La tenebrosa Agencia de espionaje y actividades sucias y
encubiertas de los EE.UU, CIA, ha reconsiderado sus actividades en
correspondencia con la “Tendencias Globales”. De como lo harán y que
deberán hacer los países, organizaciones e individuos que estén en la
mira de la Agencia se trata este análisis.
Cuando la comunidad de inteligencia de EE.UU nació en 1947 con la Ley
de Seguridad Nacional, nadie imaginaría que esta tendría una historia
tan macabra. Ahora forma parte de un mega emporio compuesto por
disimiles entidades que tienen como objetivo fundamental defender los
intereses globales de los Estados Unidos, para ello cuentan con
incalculables recursos financieros, materiales, humanos y legales, que
les permite hacer cualquier cosa que las mentes ocultas de la agencia
puedan crear, no importa cuan ilegal, tenebroso o deshonesto sea. Lo
importante es lograr los objetivos hegemónicos en el globo terráqueo y
si es necesario más allá.
Para poder comprender como llegó hasta aquí la llamada Comunidad de
Inteligencia de EE.UU se hace necesario hacer un poquito de historia.
Durante muchos años la actividad fundamental de dicha Comunidad se
basaba en la lucha contra el comunismo que tenía su máxima expresión en
el poderío que sostenían la extinta Unión Soviética y en menor grado
China. Los respectivos arsenales nucleares de estas dos naciones
representaban el centro de atención de las agencias y ocupaban un gran
espacio en las prioridades de sus especialistas.
En el plano tecnológico, se trataba por todos los medios de poseer
una superioridad manifiesta sobre los “enemigos”, lo que reflejaba el
punto de vista de la dirección en aquella época. El trabajo de agentura,
aunque existía, tenia un menor peso en la actividad de recopilación de
información, aspecto este que lo hacia menos relevante.
La “amenaza” unilateral de la Unión Soviética y China ha sido
reemplazada por la de pequeños conflictos regionales, que aunque siempre
existieron, han tenido una preponderancia mayor después de la caída de
la URSS y la “reorientación” China. Esto en realidad esta determinado
por la “nueva” política hegemónica norteamericana que en el mundo
unipolar en que vivimos, asocia a la Seguridad Nacional de EE.UU, la
subordinación estricta de todos los estados y regiones, ya sea por las
“buenas” o por las “malas”.
En resumen, para los norteamericanos, su Seguridad Nacional, pasa por
el pensamiento único, todo el mundo tiene, si no pensar, por lo menos
actuar en función de sus intereses.
Para ellos se ha establecido una especie de idioma informacional que
se aplica a los Medios Masivos de Difusión y a la esfera
político-diplomática, donde: los que actúan de forma independiente, son
terroristas; los terroristas, son luchadores por la libertad; la ONU no
es para hacer y garantizar la paz, sino para legalizar la guerra; los
norteamericanos son mortales, los demás somos estadística; las
transnacionales son gobierno y los gobiernos son instrumentos de las
transnacionales; en fin que deberíamos alfabetizarnos de nuevo porque el
idioma a cambiado su significado.
Claro que, en la nueva estrategia de la comunidad de inteligencia de
EE.UU, hay profusión de “peligros” que vienen de estas “tendencias” y
que sirven para justificar su accionar por todo el mundo.
Lo primero que salta a la vista de las nuevas concepciones, es como,
en su intención de adaptarse a las nuevas “tendencias” globales, se
pretende considerar al enorme sistema de inteligencia de EE.UU como
“obsoleto” y la mentalidad de sus dirigentes como no acorde a los
momentos en que vivimos. Para ello se hace la comparación entre el
antiguo “enemigo” y el actual, recalcando que en la época de la URSS los
objetivos estaban inmóviles y eran mas predecibles, ahora son mas
difíciles de detectar y mas pequeños, por lo que los medios de
recopilación de información tienen que ser mas precisos. En síntesis,
que hay que gastar mas dinero en espiar hasta el ultimo rincón de la
tierra.
Esto significa penetrar los países y organizaciones no afines a EE.UU
con todos los recursos a su disposición, desde la agentura hasta los
satélites, pasando por las cámaras de seguridad, intervención de la
Internet y las comunicaciones, control sobre los medios, etc.
