Repito a mis lectores varios artículos relacionados
con la actividad de la CIA en Venezuela, los cuales les permitirán comprender
las operaciones encubiertas desarrolladas por la misma para financiar,
organizar y ejecutar las condiciones para una intentona golpista en Venezuela.
Estúdielos con detenimiento y saque sus propias
conclusiones.
● ¿Cómo
capta la CIA a sus agentes en Venezuela? (1/3)
La
Embajada norteamericana en Caracas, ubicada a un lado de Colinas de Valle
Arriba, por encima de Las Mercedes, es un edificio moderno de 5 pisos, donde se
acomodan las agencias norteamericanas, con funciones plenamente definidas para
revertir el proceso bolivariano en Venezuela. Muchos entran y salen de la
enorme edificación situada en la Calle F con Calle Suapure, Urb. Colinas de
Valle Arriba. Unos, simplemente, van a realizar trámites migratorios y otras
consultas. Otros, los menos, arriban para entrevistarse con los diferentes
oficiales de la CIA, la DIA, el FBI o alguna otra agencia de espionaje con
tapadera como la USAID y otras ONGs.
Está
claro que éstas no son simples visitas de cortesía y el protocolo no es la
cuestión fundamental en esos encuentros. Lo fortuito tampoco existe. Otros
encuentros se realizan fuera de la embajada, en lugares públicos o alejados del
ojo avizor de los servicios de contrainteligencia bolivarianos.
Muchos
de los visitantes, devenidos ahora en agentes activos de estas agencias,
particularmente de la CIA, han recorrido un largo proceso para su aceptación
como tales. Procesos iniciados algunas veces en la misma Venezuela, otras en
viajes furtivos a Estados Unidos o alguna nación como Panamá, Colombia, México,
Chile o en la lejana Europa. Otros han sido reclutados en universidades o de la
masa de buscavidas que se oponen al proceso revolucionario.
La
CIA acumula vasta experiencia en el reclutamiento de su agentura y ha
establecido procedimientos estándares empleados tras largas décadas,
perfeccionados en los últimos años con la apoyatura de los avances
tecnológicos.
La
primera fase del proceso de reclutamiento no se inicia en el primer encuentro
entre el Oficial de Caso y su futuro candidato a espía. Primero que todo, el
proceso se inicia en Langley, la sede central de la Agencia, en donde se
elaboran los planes y se definen los propósitos a alcanzar en la guerra sucia
contra Venezuela. Cuando ya todo esto está establecido, los oficiales se
encargan de buscar al personal potencialmente indicado para ejecutarlos.
Proceso
de planificación:
Concebir
la guerra sucia de la CIA hacia Venezuela, de manera simplista, es un error. La
misma presupone el empleo de un complejo sistema de acciones económicas,
políticas y sociales, cuyo objetivo final, sí es uno: destruir a la Revolución
Bolivariana. Por ello, en la planeación y dirección de esta guerra intervienen
grupos multidisciplinarios, cuya
actividad de los mismos abarca acciones tan complicadas como la guerra
mediática, el sabotaje económico, acciones violentas, maniobras políticas,
generación de conflictos internos y externos, subversión, exacerbación del
nacionalismo o contradicciones inter étnicas, guerra sicológica, sabotajes,
generación de confusión y desaliento, labor de zapa, compra de voluntades,
labores de comprometimiento de cuadros políticos, sonsacamiento, etc.
Este
grupo se encarga igualmente de preparar
escenarios alternativos desestabilizadores, seleccionando adecuadamente a sus
protagonistas sociales e individuales para ser empleado en cada caso. También
analiza, para cada escenario, los factores ajenos a Venezuela que pueden ser
usados, coyunturalmente, tanto como aliados o como facilitadores de sus planes
desestabilizadores. Una amplia gama de oficiales y analistas, encargados en la
promoción de campañas de marketing mediático, sobre todo cuando se cuenta con
la alianza de importantes medios de comunicación dentro y fuera de Venezuela,
entran en acción. El involucrar a Venezuela con el terrorismo, el narcotráfico,
la trata de personas y de armas, es parte de este marketing debidamente
estructurado. El propósito es convertir un mentira, mil veces repetida, en una
verdad supuestamente creíble.
Esto
debe partir, a pesar de todo, de un pormenorizado estudio situacional que
permita descubrir fortalezas y debilidades, oportunidades y limitaciones para
la implementación de los planes. Es esencial, por ende, conocer al detalle no
solo a las fuerzas políticas alineadas a la Revolución, sus coincidencias y
discrepancias, así como establecer perfiles de cada uno de sus entes
movilizadores. La CIA presta, por ende, especial atención a cada dirigente
bolivariano, a sus características personales y nivel de compromiso; asimismo a
sus propias particularidades personales, roles, potencialidades, niveles de
influencia y liderazgo, así como a sus propios rasgos temperamentales y de
personalidad, tales como nivel de socialización, habilidades comunicativas y
defectos individuales. No quedan exentos los estudios grupales, la
caracterización de las fuerzas sociales como sindicatos, etnias, movimientos
estudiantiles, comunidades, estableciendo la dinámica política dentro de las
mismas, aspiraciones económicas y necesidades inmediatas; papel preponderante
se da a la caracterización de los líderes de estos movimientos, sus anhelos
personales, su nivel de compromiso y sus vulnerabilidades.
Otro
marco ideal para la CIA es la detección de personas que no hayan tenido una
marcada relevancia política y que pueden ser factibles de infiltrar diferentes
estamentos para realizar labores de búsqueda de información. De ser personas
conocidas, cuyo desempeño se haya desarrollado en actividades políticas y
militares de oposición militante, sus conocimientos pueden ser empleados, más
que para tareas de infiltración, en tareas de capacitación, asesoría y
reclutamiento. En muchos casos se convierten en ejecutores de planes violentos
tras bambalinas.
La
CIA también cuenta con una vasta lista de mercenarios o soldados de la fortuna
que pueden tener larga experiencia en conflictos bélicos, técnicas de
subversión, manejo de explosivos, sabotajes, secuestros y otras acciones de
corte violento. Mucho material humano puede ser reclutado en la vecina
Colombia, en Estados Unidos, en desertores de las FF AA y en participantes en
recientes conflictos bélicos en Irak, Afganistán, Kosovo y otras naciones.
Hay
que tener claro, que las actividades de la CIA se realizan mediante personas.
Independientemente de la sofisticada tecnología que emplea, por lo que la
calidad y motivación de las personas se convierten en un atractivo para la misma. La clave del
éxito de un espía para cualquier servicio son la motivación, eficacia en
el desempeño, así como un conjunto de
capacidades y habilidades cruciales en el mundo del espionaje, tales como
capacidad de desdoblamiento, dotes histriónicas, memoria prodigiosa, habilidad
de sonsacar, don de gentes, carisma, y, sobre todo, compromiso. Eso busca la
CIA en las gentes y lo trata de explotar con eficacia.
Las
etapas previas al reclutamiento del agente son diversas y complejas,
iniciándose, como ya señalamos, en la planeación de las tareas, el proceso de
selección, estudios de perfiles de los candidatos, evaluación de las formas más
idóneas para el reclutamiento de cada uno, –lo que obviamente varía en cada
caso particular-, y, por último, la fase de acercamiento al candidato, teniendo
en cuentas las vías posibles y las más eficaces para su socialización con el
mismo.
Este
proceso, basado en una lógica bien diseñada, cumple los siguientes pasos:
a.
Localizar al agente potencial y establecer un amplio perfil del mismo.
b.
Establecer su correspondencia con las tareas a realizar.
c.
Investigación inicial de los antecedentes del agente. Caracterización y
definición de perfil.
d.
Acercamiento y reclutamiento.
e.
Asignación de tareas.
f.
Adiestramiento del agente.
g.
Desarrollo de una supuesta identidad o leyendamiento de la propia identidad.
h.
Control del desempeño y evaluación.
i.
Asignación de nuevas tareas o eliminación de compromisos.
