¿Cómo quedará el mapa geopolítico de Venezuela a partir de mañana 17 de
diciembre? Las encuestas más asertivas sugieren que la cartografía
nacional quedará «casi rojita». Los socialistas son audaces: afirman que
las tendrán todas...
Para las elecciones presidenciales del 7 de octubre (7-O), los medios
transnacionales de información apostaron fuerte por el candidato de la
ultraderecha. Tanto fue así, que periodistas acreditados que trabajan
para ellos, recibieron instrucciones de «basificarse» ese día en la sede
del comando de campaña Venezuela, el equipo proselitista de la
reaccionaria Mesa de la Unidad Democrática (MUD).
«Parece» que tenían la «indicación editorial» de solazarse y
extenderse con artículos y reportajes tras la hipotética victoria de la
derecha local y mundial. Captar en toda su dimensión «el nuevo momento
histórico». El fin de lo que para los magnates de la «gran prensa» y los
poderes de quienes estos dependen y a los que sirven, «nunca debió
existir».
Con algunos de estos colegas he establecido una relación amigable. No
obstante, me fui para la Gran Carpa, el centro de prensa que estableció
el Consejo Nacional Electoral para ese día, en espera de lo evidente:
el anuncio del triunfo cómodo del presidente Hugo Chávez.
(De todas formas, si por elemental deber profesional hubiera ido a
echar un vistazo en la sede del Comando Venezuela, seguro que no me
hubieran dejado entrar, por mi acreditación de reportero cubano. No
debía correr riesgos. La transmisión de la información es lo primero. Y
la campaña presidencial de la derecha fue un verdadero pandemónium de
violencia y violación del derecho de expresión contra los periodistas de
izquierda).
En la Gran Carpa extrañé a mis colegas de las grandes transnacionales a quienes no les mandaron equipo de apoyo.
Los vi. Pero ya fue en la madrugada, en el Balcón del Pueblo del Palacio de Miraflores.
Ellos haciendo su trabajo. Yo, el mío: disfrutando la victoria
chavista. (El periodismo ha de ser veraz.
¿Objetivo? Nunca. Todos
tenemos nuestro corazoncito).
Cansados ambos por el ajetreo del día, un colega, el que me es más
cercano, porque su ascendencia se entronca con Cuba, me miró con cara de
fiasco. Es un bromista nato, pero entonces fui yo quien lo «vacilé». No
debo decir su nombre —hoy mismo lo despedirían—, pero su rostro,
contándome la estancia en los aristocráticos salones del Este de
Caracas, era todo un poema.
Entonces re-repasé la endemoniada campaña antichavista que los medios
hegemónicos de la información desarrollaron durante los últimos meses y
semanas antes del 7-O para generar en la opinión pública internacional
la percepción de un ineluctable triunfo de la derecha en las
presidenciales venezolanas.
En el transcurso de tantas sandeces, pensé que eran «rasgaduras de
vestiduras». Hacer de lo imposible algo real. Manipulación. Fríamente
conversando con reporteros y analistas, concluí que el objetivo era
generar matrices internacionales de opinión —ante el advenimiento de
alguna circunstancia imprevisible y provocada— que pudiera conducir a
acciones de fuerzas extranjeras u organismos internacionales contra
Venezuela.
Luego, me pareció que los grandes medios, o fueron ingenuos, o se
creyeron por encima de la realidad. O «se marearon». O quisieron asumir
la historia de ciertas «encuestas» y de «grandes» analistas que
cotidiana o eventualmente trabajan para ellos (acreedores de premios
Nobel, Pulitzer y otros muy bien dotados y a quienes seguro pagan un
dineral para que salgan en sus cámaras o en sus columnas impresas de
opinión).
En vísperas de los comicios del 7-O, más de uno de estos —a los que
no me da la gana de mencionar— pusieron la mano en el fuego afirmando
que el ultraconservador Capriles Radonski ganaría.
Oírlos defender tales posturas me confirmó —incluso más allá de mi
respeto por las encuestadoras serias— que Chávez era el hombre. Cada vez
que uno de estos tipos dice que va a ocurrir tal o cual cosa, el mundo
marcha a la inversa.
Así es desde el 92 y antes también... Desde el fin de la historia... Del final de aquello... De la muerte de lo otro...
¡Y no les da pena!
Llevan más de 20 años equivocándose. Quisiera pensar que solo son
unos pillos vividores. Que lo que buscan es el dinero grande y fácil.
Pero salir en los medios hegemónicos a decir esto o aquello, e incluso
escribir libros...
Parafraseando a Arjona: ¡Ayúdalos Freud!
Bueno, esta es la historia desde el periodismo del 7-O y las
transnacionales mediáticas; y desde las cuitas de algún colega (¡hay que
ganarse la vida!, me dijo uno de ellos —y no fue él... mi amigo).
Historias... Las traigo a propósito hoy, cuando en la República
Bolivariana de Venezuela se decide el futuro de los próximos cuatro años
en sus 23 jurisdicciones. Y cuando los monopolios internacionales de la
«información» han hecho mutis por el foro. Hay que ver con suspicacia
tanto silencio. Creo que ya no se van a aventurar en historias creadas.
Me parece que ni ellos mismos apuestan, esta vez, por la derecha local y
su capacidad de hacerse de algunas gobernaciones. ¡Uhm!
¿Cómo quedará el mapa geopolítico de Venezuela a partir de mañana 17
de diciembre? Las encuestas más asertivas del 7-O sugieren que la
cartografía nacional quedará casi pintada de rojo. Los socialistas
afirman que serán todas.
¡¿Bueno?! Posibilidades hay. Pero tampoco será tarea fácil.
En mi criterio, la hegemonía política del socialismo bolivariano es
un hecho. No obstante, habrá que esperar. Hoy a medianoche, o quizá
mañana, veremos los tintes que ha trazado la Historia. La de verdad.
René Tamayo
Caracas, Juventud Rebelde
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