Esto no va solo con la esfera de lo que se llama espionaje clásico,
sino que incluye elementos tan artificiales como la transculturación, la
psicología, el entretenimiento, la antropología y otras dinámicas que
permiten interactuar con la vida social de los diferentes países y
etnias y lo mas importante influir sobre ellas con el objetivo de
implantar patrones y matrices convenientes.
Para los tanques pensantes de la Comunidad de Inteligencia
norteamericana el control de las capacidades militares estratégicas de
Rusia y China sigue siendo una prioridad importante, solo que, adicionan
a otros países como Corea del Norte, Irán y en su momento se incluyó a
Iraq.
Teniendo en cuenta la importancia que se le otorga a las labores de
inteligencia en otros países no nucleares, donde pueden “surgir”
conflictos no deseados para EE.UU y en otros casos conflictos
“inducidos” por este país, se prevé que esto pueda competir con las
urgencias primarias nucleares y para ello se hace necesario que el
sistema de recopilación de información de Inteligencia sea mas Global,
para permitir dar seguimiento a la vez a todos los “peligros”
existentes.
Esto quiere decir que los EE.UU necesitan, para poder llevar a la vez
varios conflictos generados o no por ellos, pero dentro de su interés
hegemónico, desarrollar un sistema que les permita “ver”, “oír” y
“reconocer”, cualquier región o zona del mundo.
Se trata pues de complementar la técnica con otras formas de
inteligencia. El diseño de un arma para golpear un objetivo en
particular, es un problema técnico, el establecer correctamente el
objetivo y asumir los costos-beneficios de la acción, es un problema de
inteligencia.
El mundo se encuentra prácticamente dependiendo de las redes de
ordenadores para la comunicación, la energía, el transporte, las
transacciones financieras, la seguridad pública y muchas otras tareas.
El dominio del Ciberespacio es clave para el dominio del mundo.
La legalización de la Ciberguerra es un problema a resolver por las
entidades de inteligencia norteamericanas. De lo que se trata es de
convencer a los poderes legislativos de que para “defenderse” de los
ataques del exterior hay que espiar a todo el mundo. Para la comunidad
de inteligencia la defensa es el ataque. Si somos observadores nos
daremos cuenta de como periódicamente se publican noticias de un “nuevo”
ataque cibernético contra EE.UU. Ya sea China, Rusia o Irán, pasando
por Cuba o Al Qaeda, se suceden constantemente anuncios de ataques que
nadie comprueba o puede comprobar. Esto permite generar la matriz de
opinión de que se necesita actuar para “defenderse” de un enemigo que
solo existe en los planes de los especialistas de Guerra Psicológica. La
realidad es que los únicos ataques cibernéticos que se han podido
verificar en la práctica, son los que han llevado a cabo los servicios
especiales de EE.UU e Israel (Gasoducto en Rusia, Stuxner, Sistema
bancario en Libia y Siria, etc.).
No se descarta por supuesto las autoagresiones, tan comunes en el quehacer de los servicios de inteligencia norteamericanos.
El alto volumen de información a procesar hace que la labor de
detección e implementación de medidas oportunas sea una tarea casi
imposible. El problema radica fundamentalmente en el análisis, pues la
información factográfica por si sola sin análisis, no sirve para nada.
Se piensa en estos momentos en la inteligencia artificial y otros
sistemas expertos, que deben llegar en auxilio para la solución de este
problema.
El “problema tecnológico” preocupa a los tanques pensantes de la
inteligencia, ya que EE.UU dejo de ser el que monopolizaba los mas
importantes avances tecnológicos. Si en un tiempo casi todo el mundo
trataba desesperadamente de “copiar” los inventos norteamericanos, ahora
estos están al alcance de la mano de casi todo el mundo y como se sabe
la tecnología es ideológicamente neutra, sirve a todo el que la posea.
Un ejemplo de ello es la posibilidad de casi todo el mundo de acceder
a las tecnologías de recolección de información vía satélite.
Igualmente el desarrollo de las tecnologías de rastreo e identificación
de personas hace más difícil que estas creen identidades falsas y
“disfraces”, solo que esto complica también el trabajo de los agentes
encubiertos.