Como
señalamos en un principio, la embajada norteamericana en Caracas cuenta con un
vasto grupo de oficiales experimentados para el cumplimiento de estas misiones
y la conformación de los grupos de tareas (Task Forces) es permanente en
correspondencia a cómo se conformen los planes, tanto de la CIA, la DIA, la DEA
o del FBI. Cada una de las secciones de la misma actúa con oficiales operativos
con pleno dominio de los planes, abultados presupuestos, analistas de profiles,
métodos y formas específicas de sonsacamiento, comprometimiento y
reclutamiento. Mucha de esta actividad se realiza en el exterior, siguiendo los
mismos estándares del proceso de captación, aunque con mayores libertades e
impunidad.
La
gran masa de potenciales agentes pueden ser detectados entre las llamadas fuerzas amistosas (grupos de
exiliados como UnoAmérica, ORVEX, VEPPEX y otras organizaciones radicadas
fundamentalmente en La Florida; fuerzas no amistosas cuyas personas pueden ser
susceptibles de ser reclutadas mediante amenazas, chantajes, comprometimiento, colaboración forzada,
etc.; organizaciones no gubernamentales (ONGs), que sirven de tapadera a
labores de inteligencia, subversión y otras misiones desestabilizadoras, cuyo
financiamiento depende principalmente de la manera en que cumplan las tareas
asignadas; medios de comunicación y periodistas, cuyo trabajo principal está
dirigido al trabajo mediático, a la distorsión de la realidad, a la
satanización del proceso bolivariano y su líder principal, a la especulación
morbosa, a las campañas engañosas encaminadas a desacreditar los avances
sociales y, particularmente, a falsear la realidad de los derechos humanos en
Venezuela.
Los
potenciales agentes pueden ser encontrados en profesionales de vasta
experiencia desligados de compromisos con otras agencias o cedidos por las
mismas en forma de colaboración, así como un pequeño de grupo de colaboradores
que, por libre albedrío, se ofrecen voluntariamente. Estos son los más
analizados por parte de la CIA, temiendo la penetración de agentes dobles.
En
Venezuela, de manera particular, y como analizaremos en los próximos
comentarios, el reclutamiento de agentes tiene un matiz muy peculiar en el caso
de los programas de intercambio académico, lo que le permite a la Agencia
estudiar con particular detenimiento a sus potenciales agentes en su propio
terreno, el territorio norteamericano. Uno de estos casos son los programas
Fulbright, Hubert H. Humphrey, el Institutos de Verano para Profesores
Universitarios, los Institutos de Verano para Profesores de Secundaria, el
Institutos de Verano para Líderes Estudiantes, Líderes Internacionales en
Programas De Educación (ILEP), American Corner,
Ingles Intensivo para Estudiantes de Pre-grado, Programa de Visitantes
Internacionales, programa de Conferencistas y Especialistas de los EE.UU., así como otros programas alternativos
relacionados con la sociedad civil, el
desarrollo de las ONGs, la educación cívica, el desarrollo de los medios de
comunicación, la capacitación judicial, los derechos de propiedad intelectual y
la administración pública.
Dentro
de estos programas sobresale el de los Jóvenes Embajadores, a quienes se
traslada a los EE UU en forma gratuita para realizar “intercambios” con altos
funcionarios de Washington. Por supuesto, en la selección de los jóvenes se
tiene en cuenta sus facultades de liderato y otras potencialidades que,
posteriormente, serán debidamente explotadas por sus promotores. Los seleccionados son
generalmente pertenecientes a la organización Compañeros de Venezuela.
Un
papel destacado lo cumplen en estas tareas de inteligencia las Oficina de
Asuntos Públicos, la Oficina de Prensa y
Cultura y los funcionarios militares y de las agencias de inteligencia,
las que operan dentro de la embajada con
diferentes fachadas. La Oficina de Prensa y Cultura actúa como punto focal del
acercamiento a los principales representantes del mundo de la cultura y de los
medios de comunicación, orientándoles a sus reclutados las principales misiones
subversivas a desarrollar en correspondencia con el dinámico comportamiento del
contexto político. Esta oficina se encarga, precisamente, de la selección de
quiénes pueden ser reclutados en el
marco de los programas de intercambio y dentro de la prensa y la cultura
venezolana.
Otras
agencias dentro de la Embajada administran las diversas partidas secretas del
CIA y el Pentágono, muchas veces disfrazadas como ayuda a las ONGs, para
financiar la labor subversiva dentro de Venezuela. Son realmente cifras
millonarias a repartir a través de la USAID, la NED, el IRI, el NDI, Freedom
House y otras ONGs asentadas en el país y cuya finalidad es, a la larga,
destruir a la Revolución Bolivariana.
Actualmente,
un papel relevante en la conformación del trabajo subversivo en Venezuela lo
desempeña nada menos que James Derham, asignado en Caracas en octubre de 2011, como Encargado de
Negocios. Su larga hoja de servicios en tareas de espionaje como Cónsul en la
Habana, Ciudad Juárez y Sao Pablo, luego como ministro consejero en Lisboa y jefe de proyecto de la USAID en
Kosovo. Ya en el 2005 fue embajador en Guatemala hasta el 2008, pasando a
ocupar otros cargos dentro del Departamento de Estado y en otras misiones
diplomáticas en Ciudad de México,
Brasilia y Río de Janeiro. Sus
vínculos con la USAID lo evidencian, desde hace algunos años como un hombre
relacionado estrechamente con la CIA. Hay quien comenta que estos vínculos
fueron establecidos, como es típico de la Agencia, desde que Derham realizó
estudios en la Universidad de Fordham y
maestrías en Harvard y en la Universidad George Washington.
El
señor James Derham es un artífice de las relaciones humanas y no pierde el
tiempo para hacer amigos, a los que potencialmente puede reclutar o, al menos,
emplear mediáticamente en su labor desestabilizadora en Venezuela. El pasado 30
de mayo se fue hasta Baruta con la finalidad de hacerse notar ante la clase
magistral ofrecida por el jugador
venezolano de la NBA, Greivis Vásquez, y la ex jugadora estadounidense del
baloncesto femenino Nykesha Sales, en el polideportivo Rafael Vidal, de La
Trinidad, en Caracas. Allí Derham no solo hizo acto de presencia, sino evaluó
sobre el terreno, típico de él, la situación preelectoral y el estado de
opinión de los presentes.
El
22 de mayo, Derham participó en una
reunión en la sede del Ministerio del Poder Popular para Transporte Acuático y
Aéreo, en Caracas, junto a representantes de compañías aéreas estadounidenses
como Delta Airlines, American Airlines, Federal Express y United Airlines,
junto a funcionarios del gobierno venezolano. Allí se aseguró que en Venezuela las operaciones
aeroportuarias son seguras y confiables. Pero Derham realizó también sus
estudios de perfil de los funcionarios venezolanos asistentes y envió un
informe respectivo a la CIA y al Departamento de Estado.
Otras
de sus visitas de evaluación sobre el terreno la realizó recientemente James
Derham al alcalde del municipio Libertador, Léster Rodríguez, aprovechando
el XX Aniversario del Centro Venezolano
Americano de Mérida (Cevam). Allí evaluó, “in situ”, las posibilidades de
realizar intercambios permanentes con las autoridades de este municipio.
Asimismo, Derham agradeció la posibilidad de poder intercambiar con las
autoridades de la Universidad de Los Andes y todos los factores políticos y
sociales de la zona. Sin ambages, James Derham, destacó que el diálogo “resultó
muy productivo cultural, social y políticamente.”
La
cargada agenda de Derham lo llevará el próximo 19 de junio nada menos que ante
FEDECAMARAS, donde se realizará el
seminario “OPORTUNIDADES DE INVERSION E IMPACTO PARA VENEZUELA: “Tratado de
Libre Comercio Colombia – Estados Unidos”. Allí, con la flor y nata de la
oligarquía anti bolivariana, analizarán cómo impactará el TLC entre EE UU y
Colombia en Venezuela. Servirá para que Derham evalúe con muchos de los
presentes las futuras acciones pre-electorales de la derecha venezolana. Esa es
su misión como espía y sabe cumplirla.
