Siempre habrá quines no quieran la Paz... |
Las Farc dispusieron desde el 20 de noviembre del
año 2012, una tregua unilateral por 60 días en las hostilidades y
enfrentamientos militares con las tropas del señor Santos.
La misma, según observadores profesionales
imparciales, funcionó a la perfección. Los incidentes que se presentaron
resultaron por las acciones ofensivas de los militares gubernamentales que no
pararon sus acciones de guerra.
El país vivió unas fiestas navideñas y de año nuevo
con tranquilidad y paz.
Desde el 20 de enero regresamos a la plenitud de
los escenarios del conflicto social y armado que las conversaciones adelantadas
en La Habana quiere superar mediante acuerdos y eventos como una Asamblea
Constituyente para fundar un nuevo orden político de democracia
posneoliberal.
No obstante, la crudeza de la cruenta guerra civil
es un factor perturbador que amenaza la Mesa de La Habana. Razón por la cual se
ha propuesto una cese bilateral del fuego y hostilidades que debe fortalecer y
legitimar la estrategia para alcanzar una paz estable y duradera.
El gobierno del señor Santos se niega a considerar
dicha iniciativa pues parte de la falsa premisa del vencimiento y claudicación
de la insurgencia revolucionaria. Según sus cálculos las guerrillas campesinas
prácticamente han sido doblegadas en su potencia militar y lo que sigue es su
rendición incondicional al poder de la oligarquía dominante, aceptando su
hegemonía y políticas retardatarias que afectan a la gran mayoría de la
sociedad.
Determinación que es un absurdo desconocimiento de
las correlaciones de fuerza realmente existentes, que son las mismas que dieron
pie al Acuerdo Especial y a la Mesa de La Habana.
Son las correlaciones de fuerza a la que concurren
los potenciales de lado y lado, con todas sus connotaciones políticas e
internacionales. Es lo que nitidamente refleja el episodio de los policías
prisioneros de guerra de Pradera (Valle).
Como quiera que la decisión del Presidente Santos y
el mando militar uribista es proseguir la guerra y acciones de tierra arrasada,
los problemas y daños sobre los diálogos serán inexorables y
fatales.
La plenitud de la guerra a la que ingresamos de
nuevo hace más compleja la búsqueda de los acuerdos y la paz.
De allí la necesidad de implementar los acuerdos
humanitarios y las medidas de regularización de la guerra que se han planteado
por las Farc y otras voces de la sociedad civil.
Por supuesto, el texto del Acuerdo especial tambien
tiene prevista una fórmula para el cese bilateral del fuego y hostilidades, que
no necesariamente debe darse al final de las conversaciones como torpemente lo
afirman los delegados oficialistas.
El Acuerdo de La Habana dispone que el segundo tema
a tratar, luego de ser evacuado el punto del desarrollo agrario, se acordará
entre las partes. Bien puede ser que ese aspecto sea el tercero establecido en
la Agenda que es el del Fin del conflicto (que no es el fin real del conflicto),
una de cuyas líneas es el Cese bilateral del fuego y hostilidades, que se
debería implementarse inmediatamente como lo está requiriendo la opinión pública
nacional e internacional.
Que se deje de ventajismos militares el señor
Santos y los generales que vienen de pasado y colonizados por la ideología
paramilitar de Uribe Velez.
Si lo que de verdad quiere es su reelección por
otros cuatro años que meta en cintura el dueño de Uberrimo, real enemigo de la
paz de Colombia. La complacencia con este personaje es lo que impide sentar las
bases verdaderas de la democracia en Colombia.
San Cristobal, 3 de febrero de
2013.
Por Horacio Duque.
Agencia de Noticias Nueva Colombia, ANNCOL
Web: www.anncol.eu, Redacción: editar@anncol.eu,
YouTube: http://www.youtube.com/user/anncol4?feature=mhee
Web: www.anncol.eu, Redacción: editar@anncol.eu,
YouTube: http://www.youtube.com/user/anncol4?feature=mhee
No hay comentarios:
Publicar un comentario