domingo, 16 de diciembre de 2012

La revolución del amor

¿Cómo quedará el mapa geopolítico de Venezuela a partir de mañana 17 de diciembre? Las encuestas más asertivas sugieren que la cartografía nacional quedará «casi rojita». Los socialistas son audaces: afirman que las tendrán todas...

Para las elecciones presidenciales del 7 de octubre (7-O), los medios transnacionales de información apostaron fuerte por el candidato de la ultraderecha. Tanto fue así, que periodistas acreditados que trabajan para ellos, recibieron instrucciones de «basificarse» ese día en la sede del comando de campaña Venezuela, el equipo proselitista de la reaccionaria Mesa de la Unidad Democrática (MUD).

«Parece» que tenían la «indicación editorial» de solazarse y extenderse con artículos y reportajes tras la hipotética victoria de la derecha local y mundial. Captar en toda su dimensión «el nuevo momento histórico». El fin de lo que para los magnates de la «gran prensa» y los poderes de quienes estos dependen y a los que sirven, «nunca debió existir».

Con algunos de estos colegas he establecido una relación amigable. No obstante, me fui para la Gran Carpa, el centro de prensa que estableció el Consejo Nacional Electoral para ese día, en espera de lo evidente: el anuncio del triunfo cómodo del presidente Hugo Chávez.

(De todas formas, si por elemental deber profesional hubiera ido a echar un vistazo en la sede del Comando Venezuela, seguro que no me hubieran dejado entrar, por mi acreditación de reportero cubano. No debía correr riesgos. La transmisión de la información es lo primero. Y la campaña presidencial de la derecha fue un verdadero pandemónium de violencia y violación del derecho de expresión contra los periodistas de izquierda).

En la Gran Carpa extrañé a mis colegas de las grandes transnacionales a quienes no les mandaron equipo de apoyo.

Los vi. Pero ya fue en la madrugada, en el Balcón del Pueblo del Palacio de Miraflores.

Ellos haciendo su trabajo. Yo, el mío: disfrutando la victoria chavista. (El periodismo ha de ser veraz. 

¿Objetivo? Nunca. Todos tenemos nuestro corazoncito).

Cansados ambos por el ajetreo del día, un colega, el que me es más cercano, porque su ascendencia se entronca con Cuba, me miró con cara de fiasco. Es un bromista nato, pero entonces fui yo quien lo «vacilé». No debo decir su nombre —hoy mismo lo despedirían—, pero su rostro, contándome la estancia en los aristocráticos salones del Este de Caracas, era todo un poema.

Entonces re-repasé la endemoniada campaña antichavista que los medios hegemónicos de la información desarrollaron durante los últimos meses y semanas antes del 7-O para generar en la opinión pública internacional la percepción de un ineluctable triunfo de la derecha en las presidenciales venezolanas.

En el transcurso de tantas sandeces, pensé que eran «rasgaduras de vestiduras». Hacer de lo imposible algo real. Manipulación. Fríamente conversando con reporteros y analistas, concluí que el objetivo era generar matrices internacionales de opinión —ante el advenimiento de alguna circunstancia imprevisible y provocada— que pudiera conducir a acciones de fuerzas extranjeras u organismos internacionales contra Venezuela.

Luego, me pareció que los grandes medios, o fueron ingenuos, o se creyeron por encima de la realidad. O «se marearon». O quisieron asumir la historia de ciertas «encuestas» y de  «grandes» analistas que cotidiana o eventualmente trabajan para ellos (acreedores de premios Nobel, Pulitzer y otros muy bien dotados y a quienes seguro pagan un dineral para que salgan en sus cámaras o en sus columnas impresas de opinión).
En vísperas de los comicios del 7-O, más de uno de estos —a los que no me da la gana de mencionar— pusieron la mano en el fuego afirmando que el ultraconservador Capriles Radonski ganaría.

Oírlos defender tales posturas me confirmó —incluso más allá de mi respeto por las encuestadoras serias— que Chávez era el hombre. Cada vez que uno de estos tipos dice que va a ocurrir tal o cual cosa, el mundo marcha a la inversa.

Así es desde el 92 y antes también... Desde el fin de la historia... Del final de aquello... De la muerte de lo otro...

¡Y no les da pena!

Llevan más de 20 años equivocándose. Quisiera pensar que solo son unos pillos vividores. Que lo que buscan es el dinero grande y fácil. Pero salir en los medios hegemónicos a decir esto o aquello, e incluso escribir libros...

Parafraseando a Arjona: ¡Ayúdalos Freud!

Bueno, esta es la historia desde el periodismo del 7-O y las transnacionales mediáticas; y desde las cuitas de algún colega (¡hay que ganarse la vida!, me dijo uno de ellos —y no fue él... mi amigo).

Historias... Las traigo a propósito hoy, cuando en la República Bolivariana de Venezuela se decide el futuro de los próximos cuatro años en sus 23 jurisdicciones. Y cuando los monopolios internacionales de la «información»  han hecho mutis por el foro. Hay que ver con suspicacia tanto silencio. Creo que ya no se van a aventurar en historias creadas. Me parece que ni ellos mismos apuestan, esta vez, por la derecha local y su capacidad de hacerse de algunas gobernaciones. ¡Uhm!

¿Cómo quedará el mapa geopolítico de Venezuela a partir de mañana 17 de diciembre? Las encuestas más asertivas del 7-O sugieren que la cartografía nacional quedará casi pintada de rojo. Los socialistas afirman que serán todas.

¡¿Bueno?! Posibilidades hay. Pero tampoco será tarea fácil.

En mi criterio, la hegemonía política del socialismo bolivariano es un hecho. No obstante, habrá que esperar. Hoy a medianoche, o quizá mañana, veremos los tintes que ha trazado la Historia. La de verdad.

René Tamayo  

Caracas, Juventud Rebelde

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