● ¿Cómo
capta la CIA a sus agentes en Venezuela? (2/3)
Ya
analizamos algunas cuestiones básicas relacionadas con el proceso de
planificación de la guerra sucia contra Venezuela y el papel esencial que
desempeñan los altos estratos de la CIA, la DIA, el FBI, la DEA y otras
agencias en la elaboración de planes para propiciar el derrocamiento de la
Revolución Bolivariana. Preparados estos planes y debidamente articulados con
las políticas de la administración y del Departamento de Estado y del
Pentágono, se acometen entonces varios pasos principales:
a)
Diseño de estrategias, tanto en el plano de actividades de corte violento como
sabotajes, planes de atentado contra figuras gubernamentales sobre la base de
la eliminación selectiva, incursiones de grupos armados aislados o invasiones
tácticas, creación de avanzadillas armadas en zonas aledañas a la frontera
–debidamente camufladas y protegidas por cómplices internos–, provocaciones que
llevan a la confrontación bélica con fuerzas de naciones vecinas, focos de
conflictos en instalaciones penitenciarias, y otras modalidades que presupongan
una alteración de la paz; así como planes a ejecutar dentro del contexto
político, cuyas modalidades serán analizadas al detalle con posterioridad.
Estos
planes requieren de un estudio preliminar de las vulnerabilidades y de la
detección de los puntos clave en los cuales actuar con mayor eficacia, para lo
cual la CIA cuenta con un personal de análisis encargado de estas evaluaciones
in situ. Una parte de ellos son agentes infiltrados en las ONG, con libre
movilidad y acceso a varias regiones, otros son agentes disfrazados de
turistas, y una parte esencial la componen los miembros de la oposición
quienes, sin conocer al detalle los planes en curso, son tributarios
permanentes de información esencial. El uso de colombianos ha sido frecuente
para estas misiones.
Las
labores de sabotaje, por ejemplo, más que dañar a personas en particular, son
dirigidas contra objetivos esenciales para satisfacer las necesidades de la
población, como pueden ser centrales eléctricas, medios de transportación,
abasto de agua y otras actividades de los servicios a la población. El
desabastecimiento artificial de alimentos en zonas específicas es una modalidad
que, aunque no es violenta y sí especulativa, resulta dañina. El propósito es
claro: toda acción está dirigida a crear artificialmente focos de descontento
entre la ciudadanía, recelos, malestar, cuestionamientos, pérdida de confianza
en las autoridades y otros fenómenos de desobediencia social.
La
CIA fragua constantemente planes de eliminación selectiva de las principales
figuras del proceso bolivariano. Aunque Chávez es el centro de su atención, los
especialistas de la Agencia no sólo evalúan el rol de cada uno dentro de los
estamentos del gobierno, sus opciones promocionales, su papel en una posible
continuidad post Chávez. Los estudios de perfiles son profundos y detallados,
enriqueciéndose en tiempo real con numerosas fuentes de monitoreo
individualizado a cada uno de ellos. De esta forma la CIA estudia sus
costumbres, movimientos, preferencias, debilidades y vulnerabilidad. Cada
cuadro en Venezuela debe tener plena conciencia de su propio valor dentro del
proceso, sin subestimarse o sobrestimarse a sí mismo.
El
estudio de perfiles de la CIA generalmente no está encaminado, generalmente, a
matar a un dirigente. Hay ocasiones en que las balas no son necesarias, pues
las debilidades de los cuadros de dirección, su rejuego con tentadoras
provocaciones que ponen en tela de juicio a su lealtad, su falta de percepción
ante el sonsacamiento del enemigo o su falta de solidez de convicciones, lo
hacen un target con el cual trabajar. Su destino será entonces incierto: la
muerte política, la defenestración, la pérdida de confianza, el cuestionamiento
de las masas e, incluso, su vergonzoso pase a las filas de la oposición.
Yo,
como un sencillo revolucionario latinoamericano, recomendaría a cada uno que
siempre se pregunte cada día, cada minuto, en qué le falta cambiar, en qué le
falta comprometerse más, cómo puede ser de más utilidad al propio pueblo y a
Chávez. La gran mayoría de ellos salió de las filas populares y ha de ser una
divisa no alejarse de ellas bajo ningún concepto.
Otro
aspecto fundamental en el diseño de estrategias, teniendo en cuenta la amplia
longitud de la frontera colombo-venezolana, lo representa el estudio
pormenorizado de la misma, detectando aquellos lugares más propicios para
realizar incursiones de grupos armados aislados y su ulterior asentamiento en
territorio venezolano. Esos grupos cumplen diversas misiones violentas y
desestabilizadoras, así como se vinculan al comercio ilegal, el narcotráfico y
el tráfico de armamento.
La
CIA, con la ayuda de la derecha colombiana y de otras naciones, adiestra a
estos grupos en la lucha irregular y guerra de guerrillas. No es dudoso en
estos momentos que numerosos de estos elementos han recibido entrenamiento de
este tipo, basado en manejo de explosivos, comunicaciones, defensa personal,
inteligencia, defensa personal, lucha irregular y otras técnicas de combate, al
estilo de los SEALS o las fuerzas élites del Tzahal o el Mossad. Hasta el
momento existen informaciones confirmadas de que centenares de mercenarios
colombianos vinculados al paramilitarismo, ex combatientes latinoamericanos de
las guerras norteamericanas en Irak, Afganistán, Libia, etc.; varios
mercenarios europeos entre kosovares, húngaros, rumanos, españoles y de otros
lugares, se encuentran adiestrándose en bases secretas en Colombia, Panamá,
Honduras, La Florida e, incluso, en Israel. Los entrenadores son miembros
activos del Army y de la CIA, de los comandos sionistas y de fuerzas élites de
otras naciones europeas.
Estos
grupos especializados en micro invasiones tácticas, en la creación de
avanzadillas armadas en zonas aledañas a la frontera y que se ocultan en la
selva y en tierras pertenecientes a altos personeros de la oposición, son un
factor previsto por la CIA para actuar en el momento indicado, tal como podría
ocurrir ante una derrota electoral de la MUD en octubre próximo.
b)
Financiamiento y aprovisionamiento: Las fuentes de financiamiento para estas
operaciones secretas son diversas y proceden de diversas fuentes públicas y
partidas secretas.
Las
fuentes principales proceden de los Estados Unidos, muchas de ellas enmascaradas
mediante partidas de ayuda al desarrollo como la USAID, así como de las cuentas
secretas que manejan a su libre albedrío el pentágono y la CIA. Otras partidas
salen directamente de las arcas de gobiernos involucrados en la aventura contra
la Revolución Bolivariana como Israel, Arabia Saudita, Qatar, Alemania, Reino
Unido, Colombia, y otras naciones europeas. Una fuente de financiamiento se
lleva a cabo mediante ONGs, así como instituciones como Freedom House, Human
Right Watch, Reporteros Sin Fronteros, el IRI y otras. Estas últimas, en
realidad, se destinan a la subversión ideológica, aunque no se descarta el
empleo de algunos fondos para sufragar actos de violencia anti constitucional.
No
escapa al recelo de los más avezados el que la CIA esté nuevamente repitiendo
errores del pasado, con tal de camuflar la obtención de dinero abundante,
mediante el apoyo a los grupos paramilitares colombianos en el tráfico de
drogas. Un nuevo Irangate o el financiamiento a los talibanes contra Rusia,
facilitando las ventas de opio, son antecedentes cercanos que exponen la bajeza
moral de la Agencia.
Hay
también evidencias de que estas actividades se subvencionan con aportes de los
grandes bancos y los monopolios de comunicación, a través de los vínculos de
personeros de la SIP, el Banco Mundial y la CIA. Otro tanto, aunque menor, sale
de las arcas de la oligarquía venezolana, recelosa en dar dineros y presta a
recibir beneficios.
Sí
es comprobable el crecimiento del tráfico de armas en la región, el cual se ha
incrementado ostensiblemente. El armamento movido, por sus características,
recuerda mucho al concepto sionista de rapidez de movilización, por cuanto se
centra fundamentalmente en ametralladoras ligeras, morteros, lanchas rápidas,
helicópteros, sistemas de radar y aviones ligeros de gran movilidad. Unas
generaciones de drones como los minúsculos Switchblade (de apenas 2,7 Kg. de
peso y útiles para la observación y eliminación de blancos en zonas
irregulares, así como los ya probados Predatores o Reapers, también han sido
evaluados para determinadas contingencias coyunturales.
