Este artículo, publicado el 23 de octubre de 2003 y parte de mi
libro "Reflexiones de un antiterrorista", publicado en el 2005 por la
Editorial Abril, narra cómo el accionar terrorista ha cobrado la vida de
Bienvenido Mauriz Díaz y Roberto Torna Mirabal, dos hombres simples del pueblo
cubano. Estos criminales que asesinaron a simples e inocentes pescadores, hoy
premian a mercenarios como Yoani Sánchez, Berta Soler, Guillermo Fariñas, las Damas
de Blanco y muchos otros inescrupulosos mercenarios de la USAID. Incluso han
tenido la falta de pudor al posar en fotografías junto a estos asesinos.
Vea el lector esta historia y
distinga que, entre mercenarios y terroristas anticubanos se ha roto la línea
fina que podría separarlos. Dinero y odio los junta en una indecorosa unión.
PASAJES
DEL TERRORISMO CONTRA CUBA.
10 de mayo de 1970, fueron atacadas y hundidas las embarcaciones pesqueras Plataforma I y Plataforma IV, de Caibarién, y secuestrados sus 11 pescadores. |
El mar es como una inmensa prolongación de la propia casa, y uno se
entrega a él ávido de aventura y expectativas,
teniendo siempre la certeza que se deambula por sus largas venas y
músculos un poco desprotegido y afanoso por regresar a la calma ofrecida por
los seres queridos, allá donde la sonrisa y la caricia de la mujer amada y de
los hijos nos reconfortan de tanta
jornada de soledad y labor inacabable. Uno respeta al mar como a un padre capaz
de reprocharnos el buscar en él más de lo que nos pertenece y siempre dispuesto
a prodigarnos el sustento y el bienestar para los que dependen de nuestro
esfuerzo.
El
mar es como la tierra y uno aprende a cuidarlo, a hacerlo parte amada y
preferida sobre las tantas cosas que ofrece la vida. Tal vez uno lo siente más
cercano a sí en las noches estrelladas
en las que el cielo parece pegarse a él
como si fueran los dos una misma cosa y uno casi puede tocar la luna con las
manos encallecidas y temblorosas. Así, sin evitarlo, el mar es parte nuestra,
diaria e irrenunciable, capaz de servirnos de expresión y despertar en nosotros
sentimientos únicos e inconfundibles.
Uno
marcha al mar en su bote pequeño, casi tan sencillo como uno mismo, y siente
que esa embarcación forma parte de nuestras propias células y de nuestra forma
singular de vivir. Atrás quedan los hijos, dueños por primera vez de la
sonrisa, y queda la propia Patria, nueva, gigantesca en sus primeros pasos
hacia la libertad y dispuesta a labrarse su destino sin temor al sacrificio.
Uno, por supuesto, sabe que la propia Patria marcha con uno sobre las olas,
deshaciendo millas náuticas y agrandándose en la distancia. Y esa propia Patria
espera por el fruto de nuestra labor y nos hace sentirnos orgullosos por esa
responsabilidad, sin importarnos que el pescar, por simple que parezca,
represente algo útil para nuestro pueblo.
Así
pensaban tal vez Bienvenido Mauriz Díaz
y Roberto Torna Mirabal momentos antes de ser asesinados por terroristas
procedentes de la Florida. Sin poder imaginarlo, ambos pasarían a representar
una más de las víctimas de la crueldad desplegada contra nuestro pueblo por
parte de la mafia criminal radicada en Miami, amamantada y protegida por el
gobierno norteamericano. Tal vez el único delito cometido por ambos lo fue el
ser humildes pescadores cubanos y haber visto con esperanza el proceso
transformador que vivía su Patria, la misma que llevaban en el corazón en cada
largo viaje y protegían intacta de las tormentas y el mal tiempo.
¿Por
qué el terrorismo se ensañó en humildes pescadores cubanos durante largos años?
¿Por qué se empeñaron los criminales de los grupos terroristas radicados en
Miami en secuestrar pequeñas embarcaciones pesqueras y hundirlas, dejando a sus
ocupantes abandonados en cayos solitarios y en alta mar? ¿Por qué dejaron viuda
a mujeres como Acacia Pérez Vita y
muchos pequeños niños fueron
condenados a injusta orfandad?
