Así me escribió en estos días un camarada muy apreciado por su sapiencia, su trayectoria y su integridad revolucionaria.
“Respetado y estimado camarada: Lo que ustedes está viendo allá por TV sobre Venezuela, es una pequeña parte del tsunami que la ultra derecha esta causando. Arrancan árboles y semáforos, y los tiran en la vía pública. Destruyen parques, centros e instituciones públicas (mensaje subliminal y semiótico que va cargando de rabia y rabia a la oposición)”.
“Están trabajando sobre la rabia y la molestia, esto es manejando el descontento de los problemas no resueltos y ofrecidos en las campañas electorales. Van unos cuantos muertos., unos cuantos heridos. Muchos vehículos públicos muy costosos quemados. Casas de partidos y camaradas quemadas. Calles completamente destruidas. Para llegar a tu casa tienes que dar vueltas y vueltas y más vueltas, pues están tomadas las calles”.
“En los barrios hay absoluta calma, lo de absoluta es que el gobierno nos dice calma, calma, calma, calma, no caigamos en provocación para el carajo: "patria o muerte". guarimbas noche y día. Pero lo mejor, lo extraordinario, lo nunca imaginado, lo que supera toda la teoría política y en especial supera completamente al marxismo, es que desde puestos claves de dirección se anuncia ir a las urbanizaciones mas elegantes de caracas, donde vive la muy alta burguesía apartida, óigase bien, para hablar con ellos para que vuelva la paz y el sosiego al país, porque “todos somos hijos de dios, somos hermanos y podemos entendernos”.
“Extraordinario... haremos el socialismo... con la alta burguesía... con Cisneros, Boulton, Mendoza, etc., etc. maravilloso... viva el socialismo-burguesismo-imperialismo. No hay pues lucha de clases. Todos somos iguales y se trata de pequeñas equivocaciones. El fascismo no es un producto histórico, sino un simple mal entendido de algunos que están con dolor de cabeza... hablando con ellos... se arregla el problema. Los paramilitares de Uribe, acechan, el imperialismo se mueve. Santos y el de Panamá nos acorralan y todavía estamos hablando de dialogar con la alta burguesía e incluso con Obama... ”.
Palabras conmovedoras, sobretodo por su procedencia.
Creo con este camarada que en Venezuela se ha fabricado con mucha meticulosidad y desde hace tiempo una corriente fascista que ha logrado instalarse en una franja no mayoritaria, pero si importante de la sociedad: las facciones más poderosas de la gran burguesía y sus relacionados/as, capas medias racistas, estudiantes hijos/as de la burguesía alta y mediana, jóvenes fanatizados, sectores desclasados (lúmpenes), delincuentes de diversas matrices sociales y para-militarismo colombiano...
Esto ha sido factura de la inteligencia político militar y los “tanques pensantes” gringos, israelíes, colombianos y venezolanos, que han logrado potenciar ideas racistas, estimular el odio contra la fuerzas del campo popular que estigmatizan como “chusma”, sin haber sido debida y oportunamente contrarrestado.
Odio de una burguesía parasitaria, frenética por reconquistar por cualquier medio la jugosa renta petrolera que el proceso de cambios sociales le arrebató; odio contra la pobrecía negra mulata, samba e indígena, que ese proceso reivindicó.
Odio a Chávez y al chavismo que políticamente la ha representado.
Rabia violenta que engarza con el descontento y la incertidumbre que la guerra económica y mediática, promovida ellos mismos, genera en los sectores populares e intermedios menos politizada o menos concientes de la sociedad. Que engarzan también con el descontento que en el chavismo popular han generado los propios errores y deformaciones del proceso bolivariano (burocratización, corrupción, privilegios ineficiencia, rentismo petrolero a ultranza, tolerancias excesivas y vacilaciones cuando se torna imperiosa su radicalización...).
Odio de un imperialismo senil (con Bush o con Obama), guerrerista, destructivo, fascistoide... afectado por la peor crisis de su historia, sediento de petróleo, litio, de uranio, oro, níquel, aluminio, biodiversidad, territorios estratégicos. Incubado, generado, inculcado y transmitido, con especial esmero, a nuevas generaciones formadas en colegios y universidades propias y de sus aliados, y a través de sus poderosos medios masivos y los de la gran burguesía local.
Escuela societal burguesa de rabia neofascista alimentada por el miedo a la revolución socialista, al poder popular y comunal, al poder del pobretariado criollo... que a cada rato asoma y decae, que amaga pero no da con la debida contundencia.
Revolución y amor
Las revoluciones deben construir amor, paz, convivencia, concordia. Pero el fascismo no entiende de eso, no acepta diálogos, distensión, acuerdos, no entiende de igualdad, justicia, hermandad y abrazos.
Eso pasa con Leopoldo López, con Henrique Capriles y comparsa. Pasa con la cúpula de FEDECAMARAS.
Pasa incluso con los líderes estudiantiles ganados por el fascismo y alimentados por el imperio. No son instrumentos rescatables. Son actores fascistas.
Cualquier pacto pacificador con ellos es ilusorio; cualquier llamado a la concordia y a la paz, resulta tonto.
Cualquier receso temporal de su parte, será para recobrar bríos y volver a la carga con brutalidad renovada
En Venezuela estamos frente a un choque crucial, frente a un punto elevadísimo de la lucha de clase y de la confrontación capital-trabajo, de las liberaciones y opresiones; un choque inevitable –salvo en caso de rendición más o menos vergonzosa- en el que una de las dos partes habrá de ser derrotada y otra habrá de imponerse.
La confrontación es inevitable para que reine la paz, una de las dos paz: la de los cementerios y la muerte de la libertad, o la del poder proletario-popular-comunal emancipador.
Los/as revolucionarios/as socialistas debemos apostar a la derrota del fascismo, que ya arrastra a toda las derechas e incluso inhibe el centro-derecha y al centro político venezolano; apostar a su derrota política con un gran contragolpe de pueblo civil y pueblo uniformado, que lo arrincone, le quite sustento y lo disuelva. Posible por demás si se rearticulan fuerzas de vanguardias con esa vocación.
Eso es impensable sin sacar a las huestes fascistas de los territorios tomados, sin contrarrestar su insolencia, sin quitarle sus fuentes materiales y comunicacionales, sin confiscarles sus capitales, empresas, resortes y poderes que lo nutren, sin aplicarle todo el peso del poder popular; comenzando por hacerlo contra los factores más vinculados a la promoción del nazi-racismo, la guerra económica y la guerra mediática; decantando lo peor para darle duro.
Eso tiene riegos, pero es mejor correrlos antes que hacer las veces de tontos/as permitiendo que progrese el camino hacia la ingobernabilidad sin respuestas contundentes y renovadoras de esperanzas populares.
Nunca en la historia la rabia destructiva ha sido vencida con besos, fraternidades y posiciones compasivas. Otra cosa fuera en Venezuela si a raíz de aquel derrotado golpe abrileño, no vencido precisamente con amores y discursos persuasivos, sus autores y sus poderes económicos e ideológicos hubieran recibido, en lugar del perdón, su merecido. Ya desde entonces se estaba incubando este engendro socio-político-cultural que debería ser cortado de raíz.
Narciso Isa Conde
Tomado de http://www.argenpress.info
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