Una
de las debilidades a la que se enfrenta la Revolución Bolivariana ha sido la
incapacidad de controlar a cabalidad la región fronteriza dada la extensión de
la misma, 2.219 km, así como las condiciones naturales en la región. Con
independencia de que el ministro del Interior, Tareck El Aissami, indicó
recientemente que no hay presencia de grupos armados en la zona fronteriza con
Colombia, no hay que descartar que el grado de movilidad y desplazamiento de
los mismos los hagan prácticamente indetectables. El apoyo que reciben de la
derecha sirve igualmente para camuflarlos.
c)
Búsqueda y selección de la agentura: Este es uno de los pasos cruciales para
lograr la ejecución de los planes de la CIA en Venezuela y es un proceso
sumamente complejo, dado la multiplicidad de funciones y tareas a cumplir. La
selección de los potenciales agentes, plenamente identificados mediante un
estudio previo y caracterización mediante perfiles lo más completos posibles,
permiten a la CIA disponer de información objetiva, mesurable y concreta, así
como de posibles comportamientos en correspondencia con la misión a asignar a
cada cual. Está claro que cada misión requiere condiciones diferentes del
agente a captar. Lo que en uno puede ser una fortaleza para una misión
específica, puede convertirse en una debilidad ante otra misión diferente.
Los
oficiales indicadores, usando no solo sus habilidades personales, sino la más
avanzada tecnología, pueden armar un perfil completo del potencial candidato.
No basta una entrevista preliminar o ciertos niveles de acercamiento iniciales
para recabar información sobre el mismo. El estudio de su desempeño dentro de
las redes sociales, la revisión de su correspondencia y correos electrónicos,
la escucha de sus llamadas telefónicas, el análisis de su desempeño en su
esfera laboral, estudiantil o social más cercana, puede ofrecernos valioso
material informativo para la caracterización. Las fuentes cercanas al
candidato, sonsacadas adecuadamente, ofrecen también juicios de valor que deben
ser tenidos en cuenta.
Luego
de haberse configurado el perfil más completo posible, se pasa a la fase de
acercamiento, la que generalmente puede ser circunstancial o mediante otros
agentes que tienen acceso al mismo. Todo acercamiento conduce finalmente a un
encuentro cara a cara con el reclutador. Este proceso de socialización debe ser
bien estudiado previamente, evitando lo fortuito y haciendo prevalecer la
premeditación.
La
cuestión esencial para iniciar el reclutamiento del agente depende
principalmente de los datos obtenidos en el perfil elaborado por el Indicador
CIA, quien muestra claramente cuáles son sus motivaciones, ambiciones
personales, defectos, vulnerabilidades, vicios a explotar, información
plausible para presionar o chantajear –según el caso–, así como otras formas de
posible comprometimiento con la Agencia.
Por
regla general, tanto la CIA como cualquier agencia de inteligencia, prefiere un
potencial agente en que la motivación sea el leiv motiv principal. A falta de
ello, se emplean diferentes formas de comprometimiento que son generalmente
infalibles cuando el candidato tiene algo que esconder.
No
es raro que la CIA utilice aquellas brechas que ha encontrado en la preparación
de los perfiles de los candidatos al investigar sus antecedentes. Todo aquello
que sea aprovechable para presionar al candidato es un arma eficaz para
reclutarlo: deudas, adulterio, homosexualismo, participación en delitos,
ambición de poder o de dinero, infidencia, alcoholismo, otras dependencias,
etc.
En
casos necesarios, como un último recurso, se le coloca al candidato en una
situación altamente comprometedora, deliberadamente montada, en el que el mismo
ve a la Agencia como su única posibilidad de escapatoria.
Una
vez que se tiene bien claro quién es realmente el candidato, sumándole además
las ventajas evidentes como su posición dentro de las esferas gubernamentales,
políticas, partidistas, estudiantiles o sindicales; los rasgos de su
personalidad que le hacen apropiado para la misión a cumplir; así como otros
factores propios de su rango como accesibilidad a información, nivel de
socialización dentro de las esferas de poder, credibilidad, lealtad comprobada,
etc.; se pasa a su reclutamiento.
A
partir de este momento se inicia el importante proceso de prepararlo para la
misión. Él pasará a ser, según la CIA, "otro de nuestros hombres en
Caracas".
Todo
se ha hecho en el más completo silencio y compartimentación.
● ¿Cómo
capta la CIA a sus agentes en Venezuela? (3/3)
Luego
del complicado proceso de conformación de planes operativos por los analistas
de la CIA, su instrumentación operativa, selección del personal de agentura y
determinación de las fuentes logísticas y de financiamiento, se llevan a cabo
varias acciones que pueden desarrollarse en forma paralela o en momentos
sucesivos. Entre estas se encuentran:
1)
Creación de condiciones para la puesta en marcha de los planes operativos. 2)
Entrenamiento de los agentes seleccionados. 3) Establecimiento de las redes de
espionaje y determinación de las formas de comunicación, control y monitoreo.
4) Evaluación de los resultados.
En
el primero de los casos se necesita de un complicado conjunto de oficiales CIA,
cuyas misiones son fundamentalmente de soporte a las tareas de los agentes que
cumplen las misiones asignadas. Estos oficiales radican fundamentalmente en la
embajada norteamericana y son los encargados de dirigir a las redes que actúan
sobre el terreno.
Por
sus funciones, existen diferentes tipos de oficiales y agentes cuya actividad
puede ser claramente caracterizada:
Oficial
de Enlace: Es un oficial CIA acreditado legalmente en Venezuela con una fachada
diplomática y que subordina a un grupo de oficiales operativos en la misión
diplomática. En este caso este oficial sirve de jefe de la actividad de
inteligencia y coordina las acciones inter agencias representadas en el país,
tales como la CIA, el FBI, la DIA, el NSA y la DEA, entre otras. Con
independencia de que existen ciertas conjeturas que apuntan hacia James Derham
como el principal COS en Venezuela, está bien claro que hay otros oficiales de
la Agencia cuyo rol e importancia es cuidadosamente oculto con diversas
tapaderas, entre las que se destacan principalmente las Oficinas de Prensa y
Cultura, servicios consulares, agregados políticos y de la USAID.
La
función de estos oficiales operativos es la de crear redes de espionaje,
actividades de reclutamiento y sonsacamiento, atención a grupos provocadores
que actúan públicamente, atención a la agentura operativa y recolección de
información.
Varios
de estos oficiales se dedican a desarrollar la actividad de análisis sobre
objetivos dentro del gobierno, movimientos sociales, partidos políticos,
intelectuales, profesionales y líderes sindicales, campesinos e indígenas. Para
ello cuentan con una vasta red de colaboradores en las filas de la oposición y
que se encargan de tareas tales como seguimiento a dirigentes, acciones
provocadoras, búsqueda de información, tareas de comprometimiento y muchas
otras.
Muchos
de estos agentes operativos o de campo cumplen tareas de apoyo para la
instalación y ulterior funcionamiento de redes operativas, dedicándose a
búsqueda de casas de contacto, adquisición de equipos de comunicación,
armamento, transporte, colocación de medios de escucha, así como a la
conformación de perfiles por encargo de personas susceptibles de ser captadas
como agentes mediante diversas formas, que van desde el comprometimiento hasta
la libre colaboración. Varios de estos agentes se dedican a tareas de
seguimiento de personas de interés, al estudio de formas de acercamiento a los
mismos, a recopilación de información sobre ellos y a detectar posibles
vulnerabilidades.
Otros
agentes operativos desempeñan labores de subversión ideológica actuando directamente
con los representantes de la prensa opositora, de partidos anti bolivarianos y
diversos grupos sociales para hacer valedero el discurso político
contrarrevolucionario.