En años anteriores, cuando existían dos campos enfrentados, el status
de grandes potencias dependía más de los recursos naturales, las
grandes poblaciones y el potencial industrial. En la actual era de la
informática, cualquiera con acceso a la tecnología de avanzada en el
área de la informática, puede, siendo pequeño tener status de Gran
Potencia.
Para los especialistas norteamericanos, los jugadores menores pueden
ahora tomar acciones totalmente fuera de proporción con su tamaño y
riqueza.
Considerando todas estas reflexiones es que la Comunidad de
Inteligencia de EE.UU ha presentado sus prioridades para lograr el
cambio que según ellos, les otorgue la supremacía necesaria para llevar
adelante su proyecto hegemónico.
Mantener una ventaja unilateral en tecnologías clave,
La dominación de EE.UU. en el espacio es una ventaja inequívoca de
nuestra seguridad nacional.
La necesidad de nuevos sistemas que puedan establecer y mantener una
vigilancia más estrecha y más constante en los objetivos más pequeños y
efímeros, como los terroristas y los misiles móviles que puedan llevar
armas de destrucción masiva. “Una aguja en un pajar” objetivos como
éstos seguirán siendo los desafíos más difíciles. Se requiere una
arquitectura integrada que sea tan ágil como nuestros objetivos.
El procesamiento paralelo y la computación cuántica, tienen enormes
implicaciones para la criptografía, la traducción en tiempo real, y la
transcripción de las comunicaciones interceptadas,
La nanotecnología que ofrece nuevas maneras de acercarse a los
objetivos. Si no se detecta la penetración de un campamento terrorista,
por ejemplo, permite la recogida de información y el ataque. Las
aplicaciones potenciales incluyen “laboratorios en un chip” para
proporcionar a largo plazo detección de agentes biológicos, químicos,
radiológicos o de otras armas de destrucción en masa, y cámaras en
miniatura en tiempo real de vídeo utilizado en la precisión de
focalización.
El Arcoíris de Maxwell, refiriéndose al espectro más allá de las
ondas visuales y electromagnéticas, revela las alteraciones térmicas,
atómicas y otras. Si se usa apropiadamente, es posible ver a través de
camuflaje, identificar la función de instalaciones bajo tierra y
localizar armas químicas, biológicas o nucleares.
El principio rector para el desarrollo y la eventual operación de
todos los sistemas de información avanzados debe ser la integración. La
información que se recoge, si no se puede procesar o asimilar, no es
inteligencia y por lo tanto potencialmente inútil. Se emplearán enfoques
empresariales para asegurar una alineación correcta entre las
estrategias relacionadas con la tecnología y la recolección, análisis y
estrategias generales del negocio.
Claro que para llevar a cabo tan abarcador proyecto se requiere de
recursos, medios, procedimientos y capacidades que una sola agencia no
puede agrupar, por lo que la palabra clave es la Integración. De hecho
parte de este proceso integrador ya esta ejecutado con el Departamento
de Seguridad Nacional, solo que se necesita además romper con las viejas
barreras de poder que existen entre las distintas entidades que lo
componen para de esta forma cumplir con los propósitos señalados.
De hecho, aunque se hace mucho hincapié en los documentos que rigen
la actividad de inteligencia en EE.UU en la recopilación de información,
sería ingenuo pensar que esto se hace solo para saber lo que hacen los
demás. El objetivo evidentemente es actuar contra los demás, apoyándose
en el sacrosanto “derecho” que tienen los norteamericanos de “defender”
su Seguridad Nacional.
Si analizamos con detenimientos y sin sesgo parcializado la historia
de los últimos años después de la caída del campo socialista en 1990, el
mundo se ha visto abocado a una orgia de operaciones militares
organizadas o promovidas por EE.UU, con pretextos fabricados o forzados
por los MMD a ellos subordinados, que hasta el 2011 asciende a la
increíble cifra de 92. Ninguna otra potencia o país con capacidad
militar para ello, ha realizado ni una sola operación de este tipo.
Entonces cabe preguntarse ¿Quién en realidad esta en peligro, EE.UU o el resto del mundo?
