La reforma
migratoria cubana ha liquidado por sí misma toda esa algarabía mediática que
existía alrededor de la llamada “nueva disidencia” que a base de blogs,
twitter, facebook, correos electrónicos, memorias flash y entrevistas en la
radio y la televisión de Miami supuestamente iba a acabar con la revolución
cubana. O a “cambiar el régimen”, que es como ellos le llaman usando el
lenguaje de quienes les dirigen.
En una entrevista
realizada por Manuel Alberto Ramy a Jesús Arboleya, publicada en Progreso
Semanal el pasado 21 de octubre
(http://progresosemanal.us/20131021/estimular-contacto-pueblo-pueblo/), el conocido
analista cubano hace una observación con la que en sentido general estoy de
acuerdo y me gustaría compartir con los lectores: “En mi opinión, el problema
fundamental del lobby cubanoamericano, y de la política hacia Cuba en general,
radica en su desgaste y la inviabilidad de sus propósitos, tanto en las
actuales condiciones como de cara al futuro. En el caso específico de la
comunidad cubanoamericana ello se manifiesta en la incapacidad para reproducir
la base social de la contrarrevolución, como ocurría en el pasado.”
Creo que tiene razón
Arboleya cuando concluye que la “nueva” contrarrevolución ni siquiera puede
reproducir la de por sí escasísima base social que consiguió en los años 60,
por un breve periodo de tiempo, la vieja contrarrevolución. Y eso se nota
claramente en la creciente pérdida de interés que los medios radiales y televisivos,
las instituciones, la prensa escrita, los blogs, webs y en general la opinión
pública de Miami han mostrado respecto a las últimas visitas de estos
asalariados al sur de la Florida, en comparación con la teatral acogida que se
les dispensó hace solo unos meses. Pongo algunos ejemplos.
Yoani Sánchez llegó
a Miami el jueves 28 de marzo después que todos la vieron moverse en Washington
DC en un carro similar a los usados por el Servicio Secreto y rodeada de
escoltas. Aterrizó y fue a la Ermita de la Caridad donde las autoridades
religiosas le habían preparado un servicio personal. El propio Arzobispo de
Miami Thomas Wenski se personó en la Ermita como si hubiera llegado una jefa de
estado. Entre marzo y abril Yoani fue omnipresente en Miami. Eduardo Padrón le
entregó una medalla a nombre del Miami Dade College en la Torre de la Libertad;
el Alcalde Luigi Boria del Doral y el Acalde de Coral Gables James Cason le
entregaron las llaves de esas ciudades; FIU y la Universidad de Miami la
homenajearon académicamente y la Fundación Nacional Cubano Americana le celebró
un ostentoso banquete en un Country Club, complementado después con artículos
celebratorios a Yoani en El Nuevo Herald, firmados por Jorge Mas Santos y
Carlos Saladrigas.
Un buen día Yoani
anunció su regreso a Cuba y, de repente, se dejó de hablar de ella en Miami. Ya
hoy casi nadie comenta de su blog, ni de su libro, ni de sus “hazañas” en el
enfrentamiento a la policía. Su esposo Reinaldo Escobar se encuentra desde hace
unos días en Miami y solo un canal de televisión le ha invitado a divagar un
poco sobre la situación cubana. Hace unos días Yoani estuvo de nuevo de visita
en los Estados Unidos, en New York y Denver, y los medios de Miami no le
prestaron atención. El Nuevo Herald, el principal medio del sur de la Florida,
se ha desentendido de Yoani; quien ahora ha ido a parar a las anodinas páginas
del Diario Las Américas, un libelo con ascendencia franquista y batistiana.
No más irse Yoani
subió Berta Soler al circo de Miami. A Berta la pasearon por los mismos sitios,
le otorgaron condecoraciones muy parecidas y llegó a tratarse públicamente con
la congresista Ileana Ros-Lehtinen como si fueran vecinas. La famosa Dama de
Blanco fue por lo claro y dijo que ella había venido a buscar apoyo monetario.
Se llevó decenas de miles de dólares a Cuba donde no ha hecho otra cosa que
preocuparse por su bienestar personal. Hace pocos días Berta Soler llegó
nuevamente a Miami para seguir a Washington DC a recoger el premio Batalla de
Creta, y apenas una noche, sin repercusión alguna, un canal de televisión local
le hizo las mismas preguntas para que ella recitara lo consabido.
También repitió
visita un personaje menor como Antonio Rodiles. La primera vez pasó por varios
medios pero ya la segunda, cuando asistió como delegado a un evento en Miami de
la auto titulada Asociación de Estudios de la Economía Cubana, él mismo tuvo
que subirse a su portal Estado de Sats un video sobre su participación porque
nadie se sintió interesado como para tomar la iniciativa.
También llegaron a
Miami con mucho bombo mediático Rosa María Payá y su madre Ofelia Acevedo. La
prensa manipuladora hizo coincidir su visita con otra de las letanías de Ángel
Carromero en España, y ciertamente consiguieron alguna efímera atención de los
medios miamenses. La familia Payá regresó a Cuba y volvieron a los pocos días
con la única novedad de traer sus bultos para quedarse a residir
permanentemente fuera de la isla. Salvo la repetición de aquello de la
“investigación independiente” que solo ellos entienden, y el saludo de cortesía
de algún personaje que en Miami se convierte en noticia, lo que más se ha
comentado de los Payá es que se han hecho ciudadanos españoles.
Han realizado
visitas largas y extenuantes a Miami Guillermo Fariñas y Jorge Luis García
Pérez, más conocido como Antúnez. Fariñas regresó a Cuba con más de 60 mil
dólares, y desde la isla ha tratado de justificar sus ingresos ante los
acreedores con payasadas del tipo de tirarse bajo una perseguidora y
presentarse en una reunión entre cocheros y autoridades aparentado que le
sacaba dividendos políticos. Aunque algunos medios de Miami informaron sobre
estos hechos, nadie le dio importancia y la noticia se esfumó el mismo día que
la presentaron.
Para tratar de
retener un poco de la base social que pensaron encontrar en Miami y que le ha
dado la espalda, Fariñas fue más receptivo con el llamado exilio histórico,
llegándose a vincular con Hubert Matos y Luis Posada Carriles, como demuestra
una foto que ha recorrido internet. Y visitó la tumba de Jorge Mas Canosa,
financista de atentados contra Cuba y sus dirigentes, en compañía de su viuda.
También hay testimonio fotográfico de ello.
Antúnez continúa en
Miami donde igual que Fariñas ha entendido que debe prestarle alguna atención a
los viejos exiliados porque las nuevas generaciones de emigrados no se tragan
sus mentiras. Eso explica las visitas de Antúnez a la sede la Brigada 2506 para
rendir homenaje a los mercenarios que invadieron a Cuba por Playa Girón; sus
reuniones en la Casa del Preso, su entrega a los proyectos del Directorio de
Orlando Gutiérrez y otras organizaciones derechistas de Miami.
La pérdida de
interés general en estos llamados opositores confirma, como decía al principio,
la afirmación de Arboleya: nadie cree en ellos. Unos los rechazan porque son
muy jóvenes y no se identifican, otros porque aunque vivan en Miami sienten
como cubanos y no toleran a estas personas que son pagadas para hablar mal de
su país natal. Y los viejos exiliados porque ven con mucha sospecha a este tipo
de “opositores” de probeta que salen de Cuba, visten de traje y se hospedan en
lujosos hoteles, critican al gobierno cubano y luego regresan cargados de
dólares.
Esas personas del
llamado “exilio histórico”, que vivieron una época de la historia de Cuba donde
la lucha de clases estaba bien candente, no pueden creerles a estos acomodados.
Como no les creen los mismos periodistas y presentadores de televisión que
tienen que entrevistarlos sin saber a ciencia cierta qué les van a preguntar
ya.
¿Quiénes creen en
estos llamados “disidentes”? ¿Cuál es su base social real? Dentro de Cuba
ninguna. Fuera de Cuba, en Miami, solo aquellos que reciben dinero para
organizarle sus giras de turismo de contrarrevolución.
La reforma
migratoria cubana, paso por paso, jugada por jugada como si se tratara de una
partida del Gran Maestro cubano Leinier Domínguez, le ha dado jaque mate a
estos empleados siempre dispuestos a hablar mal de su país si media una paga.
Edmundo García
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