De
la misma manera, una de las misiones principales de la labor de los agentes operativos
de la CIA en Venezuela es la orientación a sus agentes para la promoción de
focos de tensión y la exacerbación del descontento popular ante las medidas
gubernamentales. Parte de este trabajo radica en la desinformación y la
tergiversación manipulada de las medidas gubernamentales, así como en la
afectación deliberada de los servicios y el desabastecimiento artificial a la
población, incitación a la violencia en los centros penales, afectaciones en el
servicio del metro, cortes injustificados del servicio eléctrico y otras
afectaciones creadas, en la mayoría de los casos, de manera solapada.
Es
bueno destacar el papel de agentes operativos que realizan labores de
infiltración dentro de los diferentes niveles gubernamentales, dentro de las
filas de los sindicatos y de las fuerzas progresistas, con la finalidad de
promover brechas en la unidad política e ideológica de los mismos. Durante
largas décadas la CIA ha obtenido excelentes resultados con estos
procedimientos de infiltración y los daños ocasionados aún perduran y tienen
efectos nocivos dentro de Venezuela.
A la
larga, estos agentes provocadores terminan sumándose públicamente hacia
posiciones de derecha, manteniendo sus vínculos con la agencia como elementos
de desestabilización y ataques ideológicos. Han sobresalido en estos casos
Armando Díaz, de Bandera Roja; Andrés Velázquez; Rafael Pizani Jr.; Teodoro
Petkoff; Pompeyo Márquez; Douglas Bravo; Gumersindo Rodríguez y Américo Martín;
entre otros. Fueron, en esencia, topos de la CIA.
Un
factor clave del trabajo de la CIA en Venezuela lo es el disponer de una
extensa red de colaboradores e informadores, que no necesariamente se
involucran como agentes. Simplemente su colaboración parte de posiciones
ideológicas, ambiciones personales, necesidad de favores y otras motivaciones,
cooperando de manera activa con los oficiales operativos que los han logrado
convencer de su apoyo.
Gracias
al trabajo de los agentes de campo y de los colaboradores, la CIA ha logrado
contar con un apreciable y efectivo grupo de personas capaces de ofrecer las
tapaderas, coberturas y apoyo necesarios a los agentes que ingresan desde el
exterior para cumplir sus misiones o que se mueven como agentes flotantes
dentro del país, sobre todo para cumplir funciones de monitoreo en tiempo real,
recepción de información, impartir orientaciones, realizar determinadas
acciones violentas como secuestros, asesinatos y atentados, así como otras
diversas misiones.
Estos
colaboradores contribuyen a dar un marco de legalidad a la presencia de los
agentes de penetración o indicadores. Este tipo de colaboradores no excluye la
existencia de un grupo que actúa por motivos diversos tales como estimulación
monetaria, venganzas, etc., y que sirven para fortalecer ciertas fachadas a los
agentes de campo, como son las prostitutas, maleantes, personajes corruptos y
otros prototipos.
Un
tema controversial para el contraespionaje en Venezuela lo representan dos
tipos de agentes muy empleados por la CIA: los Agentes Bandera y los Agentes
Liquidables. En el primero de los casos son agentes que ofrecen información y
cumplen tareas del enemigo, sin pensar que están sirviendo a la propia CIA.
Pasan información sobre dirigentes y otros temas sensibles a supuestos
servidores del gobierno, quienes los han sonsacado con esta falsa imagen.
Por
ello, es importante no compartir información con personas a las que no se haya
debidamente comprobado su papel dentro del gobierno. En el caso de Agentes
Liquidables hay que entender que son parte del juego operativo y que, generalmente,
ofrecen pistas demasiado evidentes que conllevan a su captura. Su fin, muchas
veces no premeditado por ellos, es desinformar a los órganos de
contrainteligencia bolivariano.
La
segunda cuestión esencial es el entrenamiento del agente que cumplirá la misión
diseñada por la CIA, y el que debe corresponderse con las características de la
misma.
Un
entrenador de la CIA, Chase Brandon, caracterizó los métodos y el complejo
proceso de reclutamiento de su institución de la siguiente manera: “El
entrenamiento que se lleva a cabo en la Agencia es muy interesante y, de hecho,
tenemos un área dedicada exclusivamente al entrenamiento clandestino de
nuestros oficiales de operaciones.” (…) “Yo soy consciente de que la gente cree
que nosotros llamamos La Granja a esa área.
En
los términos más clásicos de la Agencia, yo no puedo ni afirmar ni negar que
ese lugar exista efectivamente, pero lo que sí puedo decir es que si nosotros
quisiéramos darle un nombre interesante a un lugar de entrenamiento como ese,
La Granja sería probablemente un nombre más que adecuado.”
El
propósito de un buen entrenamiento es, primero que todo, aprovechar las
potencialidades específicas del futuro agente, así como desarrollar aquellas
que le sean de utilidad en su trabajo posterior en el terreno. Los resultados
deben lograr una combinación de conocimientos, aptitudes, habilidades y rasgos
personales distintivos, entre los que sobresalgan la discreción, alto grado de
socialización, estabilidad emocional ante situaciones de riesgo, creatividad,
motivación, apego a las normas, versatilidad, capacidad de desdoblamiento,
memoria efectiva, dotes histriónicas, capacidad de sonsacar, conocimiento de
idiomas, rapidez de aprendizaje, adaptabilidad, alto poder de observación,
destreza en la manipulación del armamento, dominio de tecnologías de la
comunicación, poder distinguir lo importante y prioritario, don de gentes y
compromiso.
Por
norma general, el agente es aislado y se dedica a estudiar las características
de la zona o país en el que operará. Debe estudiar la historia, la geografía,
las costumbres y hábitos de las gentes, su forma de expresarse y todo lo que le
permita pasar inadvertido de acuerdo con su leyenda. Si asume una identidad
falsa, debe estudiar rigurosamente el leyendamiento de la fachada que asumirá.
Esto es vital en esta fase del entrenamiento.
Los
conocimientos generales que requiere dominar un espía son universales y
comprenden estudios de tablas de indicios, chequeo y contrachequeo, escritura
secreta, medios de comunicación, preparación de buzones y escondrijos, técnicas
evasivas, defensa personal, reglas para el contacto con su oficial operativo y
otros procedimientos elementales, que incluyen, desde luego, las técnicas para
burlar el polígrafo y las técnicas de interrogatorio.
Aunque
todas estas características han de ser afines a cualquier agente, con
independencia de las tareas que realizará, existen otros conocimientos más
específicos, según la misión sea relacionada a actividades violentas o lucha
irregular. En este caso es indispensable tener un estado físico óptimo, ser
experto en armas de diverso tipo, resistencia ante el aislamiento o la tortura,
ser un tirador certero, especialista en explosivos, habilidad en el manejo de
varios tipos de vehículos, experto en combate cuerpo a cuerpo, gran capacidad
de movilidad, estar familiarizado en los procedimientos de combate en la selva
o en las ciudades, enmascaramiento, etc.
Para
la CIA es sumamente ventajoso reclutar y preparar agentes con cierta
experiencia anterior que se corresponda con las tareas que realizará en
Venezuela. Por ello son sumamente preciadas para la Agencia aquellas personas
que han combatido con anterioridad y que hayan servido en las fuerzas armadas,
en grupos paramilitares o como mercenarios a sueldo.
Actualmente
muchos de estos agentes se entrenan, como señalamos anteriormente, en varios
países y su finalidad es ser empleados como fuerzas agresivas contra Venezuela.
Por el concepto de los planes estratégicos del Pentágono y la CIA, estos
agentes no son realmente unidades regulares sino pequeños destacamentos
móviles, de gran capacidad combativa y cuyas misiones son propias de las
fuerzas irregulares. Los planes estratégicos que incluyen una intervención
militar directa no excluye, por supuesto, el empleo de estos grupos como teams
de infiltración en la retaguardia. De la misma manera, su movilidad,
versatilidad, capacidad de fuego, entrenamiento y otras fortalezas, los hacen
efectivos para dar golpes sorpresivos a las fuerzas vivas y contra objetivos
militares, políticos y económicos a lo largo del país, fundamentalmente en las
zonas fronterizas.