De la respuesta a esta interrogante se deduce el verdadero carácter
de las operaciones de inteligencia norteamericanas, emplear la
información recopilada para atacar preventivamente a aquellos países,
organizaciones, e inclusive individuos que no son de su agrado y no
están dispuestos a subordinarse a sus designios.
En estos momentos el desarrollo de las técnicas de recolección de
información de las agencias de inteligencia norteamericanas, esta
diseminado sin un centro que establezca las políticas de I + D y su
posterior introducción. Todo parece indicar a que esto cambara en un
futuro cercano, pues la necesidad de adelantarse a los demás en este
campo es una ventaja que los órganos de inteligencia norteamericanos
siempre han tenido y de la cual ha dependido en cierto grado su
supremacía.
Los tanques pensantes norteamericanos consideran que la rapidez con
que se están desarrollando los “desafíos” actuales para la inteligencia
norteamericana, obligan a actuar mancomunadamente y de forma mas ágil.
Esto implicaría que una de las agencias asuma el control y organización
de los desarrollos y la investigación en el Sistema de Seguridad
Nacional. Según ellos “La escasez de fondos deben ser gastados donde
harán el mayor bien, según la definición de los requisitos del cliente, y
no para el desarrollo que es impulsado principalmente por la viabilidad
técnica”.
Todo esto implicará una concentración de estos fondos y permitirá que
los desarrollos se dirijan principalmente a lo que necesita cada
“cliente” de la comunidad de inteligencia o de otras entidades que
utilicen esta información. El carácter comercial de esta actividad
derivará invariablemente a una situación en la que cualquier empresa,
organización o inclusive individuo en EE.UU, podrá acceder a estos
recursos para los fines que se les antoje, generando de hecho una
especie de mercado de la información de inteligencia, actividad hasta
ahora campo exclusivo de los gobiernos.
Según su criterio, los especialistas norteamericanos consideran que –
el aumento de la demanda de información, unido a las limitaciones de
recursos financieros y humanos, ha hecho de la tarea de procesamiento de
datos, una actividad de enormes proporciones que solo puede ser
abordada de forma unificada empleando las herramientas adecuadas que
garanticen su flujo a los “clientes”. O sea, es necesario mejorar la
capacidad de manejar este enorme volumen de información, analizarlo y
evaluarlo, para poder saber que es lo que se tiene en realidad.
Un tema clave es comprender que hasta ahora los datos que se mueven a
la velocidad del análisis de los sistemas, deban empezar a moverse a la
velocidad de advertencia. Esto explica el concepto emitido
anteriormente sobre los objetivos que los órganos de inteligencia
norteamericanos persiguen, “adelantarse a los procesos no deseados e
influir sobre ellos de forma que no se puedan desarrollar”.
Si hasta ahora los estadounidenses desarrollaban guerras y acciones
encubiertas para derrocar gobiernos “no deseados” u organizaciones e
individuos hostiles a su sistema, en lo adelante actuarán para evitar
que estos gobiernos triunfen y las organizaciones e individuos puedan
desarrollarse.
El carácter preventivo del sistema de inteligencia norteamericano es
su fundamento actual y futuro y explica la importancia del desarrollo de
tecnologías y procedimientos de avanzada que les permita tener el
dominio casi total sobre el mundo. Su esencia consiste en que el proceso
de identificación factográfica, análisis y evaluación de la información
permita que el resultado fluya de forma natural hacia el órgano
ejecutivo que corresponda (policía, FBI, CIA, Ejercito, Empresa
transnacional, etc.) y esta a su vez pueda actuar de forma expedita
contra el “objetivo”.
De esta forma estará el resto del mundo a merced de la acción
“preventiva” de cualquier entidad norteamericana que desee preservar sus
privilegios a costa de los intereses particulares de ellos. Nada ni
nadie podrá escapar de la mano del poder que estas instituciones
pretenden crear, no importa si esta en EE.UU u otro país. Si observamos
lo que esta pasando en el medio oriente, no hay duda de que este esquema
se esta imponiendo poco a poco y de forma silenciosa.
