martes, 21 de enero de 2014

México en las garras de los globalizadores

Vicky Peláez

Pueblos libres, recordad esta máxima. Podemos adquirir la libertad, pero nunca se recupera una vez que se pierde (Jean Jacques Rousseau, 1712-1778).

Había una vez un país llamado México, soberano e independiente orgulloso de su pasado y de sus tradiciones ancestrales que mantenía con recelo durante varios siglos a pesar de que, según Octavio Paz, cada período histórico era una meseta separada de las otras por medio de altas montañas y profundos abismos.
Su pueblo aprendió a escalar las montañas y construir puentes sobre los abismos. Sin embargo, más de dos siglos atrás los Estados Unidos por una voluntad del destino se convirtió en su vecino del Norte.
Pasaron apenas 59 años de la fundación de los EE.UU. cuando el famoso estudioso francés, Alexis Tocqueville escribió en su libro “La Democracia en América” (1835-1840) que donde la bota norteamericana pisaba el suelo en México, se quedaba allí para siempre. Y así había sucedido, no solamente usando la fuerza brutal, sino también empleando el servicio de Mamón, el diablo del dinero cuyo arte de persuasión y seducción  había logrado a corromper a muchos gobernantes de turno. De allí surgió el famoso dicho popular que  enfatiza que “la tragedia de México es estar tan lejos del cielo y tan cerca de los Estados Unidos”.
Poco a poco este vecino del Norte presionaba cada vez más sus tenazas económicas y financieras alrededor de México obligando a sus líderes ceder su riqueza natural. Por supuesto había excepciones, como la revolución mexicana de 1910 y  la nacionalización de las reservas minerales y de combustibles decretada por el presidente Lázaro Cárdenas en 1938.
Los Estados Unidos anunciaron en seguida las represalias contra el gobierno de Lázaro Cárdenas, declarando un embargo comercial y la Tesorería norteamericana dejó de adquirir petróleo y plata en México. Once años después durante la presidencia de Miguel Alemán (1946-1952) hubo intentos de reprivatizar las empresas petroleras pero este proceso fue parado por un texto de la Constitución de 1960 que establecía en referencia al crudo “no otorgar concesiones ni contratos, ni subsistirán los que hayan otorgado”.  Sin embargo, en los años 1980, durante el gobierno de José López Portillo (1976-1982) y Miguel de la Madrid (1982-1988)  los Estados Unidos logró  imponer a México el Consenso de Washington lanzando al país a las garras de los neoliberales. Durante la presidencia de Carlos Salinas de Gortari (1988-1994) se firmó el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (NAFTA) por EE.UU., Canadá y México que actualmente está cumpliendo 20 años.
Por supuesto, la prensa globalizada internacional y nacional está empeñada en presentar estos 20 años como el mejor período en el desarrollo socio económico de México en su historia republicana. Lo que están haciendo los escribanos globalizados es tapar el sol con un dedo. La realidad es completamente diferente. A pesar de la asociación de México con su vecino del Norte, la pobreza no da signos de disminuir. Actualmente de los 107 millones de mexicanos, 55 millones se encuentran en un deplorable estado de pobreza e insalubridad. El sueldo mínimo en México es uno de los más bajos en América Latina- 147 dólares al mes, mientras que en Uruguay es 300, Chile-372 y en Argentina es 475 dólares mensuales.
Durante casi dos siglos, los terratenientes locales  habían anhelado desmantelar las comunidades campesinas (los ejidos) y desarticular la unidad familiar en el campo para apoderarse de la tierra  de las comunidades sin poder nunca lograrlo. El NAFTA facilitó esta tarea dejando sin tierra a más de dos millones de campesinos que tuvieron que emprender su éxodo masivo a la ciudad. A la vez el gobierno eliminó las empresas estatales de regulación que operaban en este sector de la economía que favoreció a las empresas trasnacionales subsidiarias de las corporaciones estadounidenses. Estos complejos agroindustriales absorbieron una mayor porción del mercado interno.
El  más perjudicado por el tratado ha sido maíz, el cultivo más importante en cuanto al volumen de producción, número de productores y superficie sembrada, tomando en cuenta también que es el alimento básico de toda la población. Ahora México está obligado a importar el 30 por ciento del maíz para su consumo, de acuerdo a la estadística oficial. Por supuesto que en la vida real las cifras son más altas. Y no puede ser de otra manera porque son las comercializadoras  transnacionales: Cargill, Corn Products International, Archer Daniels, Minsa, Maseca, Arancia, Midland están controlando el mercado de maíz en México. Los pequeños productores de este cultivo que hace 20 años aportaban más de la mitad de la producción nacional, prácticamente desaparecieron y con ellos se acabó la soberanía alimentaria.