Estos
grupos, tanto por su diseño como su preparación, los hacen cercanos a los
grupos contrarrevolucionarios que actuaron en Libia y lo hacen actualmente en
Siria. De la misma manera, estos agentes están capacitados para llevar a cabo
la eliminación selectiva de mandos militares, dirigentes políticos y otros
objetivos de interés en las zonas en las que operan.
La
CIA ha concebido este tipo de grupos operativos en situaciones coyunturales,
derivadas del contexto político específico en que viva en Venezuela. Son
propensos a realizar provocaciones armadas, montajes bélicos en forma de
autoagresiones, ataques relámpagos, secuestros y aniquilación, sabotajes y
otras contingencias, relacionadas con la subversión.
La
reciente aparición de armas sofisticadas por parte del Pentágono y la CIA,
tales como un proyectil cuya alta sofisticación le permite, según sus
creadores, “dirigirse por sí solo, corregir su vuelo e impactar en un blanco
designado a través de un sensor óptico”, a una distancia efectiva de hasta un
kilómetro y el empleo de minúsculos drones conocidos como Switchblade (Navaja),
empleados ya en Afganistán y que apenas pesan 2,7 Kg, siendo capaces de
transportarse en una mochila, y de volar a una altura de 150 metros, con alta
eficacia en la observación y eliminación de blancos, los hacen factibles de ser
usados por fuerzas ligeras como estos grupos que están siendo entrenados por la
CIA, en bases de EE UU, Colombia, Panamá, Israel, México, Honduras y,
probablemente en Uruguay y Chile.
Estos
grupos de choque actúan también como redes de espionaje, al igual a las que se
preparan por la CIA en ciudades como Caracas, donde se han montado los
requerimientos logísticos necesarios, como casas de contacto, buzones,
armamento, transporte vehicular diverso, medios de comunicación sofisticados,
fuentes de dinero fácilmente accesibles, apoyatura y monitoreo permanente por
parte de los oficiales operativos.
Ya
existen varias de estas redes actuando en Venezuela y no deben creerse impunes.
La gran tarea de los órganos de contraespionaje bolivariano es penetrar a las
mismas y mantenerse vigilándolas hasta que llegue el momento de su
desarticulación. Eso, sin lugar a dudas, se está haciendo.
Estas
mismas redes, que cumplen tareas diversas, disparan un flujo informativo
permanente que va a parar al centro de la CIA en Caracas y Langley, así como al
propio Pentágono. Allí son procesadas por los analistas de estas instituciones
hasta el más mínimo detalle.
Estos
analistas reúnen también ciertos requisitos como los propios agentes, aunque su
misión parezca abstracta y diferente entre ellos. Sin embargo, un analista
efectivo son curiosidad, objetividad, imparcialidad, paciencia, utilización de
instrumentos de prospectiva, sistematización de datos, eficiencia en la
formulación de hipótesis, alto nivel de especialización, alto grado de
compartimentación, respeto a las reglas institucionales, etc.
Con
el análisis de la información recopilada, más valiosa cuando se obtiene en
tiempo real, parece cerrase un ciclo, que siempre generará otras acciones
posteriores.
Hoy
en día la CIA actúa en Venezuela, más no lo hace con completa impunidad.
Siempre habrá un ojo que lo verá todo y un oído que sabrá lo que dicen sus
agentes. Es una batalla de hombres con principios contra mercenarios y medios
sofisticados. Es una batalla a favor de la verdad y la razón. Es una batalla
por la Patria de Bolívar.
Leon
Panetta se quedará con las ganas, ahora, como con las inútiles “sorpresas” que
prepara para el 7 de octubre.
Percy Francisco Alvarado Godoy
Actores y planes de la CIA en Venezuela
La CIA, como mujer provocadora e
insensible, acecha a cualquiera usando las más impensadas argucias. Seduce,
sonsaca, compromete, compra voluntades y hace mil malabares diferentes para
lograr sus objetivos. Con esa forma de actuar llegó una vez a Venezuela para no
irse nunca, convirtiéndose en un
fenómeno omnipresente, anquilosado desde hace décadas, como un mal permanente
que debe ser arrancado de raíz alguna vez.
Llegó y se quedó, como ya dije, campeando por sus respetos, enviada por
su entonces director Allan Dulles, quien la dirigiría desde 1953 hasta 1961
desde KUBARK, como es codificado el Cuartel General de la CIA. Llegó y cumplió
sus misiones, favorecida por la oligarquía venezolana, quienes se arrodillaban
ante ella, no por su belleza, sino por sus tentadoras propuesta, Así,
impunemente, se coló en todos los estratos de la política venezolana, asumiendo
el rol de dirigirlo todo sin miramientos, haciendo de presidentes, generales,
diputados y oligarcas sus más fieles
servidores.
Mucho daño hizo la CIA en Venezuela y
mucho luto sembró por doquier mediante operaciones identificadas como KUCAGE
(para acciones paramilitares y de propaganda), KUCLUB (Oficina de
comunicaciones), KUGOWN (Propaganda), KUHOOK (Logística), KUSODA (Interrogatorios
CIA), la ODACID en Caracas (representación del Departamento de Estado) y los
oficiales de United States Department of Defense, identificados por el
criptónimo ODEARL.
Supo
explotar debilidades y ambiciones, reclutar a los más derechistas, como alguno
que otro “izquierdista”, cuyos principios se doblegaron por un puñado de
dólares o para alcanzar sucias aspiraciones personales. Todo cambió para ella,
luego de más de cuatro décadas, con el arribo de Hugo Chávez y la Revolución
Bolivariana, y, entonces, se vio obligada ella misma a cambiar, a
transformarse. A partir de ese momento la estación CIA en Caracas, al igual que
los jefes de las oficinas centrales en Langley, establecieron una nueva forma
de actuar, tanto en la búsqueda de su agentura, como en la planificación de sus
actividades futuras.
Mas la CIA no estaba derrotada, ni sola.
Contó desde ese momento con centenares de antiguos colaboradores y los fue
usando para cumplir los más diversos planes elaborados por los especialistas de
las distintas Oficinas de Planes y Operaciones, sobre la base de un permanente
flujo informativo sensible -identificado como RYBAT-, elaboración de planes
multidireccionales, difusión de campañas mediáticas y la realización de todo
tipo de acciones encubiertas.
El gran número de agentes que han
servido a la CIA en Venezuela en todos estos años, ha tenido diferentes
orígenes. Es cierto que la CIA se ha caracterizado por pagar satisfactoriamente
a sus agentes y la mayoría de ellos fueron motivados por ambiciones materiales.
Hay, sin embargo, en los últimos años, un importante número de agentes
operativos y colaboradores han sido empleados, teniendo en cuenta en sus
perfiles la existencia de un odio irracional a la Revolución Bolivariana. Las
promesas de recuperar el terreno perdido, así como satisfacer sueños
protagónicos, ansias de poder y otras diversas motivaciones, han sido factores proclives para un
reclutamiento eficaz.
Creo que es oportuno caracterizar
someramente cómo ha actuado la CIA en Venezuela, su forma de operar y quiénes
han sido sus más sobresalientes aliados en estos largos años. Mucho se ha
escrito al respecto, pero bien vale la pena examinar este accionar para recabar
experiencias, sacando las mejores lecciones posibles.
ANTECEDENTES
Ese actuar malicioso de la Agencia
comenzó aún antes del derrocamiento de Pérez Jiménez, hecho que levantaría una
profunda preocupación en Estados Unidos, dada la participación activa de
fuerzas de izquierda en este acontecimiento. Para la Casa Blanca, la “democracia”
estaba en serio peligro en Venezuela. La CIA, entonces, fue la encargada de
operar rápidamente para neutralizar las repercusiones políticas dentro del
país, convirtiendo a la embajada norteamericana en una activa estación, llena de oficiales de
experiencia y un hervidero de maquinaciones turbias. Ya varios planes se habían
iniciado desde hacía algún tiempo, sobre todo el dirigido a la eliminación
física, por las fuerzas policías del tirano defenestrado, de varios dirigentes políticos, abriéndole paso de esta forma a un
comprobado agente de la CIA: Rómulo Betancourt. Este político sin pudor pasó un
camino sin tropiezos hacia la dirección del partido Acción Democrática y a la
asunción a la presidencia.