Si
el terrorismo contra Cuba siempre estuvo dirigido contra los hijos del pueblo,
nada mejor para probarlo que los constantes ataques contra pequeñas
embarcaciones cubanas dedicadas a la pesca. Un largo rosario de agresiones
prueba, de manera inequívoca, que los humildes hijos del pueblo fueron siempre
objetivos del terrorismo y de la desalmada crueldad de sus ejecutores y
promotores.
Destruir
sus embarcaciones significaba no sólo acabar con sus fuentes de sustento. Era
más que eso, era como ansiar destruirles la esperanza, como tratar de acabarles
con la vida misma. Un barco, por pequeño que sea, es como uno mismo, como la
familia, diría un pescador cualquiera sin temor a equivocarse, Por eso, el
terrorismo no sólo deja muerte y dolor, impregna de tristeza la vida misma de
los hombres y hace que las cosas ya no sean igual en lo adelante.
Decenas
de barcos pesqueros fueron secuestrados y hundidos. Varios pescadores fueron
asesinados y heridos. Muchos hogares fueron empujados al luto y el golpe
siempre vino del Norte, de forma alevosa y artera. Basta con recordar tanta
infamia para comprender que, a pesar de todo, no se pudo acabar con la vida.
Los barcos continuaron saliendo hacia el mar y los hombres humildes apostaron
por el futuro, por su genuino derecho a trabajar y cosechar en las oscuras
aguas una vida más luminosa para ellos y para los suyos.
Todo
comenzó, pues, muy temprano. Cuba emergía cargada de optimismo y dispuesta a
enfrentar la obcecada guerra terrorista de sus enemigos. Los terroristas, por
su parte, se empeñaron en causar dolor y desaliento entre estos hombres
humildes.
● El 13 de febrero de 1962 fueron tiroteadas
en el Banco de cayo Sal las lanchas pesqueras “Sigma I” y “Sigma IV”,
pertenecientes a una cooperativa de Cárdenas, en Matanzas. Nadie dudó que la
lancha agresora provenía de la Florida.
● El 19 de febrero de ese mismo año fue
secuestrada y conducida a EE UU una lancha pesquera cubana nombrada “Dos
amigos”, perteneciente a una cooperativa de Cojimar.
● El 13 de octubre de 1962 fue atacada una
embarcación pesquera y heridos dos de sus ocupantes: Filiberto Suárez Lima y
Miguel Cao Medina. La nave agresora los condujo a Miami, donde permanecieron
cerca de un mes. El gobierno norteamericano no procesó a los terroristas ni
condenó este cruel ataque con
ametralladoras de grueso calibre contra una desarmada nave de pesca cubana.
● El 13 de febrero de 1963 fueron atacadas las
embarcaciones pesqueras cubanas “Sigma
2” y “Sigma 15” por una lancha procedente de la Florida. Luego de apoderarse de
ambas embarcaciones, sus tripulantes fueron abandonados en Cayo Elbow, en las
Bahamas. No les importó a los agresores, pertenecientes a la mafia terrorista
de Miami, abandonar a su suerte a los heridos pescadores y hermanos Armando y
Ramón López Ruíz.
● El 1 de agosto de 1963 fueron atacadas tres
pequeñas embarcaciones pesqueras cubanas en la zona de cayo Galindo, provincia
de Matanzas, por una lancha artillada proveniente de Estados Unidos.
● El 8 de junio de 1964 fueron heridos varios
pescadores como resultado del ataque de una lancha artillada contra su
embarcación en la zona de Bahía de Cádiz, Matanzas.
● El 13 de junio de 1964 se produjo un ataque
que ocasionó el hundimiento de la nave pesquera nombrada “Armando II”, cerca de
Isabela de Sagua, hecho que produjo heridas en dos humildes pescadores cubanos.
● El 8 de octubre de ese mismo año fue atacada
por una lancha pirata la embarcación pesquera “Carlos Reitor”, resultando
herido el patrón de la misma.
● Al día siguiente, 9 de octubre, fue atacada
la embarcación “Hecta I” Sigma, perteneciente a una cooperativa radicada en la
provincia de Camagüey, y sus tripulantes abandonados en alta mar.
● El 12 de marzo de 1966 fueron hundidos en
alta mar los barcos pesqueros “Lambda 2” y “Lambda 17”, pertenecientes a la
Flota del Golfo de Cuba, al ser embestidos por la nave “Santa Marina”,
procedente de los Estados Unidos.