En estas dos décadas desaparecieron también más de 300,000 unidades ganaderas, el hato disminuyó el 30 por ciento y el consumo per cápita de carne de res mostró una disminución en los últimos siete años del 12 por ciento bajando a 15 kilogramos. Actualmente la balanza comercial agroalimentaria es deficitaria en más de 45 mil millones de dólares. Lo que más exporta México son tomates, aguacate, frutas tropicales, cerveza, tequila, productos en manos de un puñado de las trasnacionales y lo que importa son productos de la canasta familiar: maíz, carne, leche, arroz, trigo que también están en manos de las corporaciones como Bimbo, Lala, Maseca etc. El 76 por ciento de las exportaciones mexicanas van hacia Estados Unidos y el 80 por ciento de importaciones también provienen de Norteamérica, lo que hace muy vulnerable la economía nacional a los procesos que atraviesa el mercado norteamericano.
La reciente reforma de hidrocarburos aprobada por el Senado puso también en subasta las grandes reservas petroleras de México lo que hace 20 años planificaron los creadores norteamericanos del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (NAFTA). Desde hace tiempo el Wilson Center de Washington estaba tratando de convencer a los líderes mexicanos de reformar el Artículo 27 de la Constitución para aumentar la competitividad de la industria petrolera nacional. Y finalmente los globalizadores lograron su objetivo cuando hace poco el presidente Enrique Peña Nieto eliminó de un plumazo este artículo de la Constitución que dice que “tratándose del petróleo o de minerales radioactivas no se otorgan concesiones ni contratos y la Nación llevará a cabo la explotación de estos productos”. Con esta firma se autorizó el saqueo del petróleo mexicano, siendo su empresa estatal Pemex el quinto productor mundial de petróleo y el quinto exportador que tiene reservas probadas de crudo de 14,000 millones de barriles y 13,000 millones de barriles de lutitas además de poseer 545 mil millones de pies cúbicos de gas natural.
En esta lista de los llamados “logros” del NAFTA en México no se puede omitir el incremento alarmante del tráfico de droga y de la delincuencia. De acuerdo al Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), la guerra contra el crimen organizado durante el gobierno de Felipe Calderón (2006-2012) dejó un saldo de 121,683 muertes violentas. Hace pocos días el director del Instituto para la Seguridad y la democracia (INSYDE), Ernesto López Portillo alertó que de mantenerse el ritmo de muertes violentas registradas en el actual gobierno de Enrique Peña Nieto, al término de su gestión la cifra podría superar casi en 50 por ciento de las registradas en el sexenio de Felipe Calderón.
Actualmente México es uno de los más importantes productores en el mundo de marihuana y de las drogas sintéticas. Se considera el segundo productor de marihuana  con capacidad de 10,000 toneladas al año mientras que EE.UU. elabora 15,000 toneladas. A la vez México es un importante punto de tránsito de cocaína proveniente de Colombia, Bolivia y Perú hacia EE.UU. Se calcula que se produce al año 1,000 toneladas de cocaína de las cuales unas 700 toneladas son trasladadas a Norteamérica. Un negocio redondo que aporta no menos de 500 mil millones de dólares al año. El dinero lo compra todo, pues “con dinero baila el perro y con oro dueño y todo” reza un refrán popular. Esto explica la existencia de numerosos carteles de narcotráfico que tienen a su disposición cerca de 100,000 hombres armados, la mayoría de los cuales son menores de 30 años de edad. Entre los carteles más famosos se destacan: Cartel Juárez, Cartel Sinaloa, Cartel del Golfo, Cartel de Tijuana, Los Zetas, Cartel del Poniente, Los Rojos, La Corona, Caballeros Templarios y algunos otros poco conocidos. Todos estos grupos se dedican también a extorsiones y secuestros, en los cuales México es solamente superado por Nigeria.