Henry López Sisco |
Todo esto fue planeado y urdido por la
CIA. Una de sus piezas fuertes en el rejuego político a favor de los intereses
norteamericanos y de la oligarquía fue Henry López Sisco, quien fungió como
represor principal desde su puesto como jefe en la DIGEPOL y de la DISIP,
posteriormente. No importaba qué partido estuviera en el gobierno, ya fueran
los de Acción Democrática o del COPEI, pero la CIA mantuvo a su agente
preferido a toda costa, incluso desde sus tiempos en la PTJ. Luego le
entrenaría adecuadamente en Fort Bragg, sin ser un militar de carrera, y lo convertiría en un eficiente represor,
especialista en anti subversión, contrainteligencia, torturas, sonsacamiento,
técnicas de manipulación sicológica y manejo de explosivos.
López Sisco, apenas retornó a Venezuela,
aplicó las enseñanzas de la Agencia y creó los Grupos Comando, caracterizados por su
agresividad contra las fuerzas de izquierda y dirigentes, a los que
identificaba en sus informes como BGGYPSY. De la misma manera logró captar a un
grupo de personas para infiltrar al movimiento revolucionario y otras fuerzas
de izquierda, reclutando para la CIA a algunos miembros de estos, como Tarzan
Núñez Tenorio y Adolfo Meihart Lares, devenidos en delatores y colaboradores de
los planes de aniquilamiento de la oposición en esa época. Junto a él estaba
otro connotado agente de la CIA, Luis Posada Carriles y varios de los agentes
de origen cubano participantes en la operación 40.
La labor de zapa de la CIA dentro del
movimiento de izquierda daría sus frutos a corto y a largo plazo. Muchos auto
titulados izquierdistas como Américo Martín, Teodoro Petkoff, Moisés Molerio y
Juvencio Pulgar, fueron sonsacados o colaboraron con la Agencia, tomando
posteriormente un posicionamiento hacia la derecha a través del MAS.
Venezuela, convertida en traspatio del
imperialismo, poco pudo hacer, más que contemplar cómo impunemente había sido
repartida entre los monopolios norteamericanos y los más sobresalientes
oligarcas. En realidad, el derrumbe de Pérez Jiménez y la
continuidad adeco copeyana en el gobierno, surgida por indicación de la CIA, no
representó cambio alguno, sino significó un re fortalecimiento de la estrategia
represiva, a partir del macabro Pacto de Punto Fijo, validando un modelo de
desarrollo basado en la defensa del capital privado, extranjero y nacional, en los
subsidios al sector privado, y en pálidas reformas económicas y sociales. Otras
argucias usadas fueron la neutralización
del papel de los FF AA, las alianzas con la Iglesia y una efectiva defensa de
la oligarquía nacional a través de la gestión mediática y económica.
La indómita Venezuela no pudo estar
quieta y surgieron movimientos de izquierda que, dirigidos por el Movimiento de
Izquierda Revolucionario (MIR) y el Partido Comunista de Venezuela (P.C.V), se
lanzaron a la guerra de guerrillas en casi todo el país. Nuevamente la CIA
actuó con inmediatez y fortaleció la represión en gran escala, usando a su
engendro: la DIGEPOL. Surgieron en ese tiempo alzamientos militares como el
Carupanazo y el Porteñazo, en 1962, siendo muchos de los militares
insubordinados quienes se integrarían a las
Fuerzas Armadas de Liberación Nacional (FALN), devenidos entonces en
seres perseguidos y reprimidos por grupos contra guerrilleros entrenados por la
CIA y el Pentágono, los ya desaparecidos “Cazadores”.
La actividad guerrillera iniciada
durante la presidencia de Rómulo Betancourt, se extendió durante el mandato de
su sucesor, Raúl Leoni.
Se sabe que la CIA empleó en Venezuela,
dirigida por la Oficina de Coordinación
Política, una variante de la “Operación Sinsonte”, que consistió, desde sus
inicios, en emplear a periodistas reclutados por la CIA, así como a los medios
ideológicamente identificados con las posiciones norteamericanas, para
manipular la información y distorsionar las realidades, actuando sobre el
estado de opinión del público, articulando la desinformación, la propaganda, la
subversión, la penetración de las fuerzas de izquierda, la guerra económica y
otras operaciones desestabilizadoras, para frenar a los movimientos revolucionarios
que despuntaban en esos años. Fue Frank Wisner, director de la OCP, quien
promovió este tipo de operaciones que aún hoy se usan por la CIA contra países
como Cuba, Ecuador, Venezuela, Siria, Bolivia, Nicaragua y otros. Como
resultado de Sinsonte se trató de condicionar la percepción de la población
venezolana contra los movimientos revolucionarios, a los que calificaban de
terroristas.
Allen Dulles, Richard Bissell, John F. Kennedy and John McCone (April 1962) |
Toda la actividad de la CIA hasta esos
momentos era dirigida por John Alexander McCone, quien contó con el apoyo de
la Oficina del Consejo General y otras
divisiones de la CIA, hasta que renunciara en 1965. Un papel relevante en la
actividad de la CIA en Venezuela lo desempeñó, particularmente, Richard Helms,
quien se ocupó de la Dirección de Operaciones y que asumiría el segundo escalón
de la Agencia en 1965, la que era dirigida por William Raborn, al que sustituyó
en 1966 por indicación del presidente Lyndon Johnson.
Helms, ya como jefe de la CIA, fue el
encargado de desarrollar el Proyecto FUBELT en 1970, por indicaciones del
presidente Richard Nixon y de su Consejero de Seguridad Nacional, Henry
Kissinger. El objetivo era impedir el arribo a la presidencia de Salvador
Allende, para lo que maquinó la realización de un golpe de estado en Chile.
Todo el andamiaje de la CIA, concentrado en la recién creada División del
Hemisferio Occidental, dirigida por David Atlee Phillips, empleó cuantiosos
recursos para cumplir su macabro plan. Varios de los agentes de la CIA que
operaban en Venezuela se involucraron al mismo, como fue el caso de Luis Posada
Carriles. A cargo del Proyecto FUBELT se encontraba el segundo de Atlee
Phillips, Thomas Karamessines. Este siniestro proyecto movilizó a gran parte de
oficiales de campo de la CIA y activó las estaciones radicadas en Sud América,
incluyendo a la embajada gringa en Caracas.
Existen evidencias de que la CIA,
particularmente los oficiales de la Dirección de Operaciones, fueron los
encargados de la represión en Venezuela durante las décadas de los años 60 y
70, respondiendo a las indicaciones del Consejero Nacional de Seguridad. Cómplices de la CIA
fueron Rafael Caldera y Carlos Andrés Pérez, quienes le dieron amplias
prerrogativas operacionales.
En febrero de 1973, el presidente Nixon
nombró a James Schlesinger director de la Agencia Central de Inteligencia
(CIA), después de haber despedido a Richard Helms, el anterior jefe de la misma,
por negarse a bloquear las investigaciones sobre el escándalo Watergate. William
Colby fue nombrado su sucesor.
William Colby |
Colby desarrolló a un nivel de
efectividad a la Agencia y su papel para subvertir mediante el manejo manipulado
de la información. No en balde declaró en una oportunidad:”La CIA controla a todos los que son importantes en los principales
medios de comunicación”. Colby había servido como Director de Inteligencia durante
los mandatos de Richard Nixon y Gerald
Ford, hasta su remplazo, el 30 de enero
de 1976, por George H.W. Bush, quien serviría en ese cargo hasta enero de 1977.
Colby logró asimismo aumentar las
fortalezas de la CIA con el apoyo de las directivas del Consejo de Seguridad
Nacional (NSC), conocidas como NSC10/1 y
NSC10/2, mediante las cuales le dieron cobertura “legal” a toda una serie de
prácticas inconstitucionales y violatorias del derecho internacional, a la vez
que permitieron el desarrollo de actividades injerencistas en todo el mundo, afectando particularmente a Vietnam,
Venezuela y otras naciones como Cuba. Baste recordar que Colby fue el artífice
de la “Operación Phoenix”, la cual provocó el exterminio de cerca de 40 mil sud
vietnamitas a manos de la CIA.