Es de esperar que los órganos de Seguridad de EE.UU no solo pretendan
utilizar los recursos a su alcance para ejecutar estas acciones de
inteligencia. De hecho, ya se esta implantando una especie de
“cooperación” y “colaboración” con los “aliados”, que conforman el
circulo de poder de los norteamericanos.
De todos es conocido que, uno de los principales rasgos de las
grandes potencias es la tenencia de aliados que le permiten garantizar
sus intereses en las distintas regiones y aparentar una supuesta
“convergencia” mundial sobre lo que se hace y deshace. Es precisamente
este rasgo el que diferencia a los EE.UU de las otras potencias, China y
Rusia, que han cedido mucho en su concepción de mantener su propio
sistema de alianzas. Sin esto, nunca podrán contrarrestar la hegemonía
norteamericana.
No carece igualmente de importancia el empleo de las instituciones
civiles y universitarias de Ciencia y Técnica para el desarrollo de
nuevas tecnologías. Los avances científicos de los laboratorios y
centros de investigaciones no militares o no pertenecientes a los
órganos de inteligencia, se necesitan para mantener la supremacía. La
penetración por parte de los órganos de inteligencia de estas
instituciones es clave para hacer verdaderamente eficiente el conjunto
de objetivos trazados.
Es obvio que los principales estrategas de la actividad de
inteligencia en EE.UU vean con especial atención la necesidad de
fortalecer fundamentalmente el análisis y evaluación a largo plazo, ya
que precisamente este ha sido uno de los puntos débiles de estas
agencias durante los últimos años.
Los hechos en América Latina y otras partes del mundo demuestran que a
los EE.UU se les han ido muchas cosas de la mano y han evaluado que es
mucho mas económico e implica muchos menos daños, el actuar previendo el
curso de los acontecimientos. Una invasión o un golpe de estado,
conllevan a daños de imagen, gastos financieros altos y un despliegue de
recursos de todo tipo bastante considerable.
“Influenciar” sobre los procesos no deseados, por parte de los
órganos correspondientes de forma preventiva, es sin duda una variante
mas practica y económica, así piensan los teóricos norteamericanos.
En función de esta filosofía, en un futuro adquirirán de forma
sustancial la importancia del conocimiento de la cultura, la historia,
las costumbres y el lenguaje de los otros países o grupos étnicos. O
sea, que se hace mas critico el conocer como piensan y de que forma
actúan los que van a ser “influenciados” ya que las acciones
psicológico-informativas adquieren un carácter especial.
De lo que se trata es de tratar de influenciar en los procesos de la
forma menos violenta posible, lo que permitirá encubrir la acción en si y
como es lógico, quien esta detrás de ella.
Un ejemplo de esto podemos verlo actualmente en Venezuela, donde
aparentemente los opositores al gobierno de ese país son la cara visible
de las acciones antigubernamentales, y la “restauración” de la
democracia, su principal slogan. La guerra psicológico-informativa
contra ese país no tiene la mano visible de los EE.UU, aunque nadie duda
de su participación.
El tema de conocimiento lingüístico se hace particularmente critico
pues de el depende la rapidez con que la inteligencia pueda analizar la
información en tiempo real. Los enormes volúmenes de información en
lenguas extranjeras deberán ser automáticamente indexados, almacenados y
recuperados en todos los formatos que permitan ser accesados por los
especialistas en ingles.
Uno de los problemas que debe enfrentar la comunidad de inteligencia
en el futuro cercano es la forma de procesar la información, este
proceso debe centrase y no deben de existir “secretos” que no permitan
hacer las evaluaciones pertinentes.
Pero esto, junto a otras necesidades choca con algo, que los actuales
tanques pensantes en EE.UU, necesitan transformar el sistema legal
norteamericano.
De hecho lo que se esta proponiendo y en algunos casos se ha
transformado ya, es la necesidad de eliminar los obstáculos legales para
que las agencias pertenecientes al Sistema de Seguridad Nacional,
tengan las “manos libres” para hacer prácticamente lo que les venga en
gana.