● El 27 de junio de 1966 fue asesinado un
pescador en la zona de los Cayos de San Felipe, Pinar del Río, al ser abordada
su embarcación, el “Alberto”, por un grupo terrorista.
● El 21 de abril de 1968 fueron hundidas dos
embarcaciones, los “Lambda 72” y “Lambda 100”, pertenecientes a la Escuela
“Andrés González Lines” por una nave pirata `procedente de la Florida. El
criminal hecho tuvo lugar cerca de cayo Cruz del Padre, Cárdenas, Matanzas.
● El 10 de mayo de 1970 fueron atacadas por
lanchas piratas las embarcaciones pesqueras cubanas “Plataforma i” y
“Plataforma IV”, pertenecientes a una cooperativa de Caibarién. Luego de ser
hundidas por terroristas pertenecientes a la organización “Alpha 66”, los once
pescadores fueron secuestrados en un islote de las Bahamas y posteriormente
abandonados.
● El 10 de octubre de 1972 fueron atacadas las
embarcaciones pesqueras “Aguja” y “Plataforma IV” por lanchas piratas
artilladas. Luego de secuestrar a sus once pescadores, los abandonaron en alta
mar. Uno de ellos, Amado Jiménez, fue salvajemente acuchillado en la garganta.
● El 28 de enero de 1973 fue atacado el
pesquero “Plataforma I” por una nave pirata que utilizó armas de grueso calibre
y granadas.
● El 4 de octubre de ese mismo año fueron
atacados los pesqueros “Cayo Largo 17” y “Cayo Largo 34” por naves piratas
procedentes de la Florida y tripuladas por miembros de la terrorista
organización denominada “Frente Nacional de Liberación de Cuba”. Como resultado
de la agresión fue asesinado el pescador Roberto Torna Mirabal. Posteriormente,
los humildes pescadores fueron abandonados en balsas de goma, sin agua ni
alimentos.
● El 6 de abril de 1976 fueron atacadas las
naves pesqueras “Ferro 119” y “Ferro 123” por una lancha pirata procedente de
Estados Unidos, mientras se encontraban pescando cerca de cayo Sal, en las
Bahamas. Como resultado de la criminal agresión murió el pescador Bienvenido
Mauriz Díaz, de 28 años de edad, y fueron heridos otros tres humildes
pescadores, uno de los cuales falleció con posterioridad. Luego del ataque
fueron abandonados y recogidos por un mercante de bandera noruega, el que los
condujo a Miami. Resueltos y en compañía del cadáver de su camarada, los
pescadores reclamaron el regreso a la Patria. Por supuesto, las autoridades
norteamericanas ni investigaron ni detuvieron a los agresores.
● El 10 de mayo de 1980 fue asesinado otro
pescador cuando fueron atacados los pesqueros “FC 154” y “FC 165”, en las cercanías de de la Bahía de
Samá, en Holguín, por una nave pirata procedente de la Florida.
Al
conocer estos hechos, se pone al desnudo la infamia esgrimida por los
terroristas radicados en Miami de que nunca han atentado contra el pueblo y
sólo lo han hecho contra representantes del gobierno cubano. Sus crímenes
estuvieron dirigidos contra gente humilde cuya
única culpa lo fue el haber sido dignificados por la Revolución.
Estos
hombres salieron hacia el mar en busca
del sostén para sus familias y para su pueblo. El mar los acogió como a hijos
pródigos y les dio lo mejor de sí como una madre buena y comprensiva. Sin
embargo, del mar vino la muerte no esperada y el dolor injusto.
Mucho
se ha dicho en la prensa norteamericana de la
gente que muere al cruzar el estrecho de la Florida, alentada por la Ley criminal de Ajuste Cubano,
acusando a Cuba de ser la causante de estos males. Esa misma prensa
sensacionalista, sin embargo, nunca se dignó a denunciar estos crímenes y la
muerte de pescadores humildes en ese mismo mar. Hacerlo sería, por supuesto,
reconocer las culpas de la mafia cubano americana y de sus amos, los que se pasean impunemente en Miami con las manos
manchadas de sangre y cargados de rencor y odio hacia los cubanos buenos como
los humildes pescadores y el resto del pueblo.
El
mar es testigo de todo esto y sigue recibiendo a estos hombres cargados de
esperanza con la promesa de una bondadosa faena y un porvenir luminoso y
seguro.
Percy Francisco Alvarado Godoy
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