lunes, 6 de agosto de 2012

Espionaje, narcotráfico y papelazo en Perú

Presuntos espías chilenos
Dos aparentes turistas chilenos, Rubén Ismael Cáceres Hernández, de 39 años y Luis Alberto Ríos Vera, de 34,  fueron detenidos por la Armada peruana cerca de instalaciones militares en  la Capitanía de Puerto de Ilo, mientras se encontraban tirando fotos hacia diversos objetivos. De inmediato se formó un inusual barullo y sobre los mismos recayó, lapidariamente, la acusación de espionaje.

La odisea pareció ser interminable: en calabozos de la Armada fueron sometidos a rigurosos interrogatorios, incluido uno que otro porrazo, los que continuaron posteriormente a manos de la Policía Nacional de Perú. Cada uno de los interrogadores se esforzó por obtener la esperada confesión.

El haber haber estado relativamente cerca de  instalaciones militares de la Capitanía del puerto de Ilo, así como presentar un corte de tipo militar en el cabello. fueron presunciones más que suficientes para que se les estigamatizara como espías.

Todo parece indicar que ambos sospechosos pudieron hacer valer su inocencia y fueron  puestos en libertad siete horas después. De nada valió el mal rato pasado por los hipotéticos "espías" y la rabia se apoderó de ellos al ver frustrado su viaje de turismo: presurosos y emberrrinchados acudieron ante el consulado chileno en Tacna para denunciar el agravio sufrido.

Los "diligentes funcionarios" de la Armada pasaron la papa caliente a la policía cuando se dieron cuenta de su error, quienes se empecinaron aún más en obtener a toda costa la esperada confesión de los dos custodios del Mall Plaza de Calama. en Chile. Para su mala suerte fueron  turistas frustrados y espías por equívoco.
¿Había algo realmente qué espiar en Ilo? Sabido es que esta Capitanía se extiende desde el límite Departamental entre Arequipa y Moquegua por el Norte hasta la frontera con Chile por el Sur, íncluyendo varios los rios, lagos y lagunas navegables del Departamento de Moquegua e Ilo. Si bien es cierto que ha sido una zona de constante robo de  embarcaciones turísticas, últimamente la Marina de Guerra ha instruido a su subordinada, la Dirección General de Capitanías y Guardacostas (Dicapi), mover hacia allí alguna de sus escasas e insignificantes fuerzas navales. Mientras tanto, el narcotráfico campea por sus respetos en esa zona desguarnecida, la que incluye también a otras como Salaverry, Chimbote, Callao, Matarani y el mencionadio puerto de  Ilo. Desde el 23 de setiembre de 2010, cuando fueron inugurados los nuevos locales de las Capitanías Guardacostas Marítimas de Ilo y de Pisco, era tal la magnitud de narcotráfico, que fueron desplazados hacia esa zona, por parte de la Marina de Guerra del Perú (MGP),  tres fragatas misileras, dos corbetas misileras y tres submarinos.

El reciente acontencimiento que involucró a estos dos turistas chilenos en Ilo pudo ser simplemente un  mal entendido más, producido por suspicacias y recelos existentes entre nuestras naciones latinoamericanas, así como en la compleja situación política imperante en la región. Lo cierto es que hay lecciones que sacar del desaguisado. Preparar mejor a nuestros oficiales de contrainteligencia para realizar perfiles de más calidad para caracterizar al potencial enemigo, mejorar los sistemas de vigilancia, no recurrir a la fuerza bruta para obtener confesiones cuando un buen interrogatorio puede ser más provechoso, y dedicar el esfuerzo principal a combatir al narcotráfico que campea,  a su libre albedrío, ante nuestras narices, conocedor de nuestras debilidades o comprador de voluntades de los que deben proteger a la soberanía nacional.

Percy Francisco Alvarado Godoy.

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