Destrozar la privacidad, las limitaciones para actuar fuera de sus
fronteras, el derecho a eliminar a quien no le convenga, la garantía
bancaria, el derecho a la tortura “necesaria” y otras muchas reglas en
que se ha apoyado el sistema legal norteamericano y mundial para
convivir en un mundo civilizado, deberán ser abolidas. En resumen de lo
que se trata es de que el Sistema de Seguridad norteamericano tenga el
“divino” derecho a decidir que es “conveniente” y que no, sin
supervisión ni control de nadie, salvo el de ellos mismos. La ley de la
selva.
Hasta ahora las entidades de inteligencia norteamericanas actuaban de
forma vertical y la información y el análisis se entregaban al gobierno
de forma paralela, sin ser comparado. Ahora se necesita coordinar esto,
de forma que se pueda crear una interacción con las entidades
(clientes) gubernamentales y empresariales.
Ahora, de lo que se trata en principio es del como y no del porque racionalizar este proceso de inteligencia.
La comunidad de inteligencia esta compuesta de agencias ferozmente
independientes, con fuertes tradiciones, autoridades y lealtades. Esto
las hace inoperantes para analizar grandes problemas en el que
interactúan factores diversos, por lo que se requiere – según sus
especialistas – dar coherencia organizativa a personas y sistemas que
realizan un trabajo relacionado entre si.
En principio la toma de decisión debe ser impulsada por la misión y
no por los intereses particulares de cada entidad. Si se necesita
derrocar a un gobierno o eliminar a un adversario no importa quien lo
hace si la CIA, la NSA, la DIA o la NIMA o cualquiera de las otras 10
agencias que conforman la Comunidad de Inteligencia. Lo que les importa
es el resultado.
De aquí se deriva que debe haber invariablemente un liderazgo que
permita aglutinar todo esto y responder ante el Congreso norteamericano y
el Presidente de la nación por lo que se hace.
Según los especialistas, ese líder no debe entrar en conflictos de
intereses ni tener otras responsabilidades conflictivas y contar con los
recursos y la autoridad legal necesaria para satisfacer todas las
responsabilidades con eficacia y eficiencia.
Según se ha podido observar, por la información que se filtra de los
órganos de inteligencia norteamericanos, parece ser que el candidato más
acertado par cumplir con esta tarea rectora es la Dirección de
Inteligencia Central (DCI), en plena coordinación con la Junta de
Estados Mayores del Ejército de EE.UU.
Esta autoridad deberá controlar los flujos financieros hacia aquellos
desarrollos de nuevas tecnologías que tengan una aplicación práctica y
que encajen en las necesidades de inteligencias que tengan los
“clientes” en el país.
Los estadounidenses pretenden crear un órgano dinámico y flexible que
con el enorme poder financiero y tecnológico que poseen, permita
garantizar su control hegemónico mundial y hacer valer su concepción del
Nuevo Siglo Americano.
Para ello tendrán que luchar contra las tradiciones existentes, el
orgullo institucional y la estela de mitos fabricados por el propio
sistema para justificar sus acciones.
Ahora, lo que en algún momento fue un recurso para elevar el ego
norteamericano y disfrazar sus fechorías para servir a sus intereses, se
convierte en un inconveniente. La mitología de los Superman y los
agentes 007, será utilizada por las distintas agencias para tratar de
sobreponerse al resto y en el mejor de los casos para sobrevivir el
cambio.
La falta de valores reales y el culto al dólar, han sido y serán la
base de la actividad de inteligencia en EE.UU. El egocentrismo y la
sensación de superioridad manifiesta lastra esta comunidad y serán
elementos que difícilmente logren superar.
Es posible que algunos piensen que tal sistema y sus consecuencias
dejen sin opciones a quienes no lo comparten y desean ser
independientes. Nada más lejano de la realidad. El sistema no puede
superar sus deficiencias de base y cualquier variante que salga de este
análisis y estos cambios, estarán lastrados por sus carencias de origen.
La pregunta que debemos hacernos es ¿Cómo contrarrestar esta nueva
proyección de los órganos de inteligencia norteamericanos, que pretenden
implantarnos una especie de órgano supranacional de control de nuestras
actitudes y derechos?
En un próximo trabajo abordaremos algunas ideas sobre lo que se puede hacer en esta situación.
DAVID URRA
/ CONTRAINJERENCIA-
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