sábado, 18 de agosto de 2012

Las disputas territoriales en Asia benefician a EEUU

En la memorable fecha del 14 de agosto (en la cual, en 1945, Japón aceptó las condiciones de capitulación en la Segunda Guerra Mundial, firmando más tarde, el 2 de septiembre, el Acta de Rendición a bordo del acorazado Missouri) los chinos suelen organizar una acción nacional.Asia,Jap
Consiste en que una flotilla china sale al mar que China comparte con Japón, para recordar a los japoneses que las islas Diaoyu (Senkaku) cercanas al archipiélago nipón de Okinawa, pertenecen por derecho a los chinos.
Además, estos “paseos marítimos” recuerdan a todo el mundo que los contenciosos territoriales, aunque se trate de unos peñones rocosos que apenas sobresalen en la superficie del mar, son una especie de combustible capaz de provocar un gran incendio en Europa, África, América Latina o en cualquier parte de haber alguien que quiera incendiarlo. Parece que en Asia cada vez son más los que pretenden hacerlo.
¿De quién son los peñones?
En cuanto a la acción organizada por los chinos, se planeaba que en el mar que divide Japón y China, cerca de las islas disputadas, el pasado martes 14 de agosto se encontrarías tres barcos: dos chinos y uno taiwanés, ya que Taiwán manifiesta un apoyo incondicional en esta cuestión a Pekín, su rival histórico y político. En ocasiones anteriores las autoridades chinas impedían que los activistas se acercaran demasiado a los territorios disputados controlados por Japón, pero este año hicieron la vista gorda cuando los barcos zarpaban hacia su destino.
Es comprensible: Pekín quiere recordar a Tokio que en esta parte del mundo nada pasa desapercibido y que es mejor que los japoneses se abstengan de ayudar a EEUU a provocar tensiones a causa de una disputa territorial muy parecida sobre unos islotes en el Mar de la China Meridional.
La alianza entre Japón y EEUU en general es algo muy complejo, ya que los japoneses siempre tienen muchos problemas locales que los estadounidenses no tienen ningún interés en resolver.
Por ejemplo, ahora, en vísperas del encuentro de los tres barcos de la flotilla chino-taiwanesa, ocurrió un incidente inesperado en Tokio que provocó numerosas protestas en Japón. Lee Myung Bak, presidente de Corea del Sur, un estado aparentemente amistoso, visitó el archipiélago de las islas Dokdo (Takeshima), cuya soberanía se disputa con Japón. La visita motivó la airada protesta de Tokio y disparó la tensión diplomática entre ambos países.
Estos episodios tienen mucho en común. No es solo su origen, pues se trata en ambos casos de los resultados de la Segunda Guerra Mundial. Lo curioso es que en el Mar de la China Meridional en los últimos años sucede algo muy parecido, aunque las disputas allí no tienen nada que ver con la guerra.
En la mayoría de los casos el objeto de los contenciosos territoriales son uno peñones deshabitados y olvidados durante decenios. Se supone que algunos de ellos pueden ser ricos en minerales, petróleo o gas, pero no es cuestión de recursos sino de la singular vitalidad de las disputas de esta índole.
También en Europa la paz regional se ve amenazada por estas 'bombas' de acción lenta que son los contenciosos, pero si en el Viejo Mundo en mayoría de los casos se trata de la tierra, en Asia es el mar lo que se disputa. Aquí, por cierto, incluso los nombres de los mares varían en los mapas de diferentes países, ya que el mismo nombre, como el Mar de China Meridional o el Mar de Japón, parece confirmar las pretensiones de una de las partes. Si alguien quiere debilitar la influencia de la región en general, de inmediato se acuerda de las 'bombas'. Una política simple y evidente.
El arte de la diplomacia
Precisamente en estos días la diplomacia china, inspirada por los disgustos que sufren los aliados de los estadounidenses, los japoneses, emprendió una exitosa acción en el otro flanco de su política exterior.
El ministro de Asuntos Exteriores de China, Yang Jiechi, visitó Indonesia, Brunei y Malasia, países que manifiestan su descontento por los conflictos territoriales en el Mar de la China Meridional. El canciller chino resumió a la vuelta los resultados de su viaje, el pasado lunes 13 de agosto, dejando claro que su postura coincide con la política de Indonesia o Malasia. Los líderes de todos estos países hablan de una solución diplomática que tiene que ser buscada por las “partes involucradas”, anunció el canciller malasio, Anifa Aman. Yang Jiechi también habla de unas negociaciones “directas” insinuando que las fuerzas externas, o sea Estados Unidos, no deberían entrometerse en los contenciosos territoriales en Asia.
La cuestión es que las pretensiones territoriales, por lo menos en el Mar de China Meridional, estaban dormidas o congeladas hasta que la administración del presidente de EEUU, Barack Obama, decidió centrar su actividad internacional en Asia. Las disputas territoriales no tardaron en reavivarse. Y son precisamente los partidarios de una colaboración más estrecha con EEUU los que echan leña al fuego.
En este caso son Vietnam y Filipinas, que están tan interesados en estrechar su relación con EEUU, los que se enfrentaron a sus vecinos del sureste asiático durante la conferencia anual de la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático (ASEAN, por sus siglas en inglés) en Camboya por las disputas del Mar de la China Meridional. El 3 de agosto el Departamento de Estado de EEUU publicó un documento que llamaba a la paz y a una conducta civilizada. Los chinos no tardaron en reaccionar acusando a EEUU de pretender dictar las condiciones de la paz reclamada.
La política estadounidense dirigida a expulsar a China de esta parte de Asia tiene sus puntos fuertes. Pekín, según algunos de sus vecinos sureños, es demasiado prepotente y cualquier muestra de esta prepotencia hace disminuir su popularidad. Por ejemplo la reciente decisión de las autoridades chinas de establecer una ciudad y una guarnición militar en uno de los archipiélagos hasta ahora deshabitados del Mar de la China Meridional. Mientras, China no puede dejar de reaccionar ante los ataques de Vietnam y Filipinas porque sería una muestra de debilidad. Una trampa.
No obstante, el viaje del canciller chino puso de manifiesto que Pekín puede contar con el apoyo de algunos estados influyentes en la región. La contraofensiva china puede tener éxito ya que de los diez países de ASEAN solo dos de los arriba mencionados están dispuestos a enfrentarse a Pekín. El resto tiene en cuenta que en esta parte del mundo nada pasa desapercibido y es mejor dejar estar los litigios territoriales.
Mientras tanto, los disgustos territoriales de Japón que sus aliados, los estadounidenses, no son capaces de aliviar, hacen recordar que en estas cuestiones hay que obrar con mucha cautela.
Dmitri Kósirev, RIA Novosti

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