Julián
Assange es hoy otro personaje invisibilizado. No se crean que sólo lo
hacen con los pobres, como durante tantos años ocurrió aquí y sucede en
países latinoamericanos.
También desaparecen de los medios a personajes que en algún momento
estuvieron en el epicentro de la atención mediática de todo el mundo y,
de pronto, “dejan de ser noticia”. En nuestro caso, Assange fue el
hombre que entregó a cinco de los diarios más famosos del mundo
centenares de miles de mensajes que enviaron las embajadas de EEUU al
Departamento de Estado desde decenas de países, incluido Venezuela,
pero hubo dos circunstancias que lo bajaron del pedestal: una, que
cuando Assange observó que en esos diarios dejaban de publicar cables
que afectaban determinados intereses, políticos y de empresas
transnacionales, cortó sus relaciones con ellos y, la otra, que Estados Unidos comenzó a perseguirlo y debió asilarse en la Embajada de Ecuador en Londres, donde aún se encuentra.
Hace muy poco concedió una entrevista a Elizabeth Carvallo para Globo
News y denunció que “la Agencia de Seguridad Nacional de EEUU, que es
la principal agencia de espionaje electrónico de EEUU, admitió ante el
Congreso que intercepta 1,6 mil millones de unidades de comunicación al
día”, y fue más allá, dijo también que Internet es “la máquina de
espionaje más importante que jamás se haya inventado” y que Google y
Facebook “se ven parte del sistema”.
Un país con esa capacidad de nutrirse de información de todos los
mortales sobre la Tierra y de interceptar casi todas las llamadas
telefónicas que hacemos y los mensajes que enviamos o recibimos, es
capaz de cosas mayores.
“…En el caso particular del cáncer,
se conoce que, desde 1975, se ha empleado el Fuerte Detrick como
instalación donde radica una sección especial dentro del Departamento
Virus del Centro para la Investigación de Guerra Biológica, conocida
como “Instalaciones Fredrick para la Investigación del Cáncer”, bajo
supervisión del Departamento de Defensa, de la CIA y del Instituto
Nacional del Cáncer.
“Las investigaciones ultrasecretas están encaminadas a desarrollar un
programa especial del virus del cáncer, sumamente agresivo y letal,
para el que existe inmunidad y fue identificado como Virus Humano de la
célula T de Leucemia (Htlv). La insistencia de estos laboratorios de
lograr los mecanismos para elaborar artificialmente células malignas o
cancerígenas, sumamente invasivas y capaces de propagarse en el
organismo desarrollando una metástasis incontenible, se ha mantenido a
lo largo de más de cuatro décadas. De acuerdo con estos proyectos, las
enfermedades cancerígenas serían capaces de inhibir cualquier defensa
ante su ataque al organismo humano, diseminándose a través de la sangre o
de la linfa luego de ser inoculadas en el mismo mediante diversas vías.
La alteración del material genético de las células humanas que provoca
el cáncer por vía artificial en estos laboratorios, son la premisa
básica de esta arma desarrollada con la venia del Gobierno
norteamericano. Para ello se elaboran células madres o stem cells,
mediante mutaciones monitoreadas y preconcebidas, convirtiéndolas en un
fenotipo maligno más heterogéneo de rápido desarrollo”, según escribió
Percy Alvarado Godoy, luchador e investigador antiterrorista.
Ahora lean el comienzo de un informe escrito por Robert Burns en
2007, de la agencia AP: “En uno de los secretos más duraderos de la
Guerra Fría, el Ejército de Estados Unidos exploró la posibilidad de
utilizar venenos radioactivos para asesinar a ‘personas importantes’,
como líderes militares o civiles, según documentos desclasificados
obtenidos por The Associated Press”.
Seguramente el presidente Hugo Chávez
no conocía esos informes cuando, a fines de 2011, expresó su extrañeza
de que personalidades como Cristina Fernández, Dilma Rousseff, Fernando
Lugo, Lula da Silva y él, hubiesen tenido cáncer, y señaló que no podía
ser casual que algunos poderes foráneos pudiesen tener responsabilidad.
Muerto Chávez, enterado el alto gobierno de que muestras de la
biopsia enviadas a laboratorios especializados de Brasil, China, Rusia, y
con nombre supuesto, EEUU, coincidieron en que se trataba de células
únicas, de un cáncer extremadamente agresivo, y aparentemente
desconocido, es cuando el presidente encargado Nicolás Maduro, anunció
que se designará una comisión de científicos de varios países del mundo
para conocer del caso. Más recientemente, el ministro Rafael Ramírez
declaró estar convencido de que Chávez fue víctima de un complot y fue
asesinado. Dijo a BBC Mundo que “Estamos seguros de que el imperialismo y
lo más oscuro de las agencias de inteligencia… tienen el manejo de
tecnologías que nosotros desconocemos”, y le pidió al periodista que no
le pidiera “que te demuestre en este momento la profunda convicción que
tengo, lo estudiaremos y evaluaremos. No se ha podido demostrar cómo
asesinaron a Yaser Arafat, pero a Yaser Arafat lo asesinaron”.
Ante esos hechos y opiniones, hay razones para la duda y parece
lógica la designación de esa comisión de científicos, y esperar sus
resultados para despejar las dudas.
Cubadebate
Es necesario qué el estado Venezolano investigue a profundidad la causas qué motivaron el cáncer agresivo qué se llevó a nuestro comandante supremo y nos digan quien fue el autor intelectual y físico de este magnicidio...
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