En el mediodía de ayer lunes en Radio Mambí (MIAMI 7.10 AM) ocurrió algo simpático y pleno de significado.
El espacio “En Caliente”, que conduce el Director de Programación de
esa emisora Armando Pérez Roura, y abarca ahora de 12:00 a 12:30 p.m.,
tiene un segmento noticioso que el propio locutor califica como oferente
de un “ramillete de buenas informaciones”.
Advertir regularmente, cada día de semana y no por accidental
concurrencia, que las informaciones que se dan son “buenas” y no, por
ejemplo, “verdaderas”, “recientes”, “exactas” u “objetivas”, indica que
la elección de las mismas se hace respecto a determinado patrón de
bondad. O, como diría Violeta Parra, sabiendo distinguir perfectamente “dicha de quebranto”.
Quienes han seguido durante años el trabajo de Armando Pérez Roura,
habrán notado que el címbalo de Ceiba Mocha posee tres fuentes generales
para trazar “el bien”: Cristo, Martí y el Partido Republicano.
Y una fuente particular: El anticastrismo.
De modo que, como tendencia, lo que quiere decir “ramillete de buenas informaciones”
se reduce a “informaciones” que básicamente redundan contra Fidel
Castro, Raúl Castro, y adyacencias. En consecuencia, las noticias que
pudieran favorecer al régimen de La Habana se omiten; no por un acto de
arbitrariedad irracional sino precisamente porque de acuerdo a la
racionalidad moral con que se hace “En Caliente”, son informaciones
“malas”.
Pues recientemente Armando Pérez Roura comenzó “En Caliente” dando
la “buena información” de que Ucrania estaba al borde de una guerra
civil. Situación que quizás llevara a una noticia más “buena” todavía:
Una guerra entre la OTAN y Rusia.
Algo buenísimo, porque restablecería el esquema binario de la Guerra
Fría, donde el comunismo y no el islamismo es la ideología del “malo”,
del “enemigo”; y porque además de los comunistas se le podría pasar
aplanadora a la mismísima izquierda anticastrista, a los “livadianos”
defensores de muñequitos rusos que ya esconden la cabeza.
Por supuesto que “buena” noticia es también la continuación de la
violencia en Venezuela. Si los venezolanos no se entienden en un
diálogo, mejor.
De pronto en el referido programa llegó el momento de “ahora vienen las noticias cubanas”.
Y Pérez Roura leyó un texto refiriendo disparos con armas de fuego,
heridos y abuso… por parte de la Policía de Miami. Ironizó y se le
escuchó sonreír, porque quienes redactaron la noticia no le advirtieron
del tipo de Policía que se trababa.
Al quedar claro que no se hablaba de la Policía de Cuba sino de la de
Miami, lo que inicialmente parecía una “información buena” se convirtió
en “menos buena”. O “mala”.
Las noticias locales como la anterior, que algunos silencian porque creen que lesionan la utopía de un Miami sahuesiado como “la ciudad posible” para el desertor/prófugo cubano del castrismo, acaban siendo peor que “malas”: ociosas.
Una noticia local sobre un crimen, un robo, un fraude (en Miami) no
avanza porque está obligada a justificarse en sí misma. No tiene
amortiguador teórico que le dé sentido y perspectiva, ni pista
ideológica donde amplificarse para funcionar como pasión del lector,
radioescucha y televidente.
Sin embargo, el mismo tipo de noticia “linkeada” a la realidad de la
isla se engrandece conceptualmente como prueba de la inferioridad de un
sistema político ante otro; y utópicamente como un pasito más hacia la
caída del gobierno cubano. Un hecho que toca lo biográfico y, en
consecuencia, se convierte en algo que se mira, se escucha o se lee.
Una parte de los cubanos residentes en Miami, en lugar de evaluar con
realismo la persistencia del castrismo por más de medio siglo, ha
revitalizado la tesis (erróneamente vaticinada como extinta con el
exilio histórico) de “la inminencia” de su caída y “el próximo fin de
año” en La Habana; ahora cifrada en la interpretación y el diagnóstico
de que las nuevas tecnologías marcan un cambio radical en unas
condiciones históricas que harían posible, entonces sí, destapar las
botellas míticamente añejadas para brindar cuando caiga el comunismo en
la isla.
Las noticias cubanas, aún las de la farándula (las noticias de “tras
bambalinas”, como teorizó el productor Roberto Céspedes, en verdad el
más politizado de todos los productores de la TV cubana de Miami),
tienen mercado en Miami porque cobran sentido en la interpretación
anterior referida al fin del régimen. La noticia local “pura” o “neta”,
fulgura, nace e inmediatamente se pierde en sí misma como hecho.
Un caso. El Canal 41 América Tevé, en un periodo de trivialización
noticiosa sobre la isla, creó la división TE VEO (Comcast 82) para
enfocarse y expandirse en sucesos locales de Miami Dade, Monroe y
Broward. Ubicó en el proyecto a dedicados periodistas y productores como
Félix Guillermo, Erika Carrillo y Camilo Loret de Mola, pero no ha
prosperado en la preferencia del público como se merece.
Y es que la “noticia local” en el Miami cubano ha caído en la trampa
(y el fracaso) que al cabo se ha tendido a sí misma con el facilismo de
hacer creer que cada cosa que sucede en Cuba, o fuera de ella, tiene
realmente implicaciones en términos de la permanencia del castrismo en
el poder. Una suposición errónea, que obvia todas las mediaciones que
existen, por ejemplo, entre la venta de un tabaco (cigar) por un
deportista en una Olimpiada, y que los Ejércitos Occidental, Central y
Oriental depongan sus armas o las viren contra el Partido Comunista.
-IMAGEN: nelsonortareporta
Emilio Ichikawa
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