Ahora resulta, según el informe  “La Guerra secreta de  la DEA en México” de la  periodista Doris Gómora publicado el 6 de enero pasado en el periódico mexicano El Universal,  que hace más de 20 años “los agentes de la Agencia Antidrogas de los Estados Unidos (DEA) y fiscales del Departamento de Justicia negociaron en secreto, en territorio mexicano, con miembros de carteles de narcotráfico para obtener la información de organizaciones rivales, situación que incrementó la violencia en todo el país”. Es decir actuaban siguiendo las pautas de la táctica “divide y reina”. Documentos judiciales indican que el gobierno de Norteamérica “conocía y autorizó las reuniones, así como las negociaciones con miembros de carteles mexicanos, especialmente con el de Sinaloa para obtener la información de sus rivales, y con ella se lograron aseguramientos de cargamentos, así como detenciones, lo que detonó la violencia en México durante el sexenio de Vicente Fox y el de Felipe Calderón”.
Recién ahora se supo  que más de 60 agentes de la DEA, otros tantos de la Oficina de Inmigración y Aduanas (ICE) y no se sabe cuántos fiscales fueron autorizados por el gobierno estadounidense para actuar libremente y con plena impunidad en México, esto avalado por los gobiernos de turno locales. Solamente con el Cartel de Sinaloa hubo más de 50 encuentros oficiales de los que se sabe. Según la investigación, se sabe que a cambio de la información, los agentes de la DEA permitían hacer su negocio a los narcos  de ese cartel e inclusive les avisaban sobre las operaciones que se preparaban por sus colegas mexicanos contra ellos.  En el 2012 el Departamento de Justicia autorizó la “Operación Rápido y Furioso” durante la cual cerca de 1,400 armas fueron transferidas al Cartel de Sinaloa. Ahora resulta que no fue el único  el trasiego de armas desde EE.UU. a México. Entre 2006 y 2007, Washington condujo otro operativo similar llamado “Receptor Abierto”.
Frente a la violencia desatada en el país por los miles de sicarios y de secuaces de los carteles que están infiltrados en todos los niveles de las instituciones gubernamentales y frente a la impotencia de lo que el periodista mexicano Guillermo Almeyra llama “el semiestado” mexicano,  los habitantes de México central, especialmente en Michoacán, Guerrero y Oaxaca crearon los grupos de autodefensa. En una entrevista que se divulgó en YouTube, el consejero general del Consejo Ciudadano de Autodefensa de Tepalcatepec, Michoacán, José Manuel Mireles Valverde reveló los motivos que obligaron a los habitantes  armarse para defenderse de los embates del crimen organizado ante la omisión de las autoridades.
Contó este médico cirujano, que la violencia se desató hace 12 años cuando se apoderaron de la región los sicarios de Los Zetas. Después llegó La Familia Michoacana que ofreció la protección contra Los Zetas. Al escindirse La Familia, surgieron Los Caballeros Templarios que hace cinco años comenzaron a cobrar cuotas, derecho de piso e incluso permiso para vivir. Cada negocio, cada casa, cada profesional tenían que pagar al cartel. Hasta los niños desde el jardín infantil hasta la escuela preparatoria debían  pagar 20 pesos cada lunes. Después, como lo enfatizó Mireles Valverde, empezaron a molestar  a la familia. “Tocaban la puerta y decían: me gusta mucho tu mujer, ahorita te la traigo”. En 2012 abusaron a 14 niñas de 11 y 12 años de edad, relató.
´´Entonces los habitantes de la zona decidieron organizarse y armarse, haciendo toda esta labor sigilosamente para que no se enterasen tanto las autoridades como los mafiosos y el 24 de febrero pasado la ciudadanía se levantó contra Los Caballeros Templarios. Pero cuando después de detener y desarmar a los sicarios y los llevaban a los cuarteles del ejército o a las dependencias de la Policía Judicial Federal, el mismo día todos los mafiosos estaban libres. Al entrar el ejército en Michoacán, las autoridades trataron de desarmar no a los sicarios sino a los miembros de Autodefensa. Ahora el gobierno anuncia las capturas de los cabecillas del cartel mientras todos saben que hace tiempo ellos abandonaron la zona dejando en su reemplazo a sus segundones`.
Esta es la realidad que está viviendo México, cuyo “semiestado” perdió toda la fuerza y entregó el poder al capital de las transnacionales en estos 20 años como el resultado del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (NAFTA). El próximo febrero durante la reunión conmemorando el 20 aniversario del tratado, se discutiría la inclusión de América Central en el NAFTA. Según uno de los creadores de esta asociación político-comercial, el ministro de Asuntos Exteriores de Canadá, John Baird, el NAFTA ha sido un “éxito indiscutible”. Ya saben los centroamericanos que “éxito” les espera.

Columna semanal por Vicky Peláez
Ria Novosti

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