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En el artículo titulado Kennedy y el derrocamiento de Jango,
Elio Gaspari revela los hechos siguientes: “El 7 de octubre de 1963, o
sea, cuarenta y seis días antes de su asesinato, John Kennedy encabezó
una prolongada reunión en la Casa Blanca y, en cierto momento preguntó a
su embajador en Brasil Lincoln Gordon: '¿Considera usted que la
situación se desarrolla como debería desarrollarse, estima conveniente
que llevemos a cabo una intervención armada?'. Gordon Lincoln respondió
que tal libreto había sido ya debatido y que su realización fue
declarada irreal. Un año antes, el presidente Kennedy había incluido en
su baraja el naipe del golpe castrense con el objeto de derrocar a Joao
Goulart. El vínculo entre Kennedy y los planes del golpe de Estado ha
sido confirmado por hechos, pero con el tiempo debió parecer más fácil
achacar la responsabilidad por ello al odiado sucesor de Lyndon
Johnson”.
Lincoln
Gordon fue embajador de EEUU en Brasil desde 1961 a 1966. Antes de
asumir el cargo, Gordon participó en la elaboración del plan de la
“Alianza para el Progreso”, cuyo objetivo central era evitar que los
países de América Central y del Sur siguieran el ejemplo de la Cuba
revolucionaria.
La revista Time
afirmaba en 1961 que Lincoln Gordon fue el mayor especialista en
materia de economía latinoamericana y que John F. Kennedy consultaba con
él al respecto. Los biógrafos de Gordon prestan atención especial a su
papel en los asuntos de Brasil. Se asevera que durante la permanencia en
el cargo participó activamente en las maquinaciones que condujeron al
derrocamiento del presidente Joao Goulart, quien gozaba de las simpatías
de los brasileños de a pie, que lo apodaban Jango, y permitieron a los
militares encabezados por el mariscal Castello Branco que se hiciera del
poder el 31 de marzo de 1964.
Los
biógrafos afirman también que el 30 de julio de 1962, John Kennedy y
Lincoln Gordon debatieron en el Salón Oval de la Casa Blanca la
posibilidad de la intromisión en el proceso de elecciones en Brasil.
EEUU asignó con tal objeto ocho millones de dólares, una suma nada
pequeña para esos tiempos, lo que a fin de cuentas contribuyó al
estallido de una situación que obstaculizó el ejercicio de sus
facultades al gobierno de Joao Goulart y la penetración de la ideología
izquierdista en los organismos federales del poder.
A
juicio del historiador James Green, el 27 de marzo de 1964, Lincoln
Gordon dio "luz verde" a los militares que decidieron arrebatar el poder
en Brasil, y garantizó que el nuevo gobierno iba a ser reconocido de
inmediato por EEUU. James Green asevera además que Lincoln Gordon
estimaba que EEUU debía realizar suministros secretos de armas y de
combustible a Brasil y estimular las actividades de la CIA en el país.
Lincoln Gordon, a fin de convencer de su certeza al gobierno y a
círculos militares de EEUU, declaró que Joao Goulart había fraguado un
complot con el Partido Comunista de Brasil y que, así las cosas, Gordon y
sus asesores consideran que la mejor salida para EEUU consistía en
respaldar las acciones de los uniformados en Brasil.
Lincoln
Gordon, quien falleciera en 2009, no reconoció nunca el hecho de su
participación en movimiento alguno que tuviera por objeto la injerencia
en la vida política en Brasil, y en particular, el golpe castrense en
1964 y el derrocamiento de Joao Goulart. En 2006 ofreció una entrevista
al programa Fantástico, de la televisión brasileña, en el que afirmó,
sin pestañear siquiera, que la participación de EEUU en esos hechos se
redujo a la nada. El exembajador reconoció sí que, en las elecciones de
1962, la CIA apoyó con dólares a los candidatos de la Unión Democrática
Nacional, subrayando que aquella había sido una medida equivocada.
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