En los años 70, mientras gobernaba
Rafael Caldera, la CIA coordinó la llamada “Operación Canguro”, que consistió en el allanamiento
de la Universidad Central por numerosos efectivos fuertemente armados. Es durante
su gobierno que la DISIP sustituyó a la DIGEPOL, fortaleciendo a este aparato
represivo con varios agentes cubanos de la CIA, delincuentes, mercenarios y
otros represores. Sustituido Caldera por otro agente de la CIA, Carlos Andrés
Pérez, en su primer mandato entre 1974 y 1979, la Agencia siguió moviendo a su
libre albedrío las fichas del poder, usando incluso a Venezuela y a varios de
sus ciudadanos dentro de la “Operación Cóndor”, bien como represores o como agentes
de apoyo.
LOS CAMBIOS EN LOS PLANES DE LA CIA.
La
realidad innegable de la tragedia
venezolana fue que los derechos humanos fueron irrespetados, vapuleados e
ignorados
desde dictadura de Marcos Pérez Jiménez y los gobiernos ulteriores de
Rómulo Betancourt, Raúl Leoni, Rafael Caldera, Luis Herrera
Campins, Carlos Andrés Pérez, Jaime Lusinchi; así como los segundos
gobiernos
de Pérez y Caldera, Decenas de nombres representan el martirologio del
pueblo
venezolano, tales como los de Alirio Méndez, Pilar Ponce, Pedro José
Ramos,
Oswaldo González, incrementándose durante el Caracazo a niveles
sorprendentes.
El
Caracazo representó la muestra más evidente del descontento popular ante las
políticas implementadas por los gobiernos represores de la oligarquía
venezolana. Esta muestra de desafío del pueblo fue reprimida brutalmente por los
órganos policiales, las fuerzas armadas y de la CIA, provocando la muerte de
miles de personas. Evidentemente, Venezuela
apostaba por un cambio radical y
comenzaron a aparecer señales de descontento por todo el país. Dos intentos de
golpe de estado promovidos en 1992, aunque fracasaron, comenzaron a preocupar a
la CIA y a los cuerpos represivos de la oligarquía venezolana, la que presionó
a la destitución de Carlos Andrés Pérez
en mayo de 1993.
Hugo Chávez, febrero de 1992 |
La asonada militar del 4 de febrero de 1992, dirigida contra Carlos
Andrés Pérez y cuyos líderes fueron los tenientes coroneles del ejército Hugo
Chávez, Francisco Arias Cárdenas, Yoel Acosta Chirinos y Jesús Urdaneta, fue un
augurio de esa necesidad de cambios y de la aparición de nuevos sujetos dentro
del escenario político del país. Esa percepción, con independencia de las
muertes ocurridas, las detenciones de los implicados y los heridos en combate,
fue confirmada inobjetablemente. Si no cambiaba Venezuela, se hundiría en una
mayor pobreza y la sumisión a las grandes potencias continuaría vulnerando su
independencia. Este movimiento del 4 de febrero tenía un alto contenido
político por cuanto cuestionaba no solo la gestión política del gobierno, su
inconsecuente neoliberalismo, la depauperación de la calidad de vida del pueblo
y la oposición a los altos niveles de corrupción imperante en la nación,
incluida la de los altos mandos de las FF AA., entre otras demandas.
Otro intento similar se repitió el 27 de
noviembre de 1992, con la participación de varios civiles y militares,
dirigidos por Hernán Grüber Odremán,
Luis Enrique Cabrera Aguirre, Jesse Chacón, Francisco Visconti Osorio; y militantes
de los partidos Bandera Roja y Tercer
Camino.
Otra vez apareció en escena Rafael
Caldera en 1994, cargado de promesas incumplidas. El deterioro de la economía
venezolana la hizo caer, inevitablemente, en manos del Fondo Monetario
Internacional (FMI), quien se sumó a los tradicionales estafadores del pueblo
venezolano. Una de sus únicas acciones justas fue la liberación de Hugo Chávez
y los otros encarcelados, aunque se sabe que lo hizo como una maniobra política
para ganar la aceptación de las fuerzas de izquierda venezolanas.
El nuevo actor protagónico en la escena
política venezolana, Hugo Chávez Frías, no había sido pasado por alto por la
CIA., la que fue elaborando a lo largo de los años un amplio perfil del actual
mandatario. Este vasto expediente, además de su biografía, contiene abundante
información sobre su persona proveniente de fuentes públicas y secretas.
Asimismo contiene un perfil sicológico elaborado por especialistas de la
Agencia con una amplia caracterización de su personalidad. La CIA cuenta con un vasto material de
grabaciones públicas y secretas sobre Chávez, así como una extensa fototeca y
una amplia videoteca sobre su persona.
Varias han sido las fuentes que ha
empleado la CIA para caracterizar a Hugo Chávez como persona, destacándose
dentro de las mismas a varios de sus antiguos aliados y amigos cercanos que lo
conocieron durante largo tiempo.
Las informaciones recopiladas sobre Hugo
Chávez y a su gestión de gobierno, principalmente las obtenidas por medios
técnicos, arriban a la CIA mediante diversas vías, una de ellas a través de su
estación en Caracas, que usa el acrónimo RUEHCV, y que se dirigen a varios
usuarios, entre ellos el Departamento de Estado, la DIA y la Dirección de
Inteligencia de la CIA, particularmente
a la Oficina de Análisis de Asia-Pacífico, Latinoamérica y África, y a la
Oficina de Dirección del Análisis. Otro
de los usuarios de estas informaciones es la Dirección de Operaciones, la que
surte fundamentalmente de la información de agentes de campo y sus oficiales
operativos (HUMINT)
Un papel primordial en la recopilación
de la información sobre Venezuela y su presidente lo desempeña la Dirección de
Apoyo (DS), encargada de asegurar que las Direcciones de Inteligencia, Operaciones
y Ciencia y Tecnología puedan contar con las facilidades para realizar sus
misiones, lo que implica que muchos agentes de la CIA actúen en el campo de
operaciones, tanto en la embajada, como por todo el país, utilizando diversas
tapaderas. La misión esencial de DS es buscar el marco idóneo para realizar
actividades de seguimiento, escucha y monitoreo de los dirigentes bolivarianos;
garantizar los canales de comunicación idóneos para la transmisión de
información, bien sea por medios técnicos como mediante la agentura; facilitar
el armamento y la logística para el cumplimiento de las misiones sobre el
terreno; crear las condiciones para asegurar los flujos financieros para el
desarrollo de la misión; así como garantizar la evacuación seguirá de los
agentes operativos.
La DI, creada desde 1952, se encarga de
analizar el extenso flujo informativo y condensarlos en valoraciones analíticas
que sirven para la toma de decisiones, tanto para el propio presidente, los Departamentos
de Estado (RUEHC), Consejo de Seguridad Nacional (RHEHAAA), Comando Sur (RHMFISS),
División del hemisferio Occidental (RUEHWH) y Defensa (RUEKJCS), así como para
el Director de la CIA. Ello requiere que dichos análisis sean oportunos, acertados y objetivos. Son la
fuente básica de quienes establecen las políticas a seguir. Obviamente, estos
análisis se conforman como el Informe Diario Presidencial y la Revisión de
la Inteligencia del Mundo (WIRe).
Se ha podido confirmar que el órgano
clandestino de la CIA, identificado como NCS, se ha encargado en Venezuela de ser
el principal organizador de la agentura operativa, de acciones encubiertas y de búsqueda de información a través de la
misma. Es la rama de la agencia que realmente ejecuta los planes elaborados por
Estados Unidos en territorio venezolano y en los países vecinos. Por su amplia
gama de acciones, es el más serio peligro a enfrentar por la Revolución Bolivariana.
- See more at: http://percy-francisco.blogspot.com/2012/06/actores-y-planes-de-la-cia-en-venezuela.html#sthash.xDCMdKVb.dpuf
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