Karim Khan puede vivir para contarlo. El pasado 5 de febrero, 20
hombres armados, varios de ellos vestidos con uniforme de policía
paquistaní, lo secuestraron y se lo llevaron en coche, con los ojos
vendados, a un lugar secreto.
Según la ONG británica Reprieve, fue encadenado, torturado e
interrogado en repetidas ocasiones sobre sus investigaciones acerca de
los bombardeos con "drones" de la CIA en Pakistán. Gracias a la fuerte
presión civil e internacional surgida desde su desaparición, fue
liberado nueve días después.
Se trata de un acto de intimidación contra uno de los activistas de
mayor perfil en Pakistán por su campaña contra los "drones" y su defensa
de las víctimas civiles provocadas por estos aviones no tripulados de
Estados Unidos. A Karim lo secuestraron días antes de un viaje previsto a
Bruselas, donde tenía programado hablar ante el Parlamento Europeo de
los peligros y trágicas consecuencias de los bombardeos con "drones".
Su hijo Hafiz, un adolescente que compaginaba sus estudios para acceder
a la universidad con un trabajo como guardia de seguridad, y su hermano
Khaliq, con un Master en Inglés y un empleo de funcionario en el
Gobierno de Pakistán, murieron en diciembre de 2009 durante un bombardeo
efectuado por aviones no tripulados en una aldea de Waziristán, una
región tribal del norte de Pakistán. La casa donde los tres vivían quedó
destruida. Sus cuerpos estaban desmembrados y cubiertos de heridas.
Karim entonces inició acciones legales contra la CIA, a quien atribuye
la autoría del bombardeo. También contra el Gobierno y las fuerzas de
seguridad paquistaníes, a quienes considera cómplices de la campaña
encubierta de bombardeos que la inteligencia de Estado Unidos realiza en
Waziristán y otras zonas del país. Organizaciones civiles y familiares
de otras víctimas se unieron a su campaña.
La "guerra de los drones", como ha sido bautizada en Estados Unidos,
inició en 2004 bajo el gobierno del presidente George W. Bush con el
objetivo de utilizar estos aviones para atacar a "objetivos
específicos", supuestos líderes y milicianos de Al Qaeda y los talibanes
sin poner en peligro a soldados estadounidenses.
Ha sido con Barack Obama como presidente cuando se han multiplicado y
extendido estas operaciones a otros países. Durante la administración
Obama, la CIA ha realizado al menos 390 bombardeos en Pakistán, Yemen y
Somalia, ocho veces más que en toda la presidencia de Bush, según The
Bureau of Investigative Journalist (TBIJ). Aunque altos funcionarios de
inteligencia defienden que los "drones" tienen una "precisión
quirúrgica", esos bombardeos han matado a más de 2,400 personas, entre
ellas al menos 273 civiles inocentes, muchos de ellos mujeres y niños.
Otras fuentes elevan hasta 900 las víctimas civiles.
En una investigación, The New York Times detallaba cómo Obama autoriza
en persona quiénes serán los blancos de los "drones". Desde Washington,
el Presidente y otros altos funcionarios de seguridad deciden, por
imágenes de satélite, llamadas telefónicas y otros parámetros de
inteligencia, qué supuestos objetivos terroristas deben morir. Si dan
luz verde a un ataque, los aviones no tripulados, equipados con misiles
Hellfire, despegan de sus bases, algunas de ellas en territorio
paquistaní, y realizan la operación dirigidos a control remoto. En
ocasiones producen lo que en Washington definen como víctimas
colaterales, y que en realidad son personas con nombres y apellidos,
como el hermano y el hijo de Karim.
Pocos días después de ser liberado de su secuestro, Karim viajó junto a
otras víctimas a La Haya para presentar ante la Corte Penal
Internacional una demanda contra países aliados de la OTAN como Reino
Unido, Alemania y Australia. Según se ha conocido recientemente, han
prestado sus bases y otra infraestructura militar a Estados Unidos para
efectuar sus operaciones con "drones". Alegan que facilitar la muerte de
civiles constituye un crimen de guerra.
La alta frecuencia de los ataques con "drones" —390 desde 2009— ha
hecho que éstos ya no ocupen grandes titulares en los periódicos y
noticieros, pero la costumbre no debe amortiguar la sensibilidad.
Personas inocentes mueren bajo los bombardeos de estos pájaros
metálicos no tripulados, cuya legalidad ha sido ampliamente cuestionada
por expertos legales. No podemos permanecer indiferentes ni mirar hacia
otro lado, mientras algunos tratan de silenciar voces valientes como la
de Kareem Khan.
ALBERTO SIERRA ASENSIO
ccs@solidarios.org.es
Twitter: @albsierr
Tomado de http://www.eldiariodecoahuila.com.mx
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