Emilio Ichikawa publicó ayer una interesante nota
sobre el informe de los gastos incurridos por la Fundación para los Derechos
Humanos en Cuba (FHRC), suerte de explicaciones sobre el uso del dinero
recibido por EE UU para mantener la subversión en Cuba durante el pasado 2013.
Los autores no escatimaron en gastos para fabricar un largo dossier de 20
páginas –elaborado a todo color y bello diseño, como para hacerlo más creíble-,
para rendir cuenta sobre cómo han usado ese dinero sucio para comprar
mercenarios y mantener sus planes desestabilizadores en la Isla. ¿Por qué esa
prisa en hacer públicas estas cifras? Es evidente que se ha hecho para eliminar
suspicacias y recelos sobre el uso real de esos fondos, luego de que el negocio
del financiamiento a la contrarrevolución ha estado desde hace mucho tiempo en
la mirilla de la opinión pública constantemente.
La primera pregunta cae por sí sola: ¿Por qué,
ahora? Es obvio que la lucha por el dinero para sufragar a la contrarrevolución
ha sido siempre un pingüe negocio y los señores de la FHRC –atados al cordón umbilical
de la FNCA-, pretenden “convencernos” de su transparencia, sobre todo cuando
las corruptelas y las estafas han sido siempre un mal mayor siempre latente en
sus acciones. De más está decir que todo el mundo considera que esto de
mantener a mercenarios y provocadores perjudica doblemente a los contribuyentes
norteamericanos. Por un lado, su dinero se gasta en subvertir el orden
institucional de una nación a la que no se ha declarado legalmente la guerra. Por
otro lado, todos esos desembolsos millonarios de dinero son usados en una
conspiración destinada a un rotundo fracaso.
Lo cierto es que la FNCA, dirigida por estafadores y
terroristas está involucrada con la FHRC, ya que dentro de sus directores se
encuentran nada menos que Jorge Mas Santos y Pepe Hernández, éste último
planificador de actos terroristas contra la Isla. Yo fui testigo directo de esto pues infiltrado
en su ala paramilitar, varios directivos de la misma me orientaron directamente
realizar actos de espionaje, estudios de vulnerabilidad, sabotajes y otras
acciones violentas contra objetivos económicos, políticos y sociales en Cuba.
Eran ellos el propio Pepe Hernández, Salvador García Cordero, Luis Zúñiga Rey y
Arnaldo Monzón Plasencia.
Creada en 1992, la FHRC dice “atender” a unos 60 grupúsculos de la contrarrevolución
interna, integrados por cerca de 1,300 a
lo largo del país. Estos grupos, según justifica en el informe, realizaron
cerca de 600 actos provocativos y shows mediáticos en la Isla durante 2013. Esa
“atención” de la FHRC abarca a los principales grupos contrarrevolucionarios
como las Damas de Blanco, UNPACU, la CDHRN, prestando especial atención en eso
de abastecer de logística y abundante dinero a mercenarios como Berta Soler,
Guillermo Fariñas, Yoani Sánchez, Laritza Diversent y Elizardo Sánchez, entre
otros.
De esta forma, el informe de la FHRC desglosa sus “gastos”
de la siguiente manera, aunque fuentes confiables dicen que existen desvíos de
estos fondos hacia otros fines y que no todos los desembolsos reportados han
sido reales, ni tampoco han tenido el uso previsto:
- 80,000 USD en 700 teléfonos celulares, laptops y
equipamiento.
- 97,000 USD en prepagos de cargas de teléfonos.
- 200,000 USD en ayuda humanitaria directa a unas
500 familias en Cuba. (Lo que parece ser la parte central del desvío de estos
fondos)
Luego de un minucioso y detallado recuento de
supuestas miles de llamadas a Cuba –evidenciando que las mismas son usadas para
dar las orientaciones a sus asalariados y recoger información de interés-, la
FHRC reconoce que ellos se encargan no solo de monitorear las acciones
desestabilizadoras de los mercenarios, así como dar respuestas a sus demandas
en tiempo real.
Uno de los principales gastos reconocidos por la FHRC
fue el incurrido para lo que llama “reunión histórica” de Berta Soler y
Guillermo Fariñas con el Presidente Obama, en Miami, así como el aseguramiento
para sus viajes a EE UU y en los encuentros con miembros de la élite de poder
en Washington. Otros de los gastos en que ha incurrido la FHRC fue por el entrenamiento de 49 mercenarios en el
exterior, así como las visitas realizadas por ellos a 15 países para lanzar su
discurso mediático anticubano. También reconocen su accionar para penetrar a
las comunidades cubanas con proyectos como las llamadas Bibliotecas Cívicas y el
apoyo a músicos contestatarios como Gorki Águila y el proyecto Omni Zona
Franca.
Otro de sus “logros” es la realización del curso en
el Miami Dade College, a partir del proyecto “Somos un solo pueblo”, exclusivo
para mercenarios y sus familiares.
En resumen, la FHRC es una parte más de los
proyectos y grupos dirigidos a derrocar a la Revolución Cubana, capitaneados
por la USAID, en un desesperado esfuerzo que no tendrá resultado alguno, para
desgracia de los bolsillos del ciudadano norteamericano y para suerte de
aprovechadores y delincuentes. De esta forma, los 3,4 millones de USD otorgados por la USAID a la FHRC para el período que media entre septiembre del 2011 hasta septiembre del 2014, traerá solo pleitos, gastos inútiles, enriquecimiento de oportunistas y un
agrio tufillo con sabor a trampa.
Percy Francisco Alvarado Godoy.
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