Por razones
irracionales y de emocional inmadurez, los cubanos de origen que llegaron a
Estados Unidos de Norteamérica en los años sesenta, han defendido las causas
más retrógradas. Divorciados de sus orígenes hispanos como país pobre, han roto
con los suramericanos y el resto de los pobladores al Sur del Río Bravo y con
el tiempo han hecho causa común con quienes favorecidos por las circunstancias
en esas latitudes, también se han olvidado de los graves problemas que afectan
sus regiones.
Cuba, pobre
pero favorecida por su ubicación geográfica, al punto de haberse podido
convertir en un Puerto Rico y ser incorporada a Estados Unidos en los finales
del siglo XIX y principios del XX, tuvo el privilegio de servir de puente y
barrera a la defensa del Norte y precisamente por esas características, ciertos
sectores fueron convertidos en administradores de intereses estadounidenses en
la Isla.
Como
consecuencia, una parte de su población trabajadora, recibió por carambola
ciertos beneficios. Esa situación creó una leyenda que llegó a confundir las
interesadas dádivas provenientes del exterior, con una potencialidad económica
inexistente.
Quizás por
esa razón, los beneficiados económicos directos, receptores de las efímeras
riquezas que aquella situación produjo, al llegar a Estados Unidos, huyendo
aterrados por las reformas que prometía el triunfo revolucionario en contra de
la dictadura de Fulgencio Batista, alentados además por las desinformaciones de
las agencias de inteligencia estadounidense, conservaron aquel aire de
superioridad inmerecida.
Ese
sentimiento no sólo fue patrimonio de quienes abandonaron el país por aquellos
años de los sesenta y que además habían ostentado niveles de vida
desproporcionados en relación a las riquezas naturales del país, sino también
de muchos trabajadores simples que habían emigrado con anterioridad a Estados
Unidos y que se vieron atrapados y a su vez alagados, con la leyenda de la
abundancia que nunca existió.
Tal parece
ser el caso de Rafael Bienvenido Cruz, padre del Senador por Texas Rafael
Edward Cruz, más conocido como “Ted” Cruz.
Según cuenta
el señor Cruz, cuando tenía 14 años fue apaleado por los esbirros de la
dictadura de Batista. En ese entonces vivía en Matanzas, su ciudad natal. De
acuerdo a su fecha de nacimiento dicha golpiza debió ocurrir en el año 1953.
Es dudoso
que ese año, en Matanzas hayan ocurrido asonadas estudiantiles de estudiantes
preuniversitarios, llamados en ese entonces de bachillerato. No fue hasta
entrado el año 1955 y sobre todo 1956, bajo el liderazgo de líderes
universitario como José Antonio Echevarría, que se despertó una conciencia
estudiantil encaminada a las protestas callejeras en contra de la dictadura.
En 1957,
dice el señor Cruz que viajó a Estados Unidos, aterrizando en Austin, Texas,
según contó posteriormente, con el propósito de estudiar en la Universidad de
aquel estado.
Por aquellos
años y desde principios de la seudorepública que fue Cuba a partir del año
1902, las familias de holgados recursos económicos (no necesariamente ricos)
enviaban a sus hijos a estudiar al “Norte”.
Pero
volviendo a la golpiza y aceptando que haya existido, es interesante que Rafael
Cruz le expresara a Robert T. Garllet del Dallas Morning News dos cosas
contradictorias.
Primero que
llegó a Austin en el año 1957 con $ 100.00 “cosidos en su pantalón”. Obviamente
que con eso quería expresar que los traía escondidos.
Desde 1953
hasta 1957, el señor Cruz no recibió ninguna otra golpiza de los esbirros del
dictador. A lo mejor su coraje se le ablandó con la primera.
En aquella
época no había restricciones para extraer dinero del país. Incluso al triunfo
de la insurrección revolucionaria en 1959, no se impuso ninguna medida de este
tipo y las primeras surgieron cuando aumentaron las agresiones armadas
provenientes de Washington. Por consiguiente no entendemos esta parte de la
historia del Señor Cruz.
Lo segundo
es que le dijo al periodista que “toda la vida” lamentará haber luchado a favor
de Castro.
Se supone
que Cruz luchaba por reconquistar las libertades conculcadas por el Golpe de
Estado y para restaurar el sistema constitucional violado por Batista tres
meses antes de las elecciones que se celebraban en el país cada cuatro años.
O sea, de
saberlo, y de acuerdo a esas declaraciones, nos imaginamos que Cruz hubiese
apoyado la dictadura de Batista y el régimen inconstitucional instaurado en
Cuba desde el 10 de Marzo del 1952.
Si
analizamos el desarrollo de cierta conciencia creada entre un sector, ya
minoritario, existente entre cubanos de origen llegados en los años sesenta,
podríamos deducir que una decisión semejante por parte de gente como Cruz,
hubiese sido posible.
Precisamente
una de las características de los cubanos que han ocupado cargos de suprema
importancia en Washington y en muchos condados, ciudades y estados de
Norteamérica, ha sido la de haber hecho causa común con los esbirros y
violadores de la Constitución cubana de 1940, que lograron escapar a la
justicia durante los primeros meses del triunfo insurrecto.
Este es el
padre de “Ted” Cruz, un Senador que, como buen hijo de su padre de origen
cubano, ha incorporado en su léxico una andanada de adjetivaciones peyorativas
e irreales para referirse a Cuba y a la complejidad de un proceso que está muy
lejos de poder comprenderse, si intentamos analizarlo en blanco y negro.
Qué podemos
esperar de un hijo educado en estos principios políticos?
El padre
además es predicador de una de las religiones cristianas que se caracterizan
por su conservadurismo y cuyas prédicas tienden a fomentar indirectamente un
chauvinismo nacional, contrario a las realidades de hoy y a las
responsabilidades históricas contraídas por un país que se ha aprovechado de su
poder para imponer reglas comerciales y financieras.
De este
mundo, cargado de leyendas falsas, hijo de una persona que supuestamente se
enfrentó a una dictadura y luego se reciente de haberlo hecho, ha nacido este
muchacho convertido en Senador del país militarmente más poderoso del mundo y
con una extraordinaria influencia política y económica.
Estos
“pequeños” pero temibles antecedentes, convierten de facto a “Ted” Cruz en otra
espina atorada en la garganta de Washington, para resolver la problemática
cubana, país que sufre desde hace más de cincuenta años las actitudes hostiles
de Estados Unidos de Norteamérica.
Así lo veo y
así lo digo.
Lorenzo
Gonzalo, periodista cubano residente en los EE.UU. Subdirector de Radio Miami.
Enviado
por el autor a: Martianos-Hermes-Cubainformación
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