencial
es el entrenamiento del agente que cumplirá la misión diseñada por la CIA, y el
que debe corresponderse con las características de la misma.
Un entrenador de la CIA,
Chase Brandon, caracterizó los métodos y el complejo proceso de reclutamiento
de su institución de la siguiente manera: “El
entrenamiento que se lleva a cabo en la Agencia es muy interesante y, de hecho,
tenemos un área dedicada exclusivamente al entrenamiento clandestino de
nuestros oficiales de operaciones.” (…) “Yo soy consciente de que la gente cree
que nosotros llamamos La Granja a esa área. En los términos más clásicos de la
Agencia, yo no puedo ni afirmar ni negar que ese lugar exista efectivamente,
pero lo que sí puedo decir es que si nosotros quisiéramos darle un nombre interesante
a un lugar de entrenamiento como ese, La Granja sería probablemente un nombre
más que adecuado.”
El propósito de un buen
entrenamiento es, primero que todo, aprovechar las potencialidades específicas
del futuro agente, así como desarrollar aquellas que le sean de utilidad en su
trabajo posterior en el terreno. Los resultados deben lograr una combinación de
conocimientos, aptitudes, habilidades y rasgos personales distintivos, entre
los que sobresalgan la discreción, alto grado de socialización, estabilidad
emocional ante situaciones de riesgo, creatividad, motivación, apego a las
normas, versatilidad, capacidad de desdoblamiento, memoria efectiva, dotes histriónicas,
capacidad de sonsacar, conocimiento de
idiomas, rapidez de aprendizaje, adaptabilidad, alto poder de observación,
destreza en la manipulación del armamento, dominio de tecnologías de la
comunicación, poder distinguir lo importante y prioritario, don de gentes y
compromiso.
Por norma general, el agente
es aislado y se dedica a estudiar las características de la zona o país en el
que operará. Debe estudiar la historia, la geografía, las costumbres y hábitos
de las gentes, su forma de expresarse y todo lo que le permita pasar
inadvertido de acuerdo con su leyenda. Si asume una identidad falsa, debe
estudiar rigurosamente el leyendamiento de la fachada que asumirá. Esto es
vital en esta fase del entrenamiento.
Los conocimientos generales
que requiere dominar un espía son universales y comprenden estudios de tablas
de indicios, chequeo y contrachequeo, escritura secreta, medios de
comunicación, preparación de buzones y escondrijos, técnicas evasivas, defensa
personal, reglas para el contacto con su oficial operativo y otros
procedimientos elementales, que incluyen, desde luego, las técnicas para burlar
el polígrafo y las técnicas de interrogatorio.
Aunque todas estas características
han de ser afines a cualquier agente, con independencia de las tareas que realizará,
existen otros conocimientos más específicos, según la misión sea relacionada a
actividades violentas o lucha irregular. En este caso es indispensable tener un
estado físico óptimo, ser experto en armas de diverso tipo, resistencia ante el
aislamiento o la tortura, ser un tirador certero, especialista en explosivos,
habilidad en el manejo de varios tipos de vehículos, experto en combate cuerpo
a cuerpo, gran capacidad de movilidad, estar familiarizado en los
procedimientos de combate en la selva o en las ciudades, enmascaramiento, etc.
Para la CIA es sumamente
ventajoso reclutar y preparar agentes con cierta experiencia anterior que se
corresponda con las tareas que realizará en Venezuela. Por ello son sumamente preciadas
para la Agencia aquellas personas que han combatido con anterioridad y que
hayan servido en las fuerzas armadas, en grupos paramilitares o como
mercenarios a sueldo.
Actualmente muchos de estos
agentes se entrenan, como señalamos anteriormente, en varios países y su
finalidad es ser empleados como fuerzas agresivas contra Venezuela. Por el
concepto de los planes estratégicos del Pentágono y la CIA, estos agentes no
son realmente unidades regulares sino pequeños destacamentos móviles, de gran
capacidad combativa y cuyas misiones son propias de las fuerzas irregulares.
Los planes estratégicos que incluyen una intervención militar directa no
excluye, por supuesto, el empleo de estos grupos como teams de infiltración en
la retaguardia. De la misma manera, su movilidad, versatilidad, capacidad de
fuego, entrenamiento y otras fortalezas, los hacen efectivos para dar golpes
sorpresivos a las fuerzas vivas y contra objetivos militares, políticos y
económicos a lo largo del país, fundamentalmente en las zonas fronterizas.
Estos grupos, tanto por su
diseño como su preparación, los hacen cercanos a los grupos
contrarrevolucionarios que actuaron en Libia y lo hacen actualmente en Siria.
De la misma manera, estos agentes están capacitados para llevar a cabo la
eliminación selectiva de mandos militares, dirigentes políticos y otros
objetivos de interés en las zonas en las que operan.
La CIA ha concebido este
tipo de grupos operativos en situaciones coyunturales, derivadas del contexto
político específico en que viva en Venezuela. Son propensos a realizar
provocaciones armadas, montajes bélicos en forma de autoagresiones, ataques
relámpagos, secuestros y aniquilación, sabotajes y otras contingencias,
relacionadas con la subversión.
La reciente aparición de
armas sofisticadas por parte del Pentágono y la CIA, tales como un proyectil
cuya alta sofisticación le permite, según sus creadores, "dirigirse por sí
solo, corregir su vuelo e impactar en un blanco designado a través de un sensor
óptico", a una distancia efectiva de hasta un kilómetro y el empleo de minúsculos
drones conocidos como Switchblade
(Navaja), empleados ya en Afganistán y que apenas pesan 2,7 Kg, siendo capaces
de transportarse en una mochila, y de volar a una altura de 150 metros, con
alta eficacia en la observación y eliminación de blancos, los hacen factibles
de ser usados por fuerzas ligeras como estos grupos que están siendo entrenados
por la CIA, en bases de EE UU, Colombia, Panamá, Israel, México, Honduras y,
probablemente en Uruguay y Chile.
Estos grupos de choque
actúan también como redes de espionaje, al igual a las que se preparan por la
CIA en ciudades como Caracas, donde se han montado los requerimientos
logísticos necesarios, como casas de contacto, buzones, armamento, transporte
vehicular diverso, medios de comunicación sofisticados, fuentes de dinero fácilmente
accesibles, apoyatura y monitoreo permanente por parte de los oficiales
operativos.
Ya existen varias de estas
redes actuando en Venezuela y no deben creerse impunes. La gran tarea de los
órganos de contraespionaje bolivariano es penetrar a las mismas y mantenerse
vigilándolas hasta que llegue el momento de su desarticulación. Eso, sin lugar
a dudas, se está haciendo.
Estas mismas redes, que
cumplen tareas diversas, disparan un flujo informativo permanente que va a
parar al centro de la CIA en Caracas y Langley, así como al propio Pentágono.
Allí son procesadas por los analistas de estas instituciones hasta el más
mínimo detalle.
Estos analistas reúnen
también ciertos requisitos como los propios agentes, aunque su misión parezca abstracta
y diferente entre ellos. Sin embargo, un analista efectivo son curiosidad,
objetividad, imparcialidad, paciencia, utilización de instrumentos de
prospectiva, sistematización de datos, eficiencia en la formulación de hipótesis, alto nivel de especialización, alto
grado de compartimentación, respeto a las reglas institucionales, etc.
Con el análisis de la
información recopilada, más valiosa cuando se obtiene en tiempo real, parece
cerrase un ciclo, que siempre generará otras acciones posteriores.
Hoy en día la CIA actúa en
Venezuela, más no lo hace con completa impunidad. Siempre habrá un ojo que lo
verá todo y un oído que sabrá lo que dicen sus agentes. Es una batalla de
hombres con principios contra mercenarios y medios sofisticados. Es una batalla
a favor de la verdad y la razón. Es una batalla por la Patria de Bolívar.
Leon Panetta se quedará con las ganas, ahora, como con las inútiles "sorpresas" que prepara para el 7 de octubre.
(Continuará
con un capítulo final)
Percy Francisco Alvarado